Welcome” es una película francesa que fue presentada en la sección Panoramas del Festival de Berlin de 2009 recibiendo el premio del Jurado Ecuménico y el premio Label Europa Cinemas y de ese modo comenzó una carrera comercial no muy destacada pese a que se trata de una de las películas más emotivas del 2009.

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País: Francia.
Duración: 111 min.
Género: Drama.
Interpretación: Vincent Lindon (Simon), Firat Ayverdi (Bilal), Audrey Dana (Marion), Derya Ayverdi (Mina), Thierry Godard (Bruno), Selim Akgül (Zoran), Firat Celik (Koban), Murat Subasi (Mirko), Olivier Rabourdin (teniente de policía), Yannick Renier (Alain).
Guión: Philippe Lioret, Emmanuel Courcol y Olivier Adam.
Producción ejecutiva: Eve Machuel.
Música: Nicola Piovani, Wojciech Kilar y Armand Amar.
Fotografía: Laurent Dailland.
Montaje: Andréa Sedlackova.
Dirección artística: Yves Brover.
Distribuidora: Golem.
Estreno en Francia: 11 Marzo 2009.
Estreno en España: 30 Abril 2010.

Es una pena, pero muchas de películas como ésta (no sólo europeas), pasan desapercibidas por las carteleras sin que les demos una oportunidad, simplemente porque su aparato propagandístico es inferior al de otros títulos con grandes estudios detrás que pueden gastarse un dinero en convencernos de que lo que vamos a ver puede sernos de interés. Claro, uno se deja llevar por esas pistas, y es lógico porque ¿cómo decidir si una película de la que no nos hablan mucho nos puede gustar? Generalmente no nos arriesgamos hasta ese punto, así que pienso que es conveniente hablar de esas películas por si de esa manera se convence a alguien para que las vea.

“Welcome” es una película muy actual, es una de esas películas que te abren los ojos, te sacan de tu rutina y de pronto te hacen pensar en los demás, en gente que convive en tu ciudad, que pasa a tu lado por la calle y que vive mucho peor de lo que ni siquiera imaginas (Ni siquiera se me había pasado por la cabeza que pudiera estar penado ayudar puntualmente a una persona si es inmigrante). Te hace pensar que siendo europeo, viviendo en tu país, con tu familia, en tu casa, teniendo lo básico eres un privilegiado. Trata sobre la inmigración ilegal en Europa y nos cuenta la historia de Bilal, un joven kurdo de diecisiete años que ha llegado andando a Calais (Francia) desde su país y trata de reunirse con su novia, que se ha instalado en Londres con sus padres y también trata sobre la soledad y sobre parejas  rotas porque Simon es profesor de natación y un adulto cuyo matrimonio ha naufragado por lo que debe recomponer su vida.

Evidentemente estamos ante un drama realista y comprometido con problemáticas muy propias de los tiempos que corren, pero es muy importante destacar que el tono que emana de la película no es trágico ni lacrimógeno, no es un dramón (también ayuda a que no lo sea una fotografía que resulta veraz y luminosa de algún modo, que no crea las atmósferas asfixiantes de otras películas similares), aunque los protagonistas pasen por malos momentos. En todo instante los personajes luchan por seguir adelante y se afanan por conseguir lo que quieren y hay algo positivo en todo ello aún cuando los resultados no siempre lo sean y eso envuelve a la película de un halo de veracidad y de esperanza que te atrapa, que te provoca un especial interés de inicio a fin. Por así decirlo, el director nos ahorra el más hondo sufrimiento que puedan haber tenido los personajes y nos los muestra en un estado en el que ya no hay lugar para las lágrimas, el llanto o la autocompasión, sino para la lucha, asumiendo que es difícil que las cosas cambien si no es peleándolas. Bilal y Simon son conscientes de su situación, a menudo la sufren en silencio, pero no derraman una lágrima, sólo siguen adelante y eso irremediablemente nos hace empatizar al máximo con ellos (hay que destacar el magnífico trabajo que hacen Vicent Lindon y Firat Ayverdi, nos hacen sentir que son buenas personas, que merecen la pena, nos llegan).

Me parece excepcional el ritmo narrativo de la película, no existen tiempos muertos aún cuando el director trata de hacernos ver la soledad en la que se encuentran los personajes y la historia va avanzando cargándonos el ánimo de una sensación agridulce que es el poso que queda una vez vista y para lo que la magnífica banda sonora ayuda de manera decisiva.

La impresión final es la de una película conmovedora, necesaria, profundamente emotiva en la que se nos conciencia y a la vez se nos entretiene, en la que somos testigos de problemas muy comunes que pueden sernos cercanos o que podemos vislumbrar no muy lejos y en la que se nos encoge el ánimo pero también  se nos cargan las pilas para seguir adelante.

Una película conmovedora que merece la pena verse porque el cine no sólo es espectáculo, también es conciencia y testimonio humano.