Un hotel es un lugar muy cinematográfico. Punto de encuentro de personajes singulares, empresarios de paso, turistas anónimos y visitantes de lugares lejanos. Desde el motel Bates de “Psicosis” hasta las historias cruzadas de “Four Rooms”, pasando por el hotel Sands de Las Vegas en “Ocean’s Eleven”, la habitación con vistas de la película homónima de James Ivory, el “Hostel” checo de Eli Roth, el bélico Hotel des Mille Collines de “Hotel Rwanda”, el establecimiento japonés de “Lost in translation”,… y ahora el Grand Hotel Budapest.

El tejano Wesley Mortimer Wales ‘Wes’ Anderson (Houston, 1969) se ha labrado un gran prestigio mediante una carrera coherente sostenida sobre una filmografía sólida y singular, una lista muy corta de títulos minoritários (éste “The Grand Hotel Budapest” es solamente su octavo largometraje) como “Los Tenenbaums: Una familia de genios”, “The Life Aquatic with Steve Zissou”, “The Darjeeling Limited”, “Fantastic Mr. Fox” o “Moonrise Kingdom”. Y siempre rodeado de un elenco de actores de primer nivel que, como suele suceder con el neoyorkino Woody Allen, estan deseando trabajar a sus órdenes. Pero, también es cierto, muchos consideran que Wes Anderson es ‘raro’, como Spike Jonze, David Lynch, Abel Ferrara, el polémico danés Lars von Trier o David Cronenberg, todos ellos directores de un género inclasificable, adorados por algunos críticos, elevados a los altares por un montón de eruditos y hipsters, pero ignorados por el público más mayoritario.

Protagonizada por un elenco de cinco estrellas encabezado por Ralph Fiennes, Owen Wilson, Bill Murray, Tony Revolori, Saoirse Ronan, Jude Law, Willem Dafoe, Tilda Swinton, Harvey Keitel, Edward Norton, Jeff Goldblum, Adrien Brody, F. Murray Abraham, Mathieu Amalric, Jason Schwartzman, Tom Wilkinson, Léa Seydoux y Bob Balaban, esta “The Grand Hotel Budapest” que consiguió el Gran Premio del Jurado del último Festival de Berlín nos narrará como Gustave, el conserje de un hotel europeo durante la época de entreguerras toma bajo su tutela a Zero Mostafa, un joven empleado y lo convierte en su protegido, mientras en el mismo establecimiento se producirá el robo de una pintura renacentista de gran valor y la lucha de una familia por hacerse con una enorme fortuna.

No, el cine de Wes Anderson no es recomendable para todos los públicos, y su particular sentido del humor no es apto para todos los paladares. Sus películas son diferentes a la corriente mainstream, son experimentos que prueban lenguajes nuevos e innovadores, no aptos para todos los paladares. Este director, un constructor de mundos fugaces, poeta de historias abstractas y personajes heridos, nunca conseguirá clavar una pica en el reino del establishment hollywoodiense,… pero es que tampoco tiene la menor intención de hacerlo. (www.grandbudapesthotel.com)

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