Clásico del cine de suspense en el que el expresionismo alemán con el que se formó estilísticamente Robert Siodmak le permite crear una atmósfera inquietante a partir de una gran casa donde una muchacha muda a causa de un trauma es acechada por un asesino.

 

 

 

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Título original: “The spiral staircase”

Género: suspense, terror

Guión: Mel Dinelli basado en la novela de Ethel Lina White

Reparto: Dorothy McGuire (Helen), George Brent (Profesor Warren), Ethel Barrymore (Señora Warren), Ken Smith (Doctor Parry), Rhonda Fleming (Blanche), Gordon Oliver (Steven Warren), Elsa Lanchester (Mrs Oates)

Productor: Dore Schary

Música: Roy Webb

Fotografía: Nicholas Musuraca

Montaje: Harry Gerstad, Harry Marker

 


 

Interesante como producto de suspense para cualquier noche cerrada lluviosa gracias a su potente juego de luces y sombras y su fascinante blanco y negro. Quizás no de miedo superadas ciertas edades, pero no es eso lo que interesa sino la forma en que el argumento penetra en la inquietante amenaza que sufre la protagonista.

 

 

 

Hoy vista su capacidad para aterrorizar no es tan grande como lo fue en su día puesto que ha sido superada por muchos títulos posteriores, pero como sucede con cualquier clásico, esta película es importante por lo mucho que ha influido en el cine posterior y por el impacto que tuvo en su momento.

 

Realmente se trata de una película criminal, con un asesino en serie que pulula por el argumento y del que conocemos únicamente su mirada insana, pero no su identidad. Cuando se estrenó se hablaba de ella en relación a lo que ya había estrenado Alfred Hitchchock indicando que el director británico no podría haberla hecho mejor.

 

 

 

Lo mejor de la película es sin duda cómo filma Robert Siodmak, cómo juega con la ambientación, como utiliza escenarios, luces, sombras, la lluvia y la tormenta o incluso la interpretación de los personajes para meternos en una situación en la que sabemos que en cualquier momento la protagonista va a verse en peligro.

 

Ya digo que hay películas que logran aterrorizarnos más y otras en las que la atmósfera es tan buena como ésta, pero verla no defrauda y permite asistir a los albores del mejor cine de terror.