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Hay películas que son parte de la historia del cine, y “Tiburón” es una de ellas. Motivos hay más que suficientes para afirmar esto, pero con tres será bastante para cerrar el debate: supuso la consagración definitiva del joven director Steven Spielberg, asentó los cimientos del cine de genéro con una inusitada mezcla de terror y suspense, y convirtió a John Williams en el mejor compositor de bandas sonoras del siglo XX. Tres, pero podrían ser treinta.

Dirigida en 1975 por Steven Spielberg, a partir de un guión de Peter Benchley y Carl Gottlieb adaptando una novela del primero, protagonizada por Roy Scheider, Robert Shaw, Richard Dreyfuss y Lorraine Gary, “Tiburón” (“Jaws“) nos contaba como un enorme tiburón blanco ataca a varias personas en la costa de Amity Island, un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra y, por temor a los nefastos efectos que este hecho podría tener sobre el negocio turístico, el alcalde se niega a cerrar las playas y a difundir la noticia. Pero cuando un nuevo ataque del tiburón termina con la vida de un bañista y el terror se apodera de todos los habitantes, un veterano cazador de tiburones, un oceanógrafo y el jefe de la policía local se embarcan en una peligrosa misión para eliminar al depredador marino que amenaza la vida de los residentes y turistas de la zona.

La premisa de la película era sencilla y obvia (crear tensión en el espectador sin mostrar demasiado al tiburón), cosa que dió lugar a montones y montones de secuelas (tres oficiales: “Tiburón 2” en 1978, “El gran tiburón” en 1983 y “Tiburón, la venganza” en 1987), imitaciones y copias baratas cona tiburones, cocodrilos, pirañas y un montón de animales diferentes. De hecho podríamos decir que llegó a crear un subgénero del cine de suspense, al que se ha llamado ‘sharksploitation‘. Pese a ello, ninguna de las películas que se han inspirado en “Tiburón“, directa o indirectamente, se ha acercado remotamente a la calidad de la película de Spielberg.

La historia cuenta que el rodaje estuvo marcado por los problemas técnicos y las averías del tiburón mecánico, apodado ‘Bruce‘, cosa que obligó a Steven Spielberg a ser creativo y sugerir la presencia del tiburón más que mostrarlo explícitamente. Esa es justamente una de las claves de la película, uno de sus puntos fuertes, que es evidente que contó con la ayuda de la extraordinaria banda sonora de John Williams y su mítica partitura de dos notas.

La película es, en resumen, una clase magistral de cine de la mano de un joven de apenas 27 años que poco tiempo después iba a convertirse en el Rey Midas de Hollywood. Una capacidad para marcar el ritmo de la función y gestionar la tensión en los espectadores. Ganó tres premios Oscar (mejor montaje, mejor banda sonora y mejor sonido), además de ser nominada para el premio principal en la categoría de mejor película (premio que se llevó “Alguien voló sobre el nido del cuco“). Las cifras de recaudación ayudaron a convertir la película en un mito: costó 9 millores de dólares y recaudó casi 500.

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