Muchos lectores de literatura fantástica tienen un enorme hueco en su interés por este género, en concreto ubicado alrededor de los años 60, 70 y 80, entre “El Señor de los Anillos” y George R.R. Martin, con contadas excepciones que incluyen los trabajos de Weis y Hickman o de R.A. Salvatore. Nombres como Roger Zelazny, Fritz Lieber o Ursula K. LeGuin merecen mayor reconocimiento del que reciben en nuestro país, y que La Factoría de Ideas publique “Dilvish, el Maldito” es un primer paso.

image1Hace cientos de años, Dilvish, mitad elfo mitad humano, interrumpió al peligroso mago oscuro Jelerak en pleno ritual mágico. Semejante atrevimiento le valió el peor de los castigos: su cuerpo fue convertido en piedra y su alma condenada al infierno.
La estatua resultante se colocó en la plaza de una ciudad que, tiempo atrás, Dilvish había salvado de ser conquistada. Cuando los habitantes de Portaroy vuelven a necesitar la ayuda de su héroe, hacen todo lo posible por rescatarlo del infierno en el que está retenido. Al volver al mundo de los vivos, lo hace acompañado de Black, una demoníaca montura con cuerpo de metal, y de una cegadora sed de venganza… pero parece que el destino tiene otros planes para él.

En nuestro país el interés por la literatura fantástica y la ciencia-ficción es escaso. Quizás haber sido señalados como géneros menores dentro del noble arte de la literatura los han convertido en meros entretenimientos residuales para adolescentes y soñadores, y han quedado alejados de las tertulias de los cultos, de las conversaciones de los literatos y del interés de los académicos. Craso error, sin duda, pero al que poco se puede hacer hoy para corregir y rectificar salvo poner paños calientes, quejarnos amargamente por la injusticia y salir en busca de esos clásicos denostados que merecen ser recuperados. Aquí merece la pena reseñar la labor de la extinta editorial Martínez Roca y su exquisita colección Fantasy, que incluía obras de autores tan destacados como Robert E. Howard, Michael Moorcock, Robert Silverberg, L. Sprague de Camp, Theodore Sturgeon, Lord Dunsany, Steven Brust, Fritz Leiber o Roger Zelazny, el autor sobre el que estamos escribiendo, del cual vieron la luz dos libros en esa cuidada selección de la editorial: “Dilvish, el Maldito” y “La Tierra Cambiante”.
La edición de “Dilvish, el Maldito” de la Factoría de Ideas recopila diez historias cortas autoconclusivas, pero con un hilo argumental común, del elfo maldito Dilvish y su fiel montura mágica Black: “Una ciudad dividida” (“A City Divided”, de 1982), “Un caballero para Merytha” (“A Knight for Merytha”, de 1967), “El diablo y la bailarina” (“Devil and the Dancer”, de 1982), “Dilvish, el maldito” (“Dilvish, the Damned”, de 1982), “Travesía a Dilfar” (“Passage to Dilfar”, de 1965), “Campanas de Shoredan” (“The Bells of Shoredan”, de 1966), “La canción de Thelinde” (“Thelinde’s Song”, de 1965), “Los pasajes de Aache” (“The Places of Aache”, de 1980), “La bestia blanca” (“The White Beast”, de 1979) y “Torre de hielo” (“Tower of Ice”, de 1981). Son las mismas historias que publicó Martínez Roca en su momento, entre las que no se incluye la conclusión “La Tierra Cambiante”. En concreto “La Tierra Cambiante” (“The Changing Land”) era la apasionante conclusión de “Dilvish, el Maldito” pero, en realidad, estuvo escrita antes que el primer libro. La calurosa acogida que obtuvo “La Tierra Cambiante” cuando se publicó, a principios de los años 80, animó Zelazny a escribir más relatos sobre el periplo de Dilvish y Black en busca del hechicero Jelerak, el responsable de la estancia del semielfo en los abismos infernales.

En los libros de historia de la literatura, en aquellos ínfimos capítulos dedicados a esos géneros injustamente clasificados como menores como son la ciencia-ficción y la fantasía, no puede ni debe faltar Roger Joseph Zelazny (13 de mayo de 1937 – 14 de junio de 1995), un escritor norteamericano que alcanzó el cénit creativo de su obra en los años 70 y que luce un palmarés con la nada desdeñable cifra de seis premios Hugo, los Óscars de la literatura de ciencia-ficción. Todavía hoy, más de quince años después de su muerte, sigue siendo aclamado por la crítica como uno de los mejores autores de la literatura fantástica anglosajona del siglo XX, con obras tan esenciales del género como “El Señor de la Luz”, la serie de Ámbar, “Deus Irae” a cuatro manos con Philip K. Dick o “Tú, el Inmortal”.
Nacido en Cleveland, en el estado norteamericano de Ohio, hijo único de Josephine Zelazny y el emigrante polaco Joseph Frank Zelazny, se graduó con un Master in Arts en 1962 en la Universidad de Columbia de Nueva York y desde entonces dedicó su talento a la escritura, donde destacó enseguida por sus mundos mágicos y los seres sobrenaturales que los poblaban. En el transcurso de muy pocos años su nombre se hizo merecedor de una enorme reputación en el terreno de la ciencia-ficción, llegando a ganar dos premios Hugo de novela consecutivos (por “Tú, el Inmortal” y “El Señor de la Luz”) pero la popularidad le llegó sobretodo en el campo de la fantasía. La lista de premios, además de los dos Hugo mencionados, es envidiable: en 1965 premio Nebula por la novela corta “He Who Shapes”, en 1976 premio Nebula por el relato “The Doors of His Face, The Lamps of His Mouth”, en 1975 los premios Hugo y Nebula por la novela corta “Home is the Hanaman”, en 1982 los premios Hugo y Locus Award por “Unicorn Variations”,… Y en el año 2010 fue incluido en el Salón de la Fama de la ciencia-ficción de manera póstuma.

“Dilvish, el Maldito” (“Dilvish the Damned”) es una recopilación de varias historias del semielfo Dilvish, un héroe de la ciudad de Portaroy que cientos de años atrás interrumpió un ritual mágico del malvado hechicero Jelerak y éste le castigó con una terrible maldición: su cuerpo fue convertido en piedra y su alma condenada al infierno.
Tras volver al mundo de los vivos, al renacido Dilvish solamente le mueve la sed de venganza contra aquel que lo condenó a cien años de torturas en los abismos infernales y, junto a una demoníaca montura con cuerpo de metal llamada Black, dedica todos sus esfuerzos a encontrar a Jelerak y acabar con su vida. Pero el destino se interpondrá constantemente en su camino, presentando a su paso nuevos retos, nuevas aventuras y nuevos enemigos, que retrasarán su misión vengativa pero le permitirán recuperar la humanidad perdida durante su largo encierro.
Cada una de las diez historias de Roger J. Zelazny que se presenta en el volumen nos presentan a Dilvish y Black en busca de Jelerak, de alguna pista que les desvele su paradero, pero siempre aparece algún acontecimiento inesperado que les desvía de su misión principal: una bella damisela en apuros, un hombre desesperado que se quiere suicidar, un altar antiguo donde dejar una ofrenda,… Semillas que sirven a Zelazny, con una prosa seca y directa, sin ornamento ni arabescos, parca en adjetivos, para presentarnos a los personajes, su pasado y sus motivaciones, profundizar en el frío Dilvish y los sentimientos humanos que aún permanecen bajo la negra armadura del paladín atormentado o en los secretos del caballo de hierro Black y su misteriosa identidad. Todas ellas comparten el mismo hilo conductor, la caza de un Jelerak que solamente aparece en un par de historias (en la primera, que presenta al personaje, y en la “Torre de hielo”, donde se enfrenta con otro hechicero en un combate de magia), y que queda inconclusa… ¿a la espera de la futura publicación de “La Tierra Cambiante”?

“Dilvish, el Maldito” es una obra muy recomendable. Divertida, desenfadada, con toques de ironía, con un estilo muy alejado de la literatura fantástica que está de moda ahora, tan grandilocuente, tan épica, tan compleja. La obra de Zelazny es sencilla, de lectura fácil y rápida. Las escenas de lucha son ágiles y muy bien narradas, los diálogos cortos y directos, y con un par de pinceladas es capaz de dibujarnos con nitidez el escenario y los personajes. Espadas, armaduras, brujos, vampiros, demonios,… Elementos clásicos del género que nos demuestran que no es necesario inventar ni innovar para alcanzar la excelencia. La maestría de su autor consigue mantener la verosimilitud de sus personajes, de los protagonistas y de todos sus secundarios. No necesita más. Y es que Zelazny es uno de los maestros del género, una influencia directa sobre algunos de los escritores más admirados de la actualidad (innegable, por ejemplo, su aportación al trabajo del polaco Andrezj Sapkowski), autor de una época un poco ignorada y olvidada pero que muchos añoramos con nostalgia y que es obligatorio recuperar.

Dilvish, el Maldito.
Autor: Roger Zelazny
Editorial: La Factoría de Ideas
Colección: Solaris Fantasía
Título Original: “Dilvish the Damned”
Fecha Publicación: Junio del 2011
ISBN: 9788498007022
Formato: Rústica con solapas
Páginas: 288
Precio: 20,95 euros