Quebec, años 60. Sylvette y Anglomard dan la bienvenida a su decimocuarto hijo, Aline. En esta familia modesta, donde la música suena a todas horas, Aline se interesa rápidamente por el canto. Años después, cuando un productor descubre su voz dorada, empieza a trabajar con ella con un claro objetivo: convertirla en la mejor cantante del mundo.