El Instituto Ravencroft nos ofrece un recorrido por el lado más oscuro y siniestro del Universo Marvel. Panini Cómics ha recopilado en un solo libro los cómics que vertebran la extraña historia acaecida en este “hogar de los dementes” que ahora cumple treinta años desde su creación.
¡El Instituto Ravencroft abre de nuevo sus puertas! El instituto para criminales dementes del Universo Marvel está listo para acoger nuevos pacientes, con un nuevo equipo dirigido por John Jameson, en un intento de expiar sus pecados del pasado. Pero el nuevo Ravencroft no aplacará a los villanos mentalmente inestables del Universo Marvel… ¡Intensificará su locura!
Fue en julio de 1991, en “Spectacular Spider-Man #178“, cuando por primera vez se nos presentó el Instituto Ravencroft, donde la Doctora Ashley Kafka trataba a la Alimaña en unas historias que precedían a la inolvidable saga “El niño que llevas dentro“, con el hijo de Norman Osborn, Harry, dando la tabarra al Trepamuros.
“Ravencroft: Instituto Psiquiátrico para Criminales” recopila tres especiales de un único número, los dedicados a Matanza, Dientes de Sable y Drácula, con fecha de portada de marzo de 2020, y la miniserie de cinco números de cadencia mensual, pero que por culpa de la dichosa pandemia demoró su salida en su quinto número cinco meses del ala. Los presentes acontecimientos enlazan con los hechos narrados en la miniserie “Matanza Absoluta“, por lo que es muy recomendable haberla leído, ya que aquí la referencian unas cuantas veces. De cualquier forma, si uno no es fan del malvado simbiote rojo, puede acercarse a Ravencroft sin problemas, ya que la miniserie tiene entidad propia.
La historia arranca con grúas y excavadoras demoliendo los restos destrozados del instituto psiquiátrico. Esto sucedió cuando Cletus Kasady controlaba el culto que adoraba a Knull y usó a Jameson hijo (el hombre lobo) para asesinar a los guardias y así reclamar el asilo como su base para el culto. A continuación, resucitó al Demogoblin y los rituales habrían continuado de no ser porque Masacre, involuntariamente, quemó el asilo hasta sus cimientos. Ahora, Misty Knight y el apesadumbrado Jameson hijo presencian las obras de retirada de escombros, cuando hace su aparición el alcalde de Nueva York Wilson Fisk, Kingpin, muy interesado en remodelar el lugar.
Los especiales nos cuentan la historia de Ravencroft desde su origen, a principios del siglo XV, con una tribu indígena prendiendo la mecha, hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial, con el Capi, Bucky y Drácula viviendo sus experiencias en el instituto. Mientras, en la época actual, Knight, Fisk, Jameson y el mismísmo Reed Richards desentrañan sus secretos internándose en estancias subterráneas del edificio que han quedado intactas a la destrucción.
“Ruins of Ravencroft: Carnage One-shot“, “Ruins of Ravencroft: Sabretooth One-shot” y “Ruins of Ravencroft: Dracula One-shot“, constituyen lo mejor de este tomo, relatando historias verdaderamente terroríficas, y reescribiendo la continuidad de personajes como Dientes de Sable, el Capitán América, El Caballero Negro, Lobezno, el Barón Sangre, y muchos otros, que son usados sabiamente en la narración por el guionista, Frank Tieri. Además, encontramos cameos y homenajes a lo largo de la historia que nos dan un aliciente más para disfrutar de este cómic. La parte gráfica tiene acento europeo, pues el artista vasco Ángel Unzueta dibuja el toda la parte moderna y buena parte de la serie limitada. Dibujantes como Guiu Villanova, Guillermo Sanna y Stefano Landini, se encargan de los hechos pasados y todos lo hacen con un estilo que encaja a la perfección con el tono de esta serie. En la mini, un tal José Luis y el entintador Scott Hanna ayudan con los dibujos en los dos primeros números.
Los especiales cierran su turno con Ravencroft remodelado y siendo ocupado por una serie de criminales desquiciados, en un encomiable ejercicio de arqueología de Frank Tieri, que ha encontrado los más retorcidos villanos de La Casa de las Ideas. Si bien, la miniserie tiene sus altibajos, constituye un entretenimiento mayúsculo, aunque palidece en comparación con los especiales. La historia es poco creíble, y se usa un catálogo de personajes para rellenar que no encajan del todo en la trama y que dan lugar a situaciones muy rebuscadas. El principal ejemplo es el uso de Frank Castle, el Castigador, que ni físicamente ni en actitud, recuerdan al de siempre. El instituto parece más una cárcel sofisticada, que un lugar para dementes y los monstruosos seres que protagonizan la trama no cuajan, ni dan el miedo que deberían dar. Es probable que la historia continúe en futuras miniseries, o en alguna serie en curso, por cómo acaba el tema.
“Ravencroft” ofrece entretenimiento suficiente para no defraudar al seguidor marvelita. Las comparaciones son odiosas, pero la Distinguida Competencia gana por goleada con su Arkham Asylum a esta prisión de máxima (o mínima) seguridad que es Ravencroft, en un intento de Marvel Comics de crear su propia franquicia terrorífica, que en los setenta rozó la excelencia con zombis, vampiros y tantos otros monstruos.
Las portadas de Kyle Hotz son tremebundas y algunas de las cubiertas alternativas, publicadas a menor tamaño, tampoco están mal. El tomo se presenta en tapa blanda y con los artículos de rigor, que siempre mejoran la experiencia de la lectura de estos cómics tan imbricados en la continuidad del Universo Marvel.
Ravencroft: Instituto Psiquiátrico para Criminales.
Autores: Ángel Unzueta, Frank Tieri, Stefano Landini, Guillermo Sanna y Guiu Vilanova
Edición original: “Ruins of Ravencroft” specials y “Ravencroft” núms. 1 a 5
Fecha de publicación: Diciembre de 2020
ISBN: 9788413345338
Formato: 17x26cm. Tomo en tapa blanda. Color
Páginas: 208
Precio: 18,95 euros
Pues de empatía con las pelis de zombies entre 0 y nada, así que hice bien en no verla. Y…