Llegamos al momento final de las nuevas “Secret Wars” con las que Marvel ha decidido darle la vuelta a muchas de sus series. Un cross-over que homenajeaba a su homónimo de hace décadas y en el que Jonathan Hickman y Esad Ribic se han dejado la piel… y nosotros los cuartos.
Secret Wars 9
Edición original: Secret Wars 9 USA
Guión: Jonathan Hickman
Dibujo: Esad Ribic
Portadas: Alex Ross y/o Simone Bianchi
Color: A color
Formato: Comic-book, 48 págs. a color.
3,5 €
El fin de todo y el comienzo de todo. El mayor evento de la historia de Marvel llega a su fin. Cubierta de Alex Ross y cubierta variante disponibles.
Las nuevas Secret Wars han terminado, después de siete meses en los que he disfrutado muchísimo más con los especiales y miniseries que algunos autores de Marvel se han marcado al ritmo que pautaban Jonathan Hickman y Esad Ribic. Así hemos visto miniseries realmente interesantes que, en varios casos, se perpetuarán en el nuevo universo Marvel pero… ¿y la miniserie principal? ¿Secret Wars? Pues la verdad es que la acción acaba en este noveno número pero lo hace de una manera que… no sé, podría decir que hace que te sientas estafado, podría decir que no explica nada o podría decir que es un gran bluf, mucho, y precioso, espectáculo, pero vacío. Lo cierto es que esperaba mucho más de este último número, especialmente tras una saga que iba dejando para “más adelante” la resolución de gran parte de los acertijos que ha ido planteando. Pues bien, hemos llegado a ese “más adelante” y… ¿adivináis? Sí, las explicaciones, el cómo y el porqué quedan… para “más adelante”.
Me he quedado un tanto alucinado tras leer el último número de Secret Wars y comprobar que Jonathan Hickman, una vez más, acaba sin un buen final, comenzó muy bien, con un mundo muy interesante y con un grandísimo potencial que explorar… y no fue más allá. Es una lástima pero es que… sí, vale, hay grandes momentos en este número (a la fuerza, que para algo Esad Ribic es un pedazo de dibujante) pero no hay demasiadas explicaciones, ni sobre cómo cambia todo, ni sobre cómo será el nuevo universo Marvel, ni sobre el futuro de algunos personajes, ni sobre cómo acaba todo realmente, ni…
Vamos, que faltan respuestas, y muchas, que Hickman nos ha dejado con más incógnitas que respuestas antes de partir. Puede que sea una estrategia de marketing… pero la juzgo una estrategia errónea, al menos si el plan era dejarnos con ganas de más. En el balance final con las Secret Wars originales habría que decir que las clásicas son una historia más completa e interesante, mientras que las actuales se apoyan en demasía en otras series como Mundo de Batalla, o las miniseries mencionadas, para contar una historia que, en teoría, debería contenerse en estos 9 números.
No es que el trabajo de Hickman sea malo, pero tampoco está a la altura de lo que inicialmente esperábamos y ni siquiera el contar con un número más ha permitido que la historia se cierre de una forma más correcta. No le quito el mérito de la idea o de habernos divertido tanto a lo largo de estos meses, pero este final es insatisfactorio, por lo falto de respuestas.
Eso sí, si hay un apartado en el que las Secret Wars han brillado con muchísima fuerza ese es el apartado gráfico, con un Esad Ribic colosal que se ha empeñado, página a página, en demostrar lo gran dibujante que es. Y lo ha conseguido, de largo. Espectacular, no me extraña, en absoluto, que su nuevo encargo sea el que es.
En cuanto a la edición de Panini os diría que, por culpa de las Secret Wars, me he vuelto a enganchar a Marvel, así que bien por ese lado, pero entre la portada con tintas metálicas (que, quieras o no, tapa el dibujo de Alex Ross), las portadas múltiples, la publicidad y demás… veo posible que nos pudiésemos haber ahorrado algo de dinerito en el precio de portada, la verdad. Dejando eso aparte la edición es todo lo que se puede pedir, y más.
En definitiva, puede que Secret Wars no tenga el final redondo que se merecía, puede que Marvel haya recurrido a un truco de marketing que nos obliga a adquirir las nuevas series para saber qué ha sucedido y qué va a suceder, pero tampoco negaré que he disfrutado con las ideas de Jonathan Hickman y, especialmente, con el trabajo de Esad Ribic. No es una lectura recomendable para todo el mundo (hay muchas referencias que nadie que no haya seguido el Universo Marvel en los últimos años pillaría) pero… ¡¡cómo me he divertido!!
Muy de acuerdo contigo, los 4 primeros números fueron bestiales, además aumentando la intensidad y las ganas de leer el siguiente, a partir de ahí, hay un par de números de reflexión muy tranquilos, pero cuando esperas que vuelva a subir para llegar al climax, ya no lo hace y se va desinflando hasta ese final ‘blanco’ tan manido por este tipo de situaciones donde todo vuelve a su lugar
Buena situación de partida pero creo que en algún momento, Hickman se quedó sin saber como continuar
Leete el ultimos SW:Mundo de Batalla, la primera historia, que es fiel reflejo de lo que digo en la línea anterior
Será verdad?
Es que me da a mi que Hickman no sabía hacia dónde tirar después… mucho homenaje a las Secret Wars clásicas y se le olvida que en estas PASARON COSAS, no sé, las SW clásicas tuvieron repercusiones dentro de la propia maxiserie, aquí… no, y el ridículo enfrentamiento final, de verdad, si esto hubiese sido una historia de Los 4F hubiese significado algo más, ni siquiera Richards tiene protagonismo, lo tienen Muerte, y de refilón, y Valeria. Además, después del cambio de poder… ¿de repente son ellos mismos? Susan es Susan?
En fin, que Hickman, como siempre, se desinfla de una forma que… menos mal que se va de Marvel, se le dan mejor los proyectos propios.
Aún no los tengo… y dudo que los compre. Eso sí, DOCTOR EXTRAÑO, moooola