Ucronía inconclusa, que deja al lector con la miel en los labios pero promete grandes emociones para las próximas entregas, “Mongoliad” es una novela fascinante de fantasía histórica escrita a ¡catorce manos! por algunos de los autores más importantes del género, encabezados por Neal Stephenson y Greg Bear. Más que la historia que cuenta, “Mongoliad” merece un análisis detallado de su singular proceso de creación, tan novedoso como sorprendente.


image1Europa en 1241 se encuentra al borde del desastre. Las hordas mongolas han surgido de lo más profundo de las estepas de Asia central y amenazan con aplastar todos los reinos e imperios que encuentran a su paso. Los reinos cristianos han ido de derrota en derrota y parece que el fin del mundo se aproxima con cada avance de los mongoles, pero un pequeño grupo de guerreros y místicos, pertenecientes a una orden militar están convencidos de que es posible detener a los invasores, aunque quizás el arma que deban utilizar no es el filo de la espada sino el poder del conocimiento.
Convencidos de la justicia de su causa, se lanzarán a una misión suicida que intentará salvar al mundo de la aniquilación y los pondrá en contacto con sociedades secretas y misterios inmemoriales, que harán que su aventura se extienda más allá del tiempo.

Los libros de Historia cuentan que a la muerte de Gengis ‘Temuyín’ Khan y su hijo y heredero Jochi, las fuerzas de los mongoles se dividieron entre Batu y su hermano mayor, Orda. El kanato conocido como la Horda Blanca de Orda gobernó los territorios entre el río Volga y el lago Baljash, mientras que a la Horda Azul de Batu le correspondió el oeste del Volga. Los mongoles a las órdenes de Batu entraron por el oeste en Europa, y sus ejércitos saquearon la mayoría de las ciudades de la región de Vladímir-Suzdal y la ciudad de Kiev, y, tras las batallas de Legnica y Mohi, entraron en Polonia, Bohemia, Hungría y el valle del río Danubio. 
Los mismos libros también cuentan que en 1241 el Gran Khan Ogodei murió en Mongolia y Batu se retiró con sus fuerzas al sur de Rusia con el fin de participar en la elección de un sucesor y constituyó La Horda de Oro u Horda Dorada, un estado mongol que abarcó parte de las actuales Rusia, Ucrania y Kazajistán, estableciendo su capital tributaria en Sarai en 1242. Europa, desunida y mal preparada para resistir al avance imparable de los ejércitos mongoles, se salvó por la muerte de Ogodei.
La dominación de la Horda de Oro duró doscientos años, incluyendo la intervención del conquistador Tamerlán, hasta que en 1480, al negarse a seguir pagando tributos a la Horda, Iván III el Grande, gran príncipe de Moscú, terminó con la dominación mongola del sur de Rusia.

En “Mongoliad” nos trasladamos hasta el año 1241, cuando las hordas mongolas originarias de las estepas de Asia central amenazan con aplastar todos los reinos e imperios que encuentran a su paso. Los reinos cristianos no pueden hacer frente a los ejércitos de la Horda (una palabra que castellaniza la mongola ‘ordo’ que significa ‘gran campamento’), pero un pequeño grupo resiste aún al invasor, un puñado de guerreros de una orden militar que están convencidos de que es posible detener a los mongoles. A diferencia de los hechos históricos reales, los ejércitos de Batu no se retiraron tras la muerte del segundo Gran Khan Ogodei sino que mantuvieron su ofensiva contra las fronteras orientales de los reinos europeos, y eso convierte la narración de “Mongoliad” en una ucronía, un ‘what if’ que fabula como hubiesen podido desarrollarse los acontecimientos si las decisiones que se tomaron entonces hubiesen sido diferentes.

La historia nos ofrece varios hilos narrativos paralelos, dos ejes argumentales principales que nos llevan desde el lejano Oriente hasta las convulsas tierras de Europa azotadas por las incursiones mongolas.
En Europa conoceremos a la orden militar Ordo Militum Vindicis Intactae o Hermandad del Escudo, formada por un pequeño grupo de guerreros dispuestos a detener el avance de los mongoles, o bien luchando contra los mejores guerreros de los mongoles en combates singulares en un coliseo improvisado junto la asolada ciudad de Czeszow o bien en una misión suicida para asesinar al Khan en el corazón del imperio mongol. Un heterogéneo grupo encabezado por el misterioso Feronantus y formado por el paladín de origen franco Percival, el jinete ulfhednar Istvan, el guerrero español Eleazar y su mandoble, los arqueros Finn y Raedwulf, el nórdico Haakon y  la exploradora Cnan, entre muchos otros, en cuyas manos reside el futuro de Occidente y en cuyas espaldas recae la responsabilidad de detener el avance de la Horda.
Y en Karakórum, sede del kanato de Ogodei, conoceremos al rudo guerrero mongol Gansuj destinado al palacio para cuidar de la salud del Khan, que deberá aprender guiado por la esclava Lian los secretos de la vida palaciega, los caminos de la diplomacia y como, a veces, una palabra certera puede ser mejor que una espada, y una lengua afilada clavarse más profundamente que la mejor de las flechas.

Quizás uno de los aspectos más sorprendentes e interesantes de “Mongoliad” es el hecho de que es un viaje literario escrito por ocho autores diferentes, catorce manos que aportan su grano de arena simultáneamente a un relato base ideado por Neal Stephenson. 
El proyecto de “The Mongoliad”, que surgió en 2010, se planteó al principio como un punto de encuentro virtual, en la red, donde compartir conocimiento específico del armamento, la tradición de las artes marciales en Occidente y del combate de los siglos XII y XIII  para dar mayor realismo a sus obras, y que desembocó en la confección de una historia en la que aplicar todos los conocimientos adquiridos con un formato en el que cualquier visitante del sitio web (www.mongoliad.com todavía accesible) podía ver el material inicial (el primer capítulo, varios relatos cortos y concept art) aunque al manuscrito solamente se podía acceder bajo suscripción, de seis o doce meses por un precio inferior a los diez euros, incluso mediante aplicaciones diseñadas para plataformas Android o iOS. Una propuesta editorial tan innovadora como sorprendente a la que muchos no han dudado en calificar como el futuro de la literatura o la literatura 2.0.
Una experiencia curiosa como lector, que no puede llegar a apreciar por mucho que se empeñe ni siquiera los distintos matices y estilos de cada uno de los autores que han participado por la solidez del conjunto resultante, y por los escritores, como es evidente, que se subordinan a un nivel superior para dar forma a una obra de carácter colectivo, enciclopédica y colaborativa, que acepta como punto de partida que no existe un autor. Casi al estilo de la Wikipedia, una enciclopedia abierta a cualquier colaboración exterior que completa y enriquezca la documentación existente.
Y el hecho de disponer del libro en formato papel tradicional es la demostración del éxito de la propuesta, que ha contado con numerosas colaboraciones de numerosos profesionales y eruditos de disciplinas muy diferentes (aunque solamente consten siete acreditadas, puesto que los nombres de los autores que aparecen -Neal Stephenson, Greg Bear, Mark Teppo, Cooper Moo, Ed DeBirmingham, Erik Bear y Joseph Brassey- solamente son aquellos cuyas aportaciones se han considerado significativas) y que se ha expandido mucho más allá gracias a numerosos relatos y novelas cortas que recogen y recuperan personajes, situaciones y lugares de la ambientación original.

Es destacable también en todo el relato la fidelidad histórica, y la precisión en la narración de los combates y los enfrentamientos entre los distintos ejércitos contados como si de una danza se tratara. Dos aspectos que, conociendo el origen del proyecto “The Mongoliad” y los conocimientos detallados de algunos de los componentes del grupo de trabajo de Subotai Corp., no debería sorprendernos ni extrañarnos por su minuciosidad. De hecho se puede encontrar en la red algunos videos donde se documentan las pruebas de Neal Stephenson para dar verosimilitud a un combate, y eso se aprecia en la lectura de las escenas de lucha, que son realistas, precisas, descritas hasta el más mínimo detalle,… y muy largas.

En conclusión, que quizás lo más destacable de “Mongoliad” es su génesis y su proceso, más allá incluso de su contenido, que no es más sorprendente que muchas otras novelas del género, sean históricas o ucronías históricas. Una nueva forma de literatura puede haber nacido con este libro, un proceso creativo colaborativo, simbiótico, alejado de las antologías o de los libros a cuatro manos con aportaciones independientes salidos de la mente de cada autor, sino una novela homogénea y completa, sin que se desvele el escritor concreto de cada capítulo, escena, fragmento o párrafo. ¿Un experimento? Quizás, pero tan interesante que merece la pena poder disfrutar del libro entre las manos, simple y llanamente como constatación del éxito de una idea original, y como cierre y final del proceso.

Título del libro: Mongoliad
Autores: Neal Stephenson, Greg Bear, Mark Teppo, Cooper Moo, Ed DeBirmingham, Erik Bear y Joseph Brassey.
Título original: The Mongoliad
Editorial: RBA libros
Colección: Literatura fantástica num.11
Fecha de publicación: Marzo del 2013
Portada: Alejandro Colucci
ISBN: 9788490065143
Formato: 14,0×21,3cm. Rústica
Páginas: 475
Precio: 20 euros