En Santa Clarita Diet, Joel (Timothy Olyphant) y Sheila (Drew Barrymore) son un matrimonio que comparte la profesión de agentes inmobiliarios y llevan una vida insatisfecha en Santa Clarita, una pequeña ciudad a las afueras de Los Ángeles. Su vida transcurre con normalidad junto a su hija adolescente Abby (Liv Hewson), hasta que Sheila sufre un cambio dramático que provoca que la familia entre en un espiral de muerte y destrucción… pero de forma positiva.
Retomando la historia justo donde se quedó en la temporada anterior, esta nueva entrega de Santa Clarita Diet presenta a la familia Hammond intentando adaptarse al estado “no muerto” de Sheila, aunque ella sigue intentando desesperadamente mantener su estilo de vida y que no la definan como un monstruo más. Desafortunadamente, mientras que la familia se ha convertido en una experta en asesinatos, el número de personas desaparecidas en Santa Clarita empieza a aumentar y no pasa desapercibido. La familia Hammond está intentando encontrar la fuente del virus para que puedan evitar que se propague y salvar a la humanidad, lo cual parece importante. Entre todo esto, Sheila y Joel mantienen los pies en la tierra gracias a su amor incondicional. El hecho de estar “no muerto”, o amar a alguien que lo esté, no siempre es fácil pero, ¿acaso no todas las relaciones tienen sus propios retos?
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…