Conocimos a Raowl hace un año y desde el primer día nos sedujo con su particular forma de ser, honesto, simple y directo. Una bestia oculta en el cuerpo de un príncipe azul que buscaba a su princesa encantada. Con las ideas claras y un buen tortazo siempre preparado para aquellos que se cruzan en su camino con malas intenciones. ¡Nos alegramos de su regreso!
Cuando Raowl se encuentra por primera vez con Piel de asno, la princesa apestosa, está luchando contra los cazarrecompensas en lo profundo del bosque, donde se refugió para escapar de estos cazadores enviados por su padre que, al no querer casarse, simplemente le gustaría hacerla tomar un baño. Mientras tanto, en el castillo, una nueva reina impone la dictadura de la higiene en todo el reino.
Tendremos que enfrentarnos a esta bruja maníaca de la limpieza. Siempre al servicio de las princesas en apuros, incluso de aquellas que apestan.
Un año después de “Raowl: La Bella y el Feo” el príncipe Raowl regresa a las librerías con una nueva dosis de sus divertidísimas aventuras. La primera vez que lo conocimos nos sorprendió gratamente su forma de ser, aunque no se ajustaba para nada a la imagen idealizada de los príncipes de los cuentos. No es un convencional y aburrido príncipe de cuentos de hadas sino todo lo contrario: una bestia oronda con cara de perro, feo, bruto y desgarbado. Un personaje duro por fuera y blando por dentro, que busca desesperadamente a que una hermosa princesa le dé “un besito” mientras con su espada hace añicos a todos los monstruos que se cruzan en su camino. Un príncipe peculiar, pero muy divertido.
“Raowl 2: Piel de asno, la princesa que apesta” (“Raowl 2: Peau d Âne la princesse qui pue“) del francés Frédéric Thébault ‘Tebo’, publicada originalmente en la revista “Spirou“, en forma de álbum en francés por Dupuis y en castellano por la editorial Nuevo Nueve, es una divertidísima historia acerca de un príncipe encantado que no se ajusta al canon establecido, y una princesa que se hace llamar Piel de asno que tampoco está dispuesta a seguir las reglas del cuento. Es una parodia de los cuentos de hadas y de los cómics de magia y fantasía, con sus príncipes y princesas, reyes y madrastras, orcos y trolls, grandes castillos y profundas mazmorras, que bien podría ser un cruce entre el hilarante Groo del maestro Sergio Aragonés y la Mazmorra de Lewis Trondheim y Joann Sfar. Y sus personajes, sobretodo los femeninos, nos recuerdan mucho a Zep.
En esta segunda aventura de Raowl nuestro estimado protagonista se encontrará con la princesa Piel de asno, una mujercita de armas tomar que no necesita a Raowl para nada. Ni a Raowl ni a nadie que venga al rescate, pues ella se sobra y se basta, escondida en lo más profundo del bosque donde se refugia para escapar de los cazarrecompensas enviados por su padre que quieren devolverla a casa para someterla a la dictadura de la higiene de su madrastra. Y nuestro Raowl, sin quererlo ni beberlo, se verá envuelto en una complicada e disparatada disputa familiar. Quizás con menos travesuras y algo más predecible que el tomo precedente, pero tan aconsejable como aquel.
A lo largo de esta aventura seguiremos a Raowl y Piel de asno en su peculiar odisea por un mundo mágico lleno de aventuras, brutales peleas, humor alocado, malvados hilarantes, y coloridos personajes secundarios, enfrentados en esta ocasión a una bruja que sigue los extraños consejos de una vela. Muy propio del autor de obras de humor de pipi y caca como “In caca veritas”, “In pipi veritas” o “Je pète, donc je suis”. En resumen, el regreso del adorable y bruto personaje de Tebo en “Raowl 2: Piel de asno, la princesa que apesta” es, una vez más, todo aquello que un lector de fantasía podría desear, pasado por el tamiz del humor. Una original reinvención de los cuentos de hadas más tradicionales, recolocando los códigos y transformando los tópicos. ¡Y apta para todos los públicos!
Raowl 2: Piel de asno, la princesa que apesta
Autor: Tebo
ISBN: 978-84-17989-92-7
Formato: 19×27cm. Cartoné. Color
Páginas: 72
Precio: 18,00 euros
A ver, yo entiendo que estafa es cuando te quedas tú el dinero, no cuando el dinero es un donativo…