Rescatamos del olvido el libro de debut de Steve Redwwod: “El Pescador de Demonios“, una sátira sobre las religiones, y especialmente sobre la católica, en la que veremos cómo fue la creación del Edén, los problemas que le causó a Dios, y cómo San Pedro intenta evitar el Juicio Final.

 

EL PESCADOR DE DEMONIOS
Steve Redwood
Trad. Frank Schleper
El Tercer Nombre
Madrid
2008. 
383 pp.
19 €
Principio de los tiempos. Dios crea la Tierra, los animales, las plantas? y el Hombre. ¡Craso error! Este hombre resulta ser un plasta insoportable. Así que Dios crea a la Mujer para compensar. Y la hace tan perfecta que todos los seres la adoran. Todos menos uno: Adán. Cuando Satán llega al Edén se enamora también de Eva, y engaña a Dios para que acepte un pacto por el que las almas de aquellos que le desobedezcan vayan al Infierno. El pacto pasa factura, y aunque Dios evita mediante un truco diabólico que la propia Eva vaya al Infierno, su auto-estima queda rota y se retira a la Nube de lo Nebuloso.

Pasan las eternidades y el Cielo se ha convertido en el feudo de los enemigos acérrimos de San Pedro, quien ha estado amañando el Juicio Final con fines secretos. Huye del Cielo y se dirige al Infierno unos días antes del Apocalipsis con una misión oculta: engañar al mismísimo Diablo para evitar su propia condena. Pero hay alguien que conoce sus planes? La acción se desarrolla de una forma trepidante, con un Satán chamuscado y malherido, pero magnífico y desafiante, colgado de Eva; un San Pedro desaliñado, amargado y rebelde; un San Jorge con dos dedos de frente y majareta; las serpientes del Edén; un Santo Bebé demente; una Virgen con un secreto estremecedor; y un largo etcétera de ángeles, demonios y monstruos insólitos, todos, incluida la Bestia, con sus propios sueños, hasta que llegue la batalla final que cambiará para siempre el Más Allá.

Tras la lectura de las otras dos obras posteriores de Steve Redwood; ¿Quién necesita a Cleopatra? y de Los pingüinos también se ahogan estábamos deseando poder leer El Pescador de Demonios, obra con la que debutó en España y de la que habíamos oído no pocas cosas buenas, gracias al autor conseguimos un ejemplar que devoramos con ansía y una sonrisa en los labios sabedores de estar saboreando un manjar tan sólo a la altura de autores como Terry Pratchett.

Porque el principal elemento de El Pescador de Demonios, aparte de demostrarnos que Steve es un romántico por mucho que lo quiera disimular,  es el humor con el que el escritor afronta la tarea de contarnos la verdad sobre la creación del Edén (impagables Adán, la serpiente o la sardina) y cómo San Pedro luchará, antes de la llegada del año 2000, por evitar el Juicio Final, y es que en el Cielo ha habido una lucha política que tiene a todos alborotados, motivo por el que acudirá al Infierno, a reunirse con un Satán al que Steve dignifica y reivindica en esta obra… (ya me puedo imaginar a algún lector ultracatólico, si es que tenemos alguno de esos, tirándose de los pelos). No os dejéis engañar, estamos ante una sátira muy divertida, una historia que hay que afrontar con el espíritu de pasar un muy buen rato.

Steve Redwood pose un gran sentido del humor, no hay más leer ; ¿Quién necesita a Cleopatra? o Los pingüinos también se ahogan para ver cómo derrocha un sentido del humor británico que nos recuerda a Terry Pratchett y a los Monty Python, un sentido del humor que valoramos mucho en Vía News y que ha conseguido que nos declaremos fans de Steve Redwood, si a esto le sumas que hay cierto elemento socarrón contra la religión católica… en fin, miel sobre hojuelas.

Naturalmente el texto no es tan redondo como sus otras obras, no en vano los dos títulos posteriores son relatos cortos, con o sin nexo común en cada libro, y en este se aborda una narración (casi dos)  completa de los hechos con una elipsis de miles de años. Aún así atesora la calidad suficiente como para que fuese nominado al British Fantasy Award el año de su publicación en Gran Bretaña. Me quedo con su ¿Quién necesita a Cleopatra? Aunque El Pescador de Demonios me ha dejado muy  satisfecho. Estoy deseando leer el próximo libro de Steve para ver si continua la racha de buenos libros con ese humor suyo que tanto me gusta.