Cualquier libro que cuente con el nombre de Terry Pratchett en su portada es toda una garantía. De calidad y de entretenimiento. Su estilo es reconocido y reconocible. “Nación” no es una excepción, aunque nadie espere encontrar aquí una novela del Mundodisco o de Johnny Maxwell. Es algo distinto. Ni mejor ni peor. Distinto.

image1El día que el mundo se acaba, Mau está volviendo a casa desde la isla de los Muchachos, habiendo superado el ritual de paso de la adolescencia a la edad adulta. Pero entonces llega la ola, una ola gigantesca que lo destruye todo y trae consigo una goleta, la Sweet Judy, que navegará por la isla y atravesará su jungla. Cuando el barco se estrella, sólo se salva un alma, una chica calzones lejanamente emparentada con la familia real de un lejano país en otro continente. La aldea ha desaparecido, la Nación y todo cuanto Mau conoce y ama ha desaparecido. Ahora sólo quedan él, la chica calzones y una gran cantidad de malentendidos. Juntos deben crear una nueva Nación a partir de los restos. Crear una nueva historia.

La mayoría de los lectores conocen al escritor británico Sir Terence David John Pratchett (Beaconsfield, 1948), Terry Pratchett, por su brillante saga del Mundodisco, que lleva ya publicadas treinta y una entregas (la última en castellano, “Regimiento Monstruoso”) de treinta y ocho en su inglés original (la última, “I Shall Wear Midnight”). También, por la sátira de ángeles y demonios “Buenos Presagios” (“Good Omens”), escrita a cuatro manos con el escritor Neil Gaiman en 1990. Algunos menos reconocerán la autoría de Pratchett en serie de novelas juveniles de Johnny Maxwell o en la hilarante trilogía de “El Éxodo de los Gnomos”. Y algunos, pocos, no levantarán la ceja con incredulidad cuando les hablemos de esta “Nación” escrita en el año 2008, una incursión de Terry Pratchett fuera del estilo satírico y bufonesco del Mundodisco, al más cáustico y retorcido de “Buenos Presagios” o al más suave e inocente de Johnny Maxwell. La primera novela ajena a las aventuras de lo que sucede sobre el caparazón de la tortuga Gran A’Tuin en los últimos quince años, desde “Johnny and the Bomb”. Y la primera escrita tras conocer que padecía Atrofia Cortical Posterior (PCA), un tipo prematuro de Alzheimer, tal y como anunció en Diciembre del 2007.
Quizás por todo ello “Nación” no es una novela típica de Terry Pratchett. No es una historia humorística, pero tampoco trágica. No es una obra para lectores adultos, pero tampoco es literatura para público infantil y juvenil. No es un libro complejo, pero tampoco se lee de un tirón. De hecho hay un poco de todo ello en “Nación”. En sus casi quinientas páginas hay momentos para la tristeza, para el humor más socarrón de Pratchett, para las aventuras emocionantes, para la reflexión filosófica sesuda,…

En “Nación” un tsunami se lleva por delante un conglomerado de islas en el océano Pacífico, al que en el mundo imaginario de Pratchett de 1870 se conoce como el Gran Océano Pelágico Meridional, arrasando con los nativos indígenas y su cultura, con la flora y la fauna del archipiélago, sin piedad. Una fuerza de la naturaleza, devastadora, que deja a su paso un panorama desolador para el joven Mau, el único superviviente de la Nación. Solo, sin medios materiales, rodeado de cadáveres, sin haber completado su rito de paso de la infancia a la madurez, el indígena deberá hacer frente a las adversidades diarias para sobrevivir entre las ruinas. Y a los Ancestros de su pueblo, que le hablan en su cabeza y que le hostigan para mantener viva la memoria de su cultura, obligando a Mau a enfrentar su habilidad ante los retos que se le aparecen día a día contra las tradiciones y peculiaridades de su Nación extinguida. ¿Cómo compaginar la necesidad de conseguir agua, leche o cerveza frente a la obligación de no acercarse al Lugar de las Mujeres o a la Cueva de los Ancestros? ¿Cómo permanecer fiel a canciones y ritos heredados generación tras generación cuando ni siquiera sabe como entonarlos? Y sobre todo, ¿por qué mantener unas creencias en las que uno ya no cree?
Este mismo tsunami que se llevó por delante toda la aldea de Mau, por su parte, también arrastra hasta la misma isla perdida del océano al Sweet Judy, un barco en el que viaja Ermintrude Fanshaw, una niña de la alta alcurnia británica (heredera de la Corona,… en el improbable caso que los 137 sucesores que la anteceden no pudieran aceptar tan honorable cargo) que se hace llamar Daphne. Y también llegan a la isla, en busca de refugio, el viejo sacerdote Ataba, la Mujer Desconocida y su bebé, los hermanos Pilu y Milo, la esposa embarazada del segundo Cahle,… y más. El degoteo de nuevos integrantes de la nueva Nación crece poco a poco. Los integrantes de una nueva sociedad que debe construirse desde sus cimientos. Y es que “Nación” es una novela sobre el fin del mundo, y sobre la reconstrucción de una sociedad a partir de sus restos.

Entre este conglomerado de personajes Pratchett destaca la relación de Mau y Daphne, dos mundos opuestos que se encuentran. Es un viaje a un mundo que debe empezar de cero, en las que gente de diferentes culturas tiene que convivir para formar una nueva nación y donde lo importante no son tanto los personajes, ni los mundos que dejan atrás, ni aquél que construyen juntos, sino las bases a partir de las cuales levantan su nueva sociedad. ¿Dónde encaja aquí la ciencia, la religión, los valores fundamentales que rigen a un grupo de personas que se organizan para vivir juntas? Afortunadamente las leyes, las normas, los valores, pueden reescribirse. “Nación” es una alegoría de como se desarrollaría una civilización encuadrada en un microcosmos de personajes.
En éste archipiélago perdido en medio del océano, un universo alternativo de la Tierra con diferencias geográficas e históricas pero bastante similar, Pratchett dedica mucho espacio a la confrontación entre el racionalismo frente a la necesidad de unas creencias religiosas. Las tradiciones y la religión del viejo sacerdote frente a las preguntas, heréticas, y a las dudas del niño demonio sin alma que se atreve a cuestionar lo que no debe cuestionarse. La religión, ¿es la necesidad de los necios y de los ignorantes o una respuesta para calmar los espíritus menos valerosos, una especie de sedante para quienes no quieren sufrir? No hay un enaltecimiento de la ciencia por encima de la religión, ni al contrario. No hay preferencias por una u otra cultura. No todos los personajes son capaces de adaptarse a la nueva situación, de aceptar lo que les ofrece la realidad e incorporarlo a la experiencia propia. Algunos pueden convivir, otros no. Algunas preguntas tienen respuesta, otras no. Como decía el mismo Terry Pratchett acerca de esta novela “Que la historia empiece mal no es el problema dependiendo de lo que hagas después. Acabarla mal sí que puede ser problemático.”
Y pese a que estamos hablando de una novela un poco distinta del Pratchett más conocido, no ahorra en esos destellos de humor sutil que tanto domina, sobretodo en la relación de Mau con los Ancestros o en el enfrentamiento entre civilizaciones distintas: el pudor de Daphne, la ignorancia de Mau frente a la tecnología,…

“Nación” ha sido adaptada en un sorprendente musical, que dará la vuelta al mundo en formato NT Live, una grabación en alta definición de las representaciones del National Theatre de Londres. Los críticos han considerado que es una obra correcta, y los aficionados al escritor británico del sombrero han afirmado que, aunque el libreto no es de su autoría, la obra de teatro lleva el sello de los planteamientos de Pratchett acerca de la vida y la condición humana.

Nación.
Autor: Terry Pratchett (
www.terrypratchettbooks.com)
Título Original: Nation
Traducción: Miguel Antón
Editorial: Timun Mas
Colección: Biblioteca Terry Pratchett
Fecha Publicación: Mayo del 2010
ISBN: 978-84-480-3838-0
Formato: Rústica con solapas
Páginas: 453
Precio: 17,00 euros