Fandogamia Editorial nos sorprendió al anunciar la publicación de Rosas que nacen del pandemonio, de Nami Sasou, un manga que rinde homenaje a las asistentas que ayudaban en la producción de manga en los años 70/80.

Rosas que nacen del pandemonioRosas que nacen del pandemonioRosas que nacen del pandemonio
Autora: Nami Sasou
Páginas: 180
21 x 14,85 cm.
Precio: 12,00 euros

¡¡Las crónicas de una asistente de manga shōjo en los años 70!

El pandemonio es en lo que se convierte el estudio o lugar de trabajo donde se hace manga luchando contra la fecha de entrega, cuando la autora y sus asistentes trabajan noche y día para terminar la obra. Donde nacen, como si de bellas rosas se tratara, las obras maestras del manga shōjo.

Suzue Miuchi, Fusako Kuramochi, Minori Kimura, Jun Mihara, Ryōko Yamagishi, etc… son las leyendas que trajeron al mundo incontables y famosísimas obras de manga shojo y, bajo su auspicio, una entonces joven asistente vivió en sus carnes experiencias de valor incalculable que ahora detalla en este manga de ensayo.

El shojo, posiblemente, sea uno de los géneros de manga que menos me gustan, pero eso no quita para que os aseguro que he disfrutado muchísimo con la lectura de Rosas que nacen del pandemonio, que no es otra cosa que el típico “crunch” que habéis oído del mundo del videojuego, jornadas maratonianas de trabajo hasta la más pura extenuación con tal de sacar adelante el videojuego o, en este caso, el número correspondiente de la serie de manga correspondiente.

¿Pero los mangas no los realizaban única y exclusivamente sus autores?

Pues, grosso modo, no. Aunque ellos crean la historia, abocetan, etc, tienen una serie de ayudantes que les ayudan a rellenar negros, realizar fondos, dibujar multitudes, etc, y es que los mangas son mucho más complejos de lo que pensamos y, además, tienen una periodicidad tiránica, como bien nos demuestra Rosas que nacen del pandemonio (los yanquis le ponen “crunch” a esos periodos de explotación laboral inhumana y los japoneses te salen con algo tan poético como el pandemonio…) esa práctica ya existía mucho antes, con un claro exponente en el mundo del manga, y es que la periodicidad de las revistas y la popularidad de algunas series forzaba este tipo de situaciones en las que las autoras (mayoritariamente) se veían obligadas a contratar a varias asistentes para que completasen el número de esa semana y llegasen a tiempo para la fecha de entrega.

Nuestra protagonista es Naoko Sasao, con el tiempo cambiaría si seudónimo a Nami Sasou, y en este manga nos irá narrando su camino en el mundo del manga y especialmente su experiencia como asistente de maestras de manga hasta que, eventualmente, cogerá la suficiente confianza como para publicar sus propios mangas y convertirse en una maestra que salió de su retiro para publicar Rosas que nacen del pandemonio.

Como decía antes no es que yo sea un gran amante del soho, en realidad es un género que no soporto porque siempre he sido muy vergonzoso y leer este tipo de manga siempre me ha provocado vergüenza ajena. No pasa nada, no soy el público al que está destinado pero sí encuentro interesante, mucho, descubrir cómo se hacían estos mangas y más en la época de oro que vivió el soho durante los años que se reflejan aquí. Es muy interesante ver el proceso de aprendizaje sí, y también la explotación que sufrían estas autoras.

Gráficamente el estilo de Naoko Sasao es muy agradable a la vista, se me hace muy clásico y luce fantásticamente aun cuando Nakao es capaz de cambiar su estilo para asemejar al de otras autoras, pero es un estilo ideal para la narración.

No quiero ni pensar lo que habrá sufrido el traductor de Rosas que nacen del pandemonio, y es que hay un montón de series a las que referenciar, pero el trabajo es impecable en todos los aspectos, como siempre sucede con Fandogamia.

En definitiva, aquellos lectores que deseen saber más sobre el proceso de creación de un manga sin duda disfrutarán de Rosas que nacen del pandemonio e imagino que también lo disfrutarán los lectores de soho. A mí sólo me interesaba por la creación del manga y lo cierto es que he disfrutado mucho de la lectura.