Fiel a su prolífica cita con la gran pantalla aquí tenemos el último Woody Allen, en realidad el penúltimo, el del año 2008, con Javier Bardem, Penélope Cruz y Scarlett Johansson y filmado en Barcelona.

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Guión: Woody Allen.
Países: España y USA.
Duración: 96 min.
Género: Comedia.
Interpretación: Javier Bardem (Juan Antonio), Patricia Clarkson (Judy Nash), Penélope Cruz (María Elena), Kevin Dunn (Mark Nash), Rebecca Hall (Vicky), Scarlett Johansson (Cristina), Chris Messina (Doug), Zak Orth, Carrie Preston, Pablo Schreiber.
Producción: Letty Aronson, Stephen Tenenbaum y Gareth Wiley.
Fotografía: Javier Aguirresarobe.
Montaje: Alisa Lepselter.
Diseño de producción: Alain Bainée.

Vestuario: Sonia Grande.

“Vicki Cristina Barcelona” tiene una gran virtud, así de entrada, y es que apenas dura hora y veinte con lo que uno se queda con ganas si está de sí o consigue escapar del cine justo a tiempo de empezar a subirse por las paredes si está de non.

A parte esta película tiene una peculiaridad y es que un Wooody Allen muy poco Wooody Allen o, siendo más precisos, un Woody Allen menor aunque en el guión se note su pluma y uno perciba en más de un diálogo que Bardem es como una versión españolizada de los típicos protagonistas de las comedias de enredo sentimental del director y que Johansson, Hall y Cruz también cumplen el papel que Allen suele reservar a sus personajes femeninos.

Da la sensación y es una sensación que he tenido viendo la película en algún momento de altibajo, porque esta película los tiene, que el argumento es una anécdota estirada con la que se pretende homenajear a una ciudad y un país que se nota en cada fotograma que maravilla a este director, aunque sólo sea por generosidad con quienes tan bien acogen sus películas. Dicen de hecho las revistas especializadas que el revuelo cuando filmaba fue tremendo. Y pienso que es una idea “estirada” porque argumentalmente no le ha dado para mucho y, como en muchas de sus películas, importan más las situaciones y los diálogos que la historia en sí.

La verdad es que lo que se nos cuenta es un poco lo de siempre en tantas y tantas comedias sentimentales que ya hemos visto de Woody Allen, está vez aderezado con un punto latino, con el descaro y el desparpajo del galán Juan Antonio, con la intensidad pasional de María Elena (casi más italiana que española), con el equilibrio que se derrumba de Vicky, con la inocencia curiosa de Cristina y de fondo con Barcelona, pero no una Barcelona cualquiera sino la que le gusta a Allen marcada por la impronta de Gaudí y una España retratada con tonos cálidos, días soleados, monumentos turísticos resplandecientes y lugares de encuentro en los que el vino aparece en cada mesa.

Sólo por el homenaje que ha querido hacer hay que ver esta película con una cierta simpatía, pero si nos ponemos muy puntillosos hay que reconocer que es un título menor en la filmografía del director. Parece una película hecha por cumplir y no me refiero a cumplir con nosotros, ni con España, ni con Barcelona, sino para cumplir consigo mismo o con su estudio, como si fuera para él una obligación hacer una película al año. Ésta vez su guión se ha visto perjudicado por ello y tan sólo ha conseguido tres o cuatro secuencias estelares de esas que encantan a la platea como el momento en que María Elena dispara y los golpes de ingenio que le caracterizan han quedado reducidos, pero no obstante Allen si ha contado con un reparto que por sí solo consigue sobredimensionar ciertas secuencias y eso que seguramente yo no he podido disfrutarlo al máximo porque esta película hay que verla en versión original y yo no lo he hecho (¿Por qué la habrán doblado? ¿No hubiera quedado incluso mejor subtitulada? Bueno sí, ya sé, eso no vende).

En cualquier caso guste más o menos, a mí me parece de visión obligada si te gusta Woody Allen aunque no tanto si uno va al cine a ver la creme de la creme (no se llega a tanto, es un título más discreto) y tiene sus detalles para el recuerdo, ese triángulo entre Johansson, Cruz y Bardem, la presencia de estos dos últimos en el cine de Woody Allen, las reflexiones sentimentales que brotan de los diálogos y por su puesto esas imágenes de Barcelona y Oviedo con “Entre dos aguas” de paco de Lucía o “Barcelona” de Giulia y los Tellarini de fondo poniendo música al pasear de los personajes entre monumentos de Gaudí.