Las novelas de literatura fantástica suelen incluir entre sus páginas batallas épicas con miles de soldados, sangrientos enfrentamientos contra hordas de orcos y criaturas semihumanas o la búsqueda de míticos objetos perdidos para que las fuerzas del bien prevalezcan sobre los malvados, entre otros muchos tópicos. En “Lamento“, la ópera prima de Ken Scholes, las cosas son distintas. El autor ha elegido otro camino.

image1Una antigua y mortífera arma ha destruido por completo la ciudad de Windwir, sede de la orden androfracense. A muchas millas de distancia, el señor de las Casas de Bosque Nuevepliegues ve alzarse una enorme columna de humo. Sabe que la guerra ha llegado a las Tierras Conocidas.
Más cerca de la Desolación, un joven aprendiz resulta ser el único superviviente de la ciudad. Nebios, que esperaba a su padre fuera de las murallas, verá su vida entera transformada ante el hecho de ver morir en un instante a todos aquellos que conocía. En el sur, Petronus, el papa oculto de la orden androfracense, también ve la columna de humo de la destrucción, y sabe que no puede seguir dándole la espalda a su orden.
Y a corta distancia de Windwir se encuentra Sethbert, el señor de las ciudades estado entrolusianas, regocijándose en lo que cree que es el triunfo de su plan para conseguir la supremacía en las Tierras Conocidas. Junto a Sethbert está la dama Jin Li Tam, un peón en manos de su padre que la usa en el gran juego de la política, y que está destinada a convertirse en reina en ese tablero de juego. Muy pronto, todos los reinos de las Tierras Conocidas se enzarzarán en múltiples conflictos, a medida que se rompan las alianzas y se revelen las conspiraciones de los distintos poderes.

En otras circunstancias, si uno se limita a leer la sinopsis de la novela, “Lamento” sería un título que se ajustaría mejor a la línea editorial de Timun Mas que a la de Ediciones Minotauro, reservada para productos singulares, poco masivos, alejados de modas y convencionalismos, que evita las franquicias y los productos prefabricados. Pero cuando uno termina de leer este primer libro del escritor norteamericano Ken Scholes se da cuenta que encaja a la perfección en Minotauro. “Lamento” no es una novela de fantasía al uso. Rompe moldes y evita tópicos, rehuye costumbres establecidas en la literatura fantástica y propone nuevos caminos, tan apasionantes y sorprendentes como aquellos. Incluso más.
“Lamento” es una obra sencilla, de lectura rápida, de ritmo ágil y con un argumento lineal con alguna sorpresa escondida. Pese a ello, prescinde de grandes épicas, de búsquedas y misiones de las que depende el futuro del mundo, no hay ni buenos ni malos, la ambigüedad en la moral de los protagonistas les otorga la dosis de realidad justa y adecuada, no hay batallas que involucren a miles de hombres, ni criaturas monstruosas o semihumanas que defiendan el estandarte de las fuerzas del Mal. “Lamento” prescinde de grandilocuencia, y no necesita todo esto sino que juega sus pocas cartas con habilidad: una gran catástrofe, un conglomerado heterogéneo de naciones enfrentadas, juego de tronos, diplomacia de alcoba, pactos secretos, espías y agentes dobles, venenos administrados a escondidas y planes retorcidos. Sangre, la justa. El brillo de las espadas al desenfundar, poco. Más bien abundan las dagas y las puñaladas por la espalda. Literales y metafóricas.

“Lamento” abre su historia con una terrible explosión que reduce a un montón de escombros la cuna de la cultura y el conocimiento del mundo, la ciudad de Windwir. Años de avances tecnológicos y de magia reducidos a cenizas. Sede de la orden androfrancense, Windwir creció como centro de las Tierras Conocidas y ahora es una devastación humeante de ruinas y ceniza. Nadie sabe ni cómo, ni quién ni porqué. Tres preguntas, tres interrogantes que perseguirán a los protagonistas a lo largo de las cuatrocientas páginas de la historia y cuyas respuestas pueden llegar a ser terribles, devastadoras para algunos de ellos.
Pero el escenario inicial es más simple. Una disposición inicial de las fichas en el tablero. Nebios, Sethbert, Jin Li Tam. Rudolfo y Petronus: junto a los restos de la catástrofe rescatan a un único superviviente, un joven aprendiz llamado Nebios, que esperaba a su padre fuera de las murallas; hacia ellas se dirige Sethbert, el señor de las ciudades estado entrolusianas, regocijándose de su triunfo; junto a él, la concubina Jin Li Tam al servicio de los juegos políticos y diplomáticos de su poderoso padre; al sur, un pescador que esconde la identidad de un papa de la orden androfracense que simuló su propia muerte para huir del encorsetado Windwir; en camino para prestar su ayuda en lo que fuera necesario a la ciudad en ruinas Rudolfo, señor de los gitanos y de las Casas de Bosque Nuevepliegues.

Scholes nos ofrece una narración coral, donde distintos personajes toman el protagonismo y dan nombre a los capítulos que se centran en sus aventuras. Algo bastante parecido a lo que George R.R. Martin hace en su “Canción de Hielo y Fuego”. Y es que los personajes son numerosos, y las intrigas tejidas alrededor de la desolación de Windwir envuelve a muchas piezas sobre un tablero de juego muy complejo: los androfracenses, un antiguo Papa que regresa de la muerte, Jin Li Tam, los gitanos y la Hueste Itinerante, el Rey del Marjal, Rudolfo, Vlad Li Tam, Nebios, los autómatas, Inviernos, Isaak, Sethbert,… Muchos. ¿Demasiados? Ni mucho menos. Los justos y necesarios. Los personajes principales de “Lamento” se cruzan con los secundarios y a menudo es difícil distinguir quién debe ocupar el centro de atención del lector. A destacar el artefacto mecánico animado que da nombre a la pentalogía, Isaak, un autómata artificial con sentimientos humanos que sufre por su papel en los acontecimientos, como un robot de Isaac Asimov. Llora, se lamenta y cojea.
La destrucción de la ciudad del conocimiento, una Alejandría de las Tierras Conocidas, sirve de excusa al autor para poner en conocimiento de los lectores las complejas estructuras sociales de este mundo imaginario, las extrañas y distintas costumbres de los pueblos que los habitan, y jugar con habilidad al “juego de tronos” en el que “sólo se puede ganar o morir”… o, como en “Lamento”, sacrificar un hijo, arriesgar una corona, casar a una hija, regresar de la muerte o cientos de opciones más.

Con ésta, su premiada primera novela “Lamento” (“Lamentation” en su edición original en inglés), el escritor Ken Scholes ha inaugurado una pentalogía titulada “Los Salmos de Isaak” (“The Psalms of Isaak”), de la que en EEUU se han publicado también su segunda entrega, titulada “Canticle”, y hace pocas semanas la tercera, “Antiphon”, publicadas por Tor Books. Completarán la saga “Requiem” y “Hymn”. Con esta obra ha debutado en los relatos largos, pero su talento ya se había podido disfrutar en docenas de relatos cortos publicados en varias revistas y antologías, entre las que se incluyen “Realms of Fantasy”, “Polyphony 6” y “Weird Tales”. Para los seguidores de su obra es un consuelo saber que, tras licenciarse en Historia, ejercer de pastor de la Iglesia, trabajar como marinero, músico, soldado o dedicarse a la venta al público decidió volver a la literatura, donde durante su juventud y su adolescencia se había sentido tan a gusto.

“Lamento” es una obra que escapa a la línea habitual de fantasía épica que abunda en los últimos años para crear un producto distinto, totalmente original, que mezcla de manera única la fantasía de mundos imaginarios con pinceladas de ciencia-ficción postapocalíptica y trazos de steampunk. Sin poder esconderse de sus referentes, Scholes conjuga en su novela las maniobras políticas de George R.R. Martin y su saga de “Canción de Hielo y Fuego” con la emoción y la belleza de Guy Gavriel Kay, aunque con menos crudeza que el primero y menos lirismo que el segundo.
Como ya hemos comentado, su lectura es rápida. No hay puntos muertos. El ritmo es constante, para nada frenético como es habitual en el género, sino pausado y continuo hasta un final abierto, donde el futuro de los personajes queda a la espera de una segunda entrega que resuelva algunos de los nudos que han quedado sin cerrar.

Lamento.
Autor: Ken Scholes (
www.kenscholes.com)
Traducción: Miguel Antón
Editorial: Minotauro
Colección: Fantasía
Fecha de Publicación: 04/03/2010
ISBN: 978-84-450-7769-6
Cubierta: Rústica con solapas
Páginas: 389
Precio: 18,95 euros