Reseñamos “Gordos“, segunda película de Daniel Sánchez Arévalo tras “Azuloscurocasinegro” y uno de los títulos imprescindibles del cine español de este 2009.

image1Gordos.
Guión: Saniel Sánchez Arévalo
País: España.
Duración: 120 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Antonio de la Torre (Enrique), Roberto Enríquez (Abel), Verónica Sánchez (Paula), Raúl Arévalo (Alex), Pilar Castro (Pilar), Adam Jezierski (Luis), Leticia Herrero (Sofía), Fernando Albizu (Andrés), María Morales (Leonor), Marta Martín (Nuria), Teté Delgado (Beatriz).
Producción: José Antonio Félez y Antón Reixa.
Música: Pascal Gaigne.
Fotografía: Juan Carlos Gómez.
Montaje: David Pinillos y Nacho Ruiz Capillas.
Dirección artística: Curru Garabal.
Vestuario: Tatiana Hernández.
Valoración ViaNews: ****

Interesantísimo hasta el momento Daniel Sánchez Arévalo, un director original, preocupado por los personajes que él mismo crea y “autor” en el sentido de que es él quien da forma a sus argumentos y les da forma cinematográfica a partir de personajes e ideas muy trabajados desde el guión.

Su ópera prima “Azuloscurocasinegro” tuvo una extraordinaria recepción crítica y de público y se convirtió en la gran sorpresa del cine español allá por el 2007 logrando tres premios (dirección novel, actor revelación y actor de reparto) de los seis a los que optaba (canción original, guión original y actriz). El caso es que aquel fue el año de “Alatriste”, “El laberinto del fauno”, “Salvador” y “Volver”, casi nada al aparato, un gran año del cine español la verdad. En aquella primera película rezaba el cartel anunciador que “si el color de tu vida no te gusta…¡actúa, rebélate!”. Se trataba de un drama en el que se entrecruzaban las vidas de varios personajes insólitos y estéticamente el azul casi negro teñía la película poniendo de manifiesto de forma cromática su propio argumento.

En esta ocasión, con su segunda película, el director continúa con esa marca de estilo y la tonalidad cromática pasa a tonos más claros y cálidos (intuyo que e suna pretensión artística pero lo notaréis en la fotografía) y pasamos del drama a la comedia, pero hay que llamar la atención sobre lo poco habitual que es esta comedia porque detrás de ella está escondido el drama de cinco historias interrelacionadas contadas por momentos con ternura y por momentos con bastante mala leche e ironía. Por así decirlo, Sánchez Arévalo, mantiene sus señas de identidad pero las va trasmutando hacia un género distinto que sigue siendo realista/costumbrista, muy cercano a nuestra realidad.

En algunos momentos esta película me ha recordado a las comedias de Manuel Gómez Pereira, de Emilio Martínez-Lázaro o de Almodóvar incluso y es que este director se mantiene dentro de los cánones prototípicos del cine español, habla de un mundo muy nuestro, con unos recursos muy nuestros pero a su vez lo interesante es que plantea problemas que son universales. Él quería hacer una película de “gordos” (de entrada algo muy curioso en estos tiempos que corren en que parece que sólo se puede triunfar si practicas el culto al cuerpo) pero la obesidad no sólo está planteada de manera literal sino que el director plantea otro tipo de obesidad que no se ve, la obesidad de nuestros propios complejos y defectos. Es como si de un modo en cierto modo irónico, Sánchez Arévalo, quisiera demostrar que hay dos tipos de gordos, los que lo son literalmente por tener un cuerpo voluminoso y los que son “gordos” porque tienen complejos y demuestra que puede ser mucho más grave la obesidad de los complejos que no se ven. De hecho en esta película los “gordos” del título son casi más los que no lo son y son sus parejas o sus amigos o sus terapéutas.

La película está francamente bien urdida aunque era complicado dar forma al argumento con tantos personajes que se entrecruzan. Sánchez Arévalo demuestra mucha habilidad desde el guión para darle forma a la tupida red de relaciones y resuelve bien cada una de las historias aunque en su haber he de decir que me pareció hacia el tramo final de la película como si hubiera un punto a partir del cual le resultara difícil llegar a una conclusión y quizás no todas las historias estén finiquitadas con el mismo acierto (a mí personalmente no me gustó tanto como el resto la conclusión del final de la historia de Isarel y Sofía, una impresionante Leticia Herrero ¡¡¡vaya descubrimiento!!!). En cualquier caso el mensaje que lanza está claro y lo deja patente a través del personaje de Antonio de la Torre, que habla a los espectadores de un programa de televisión cuyo objetivo es adelgazar: lo importante no es adelgazar de manera literal sino marcarse siempre metas cuando no se está a gusto con uno mismo y nunca conformarse.

También creo que hay que destacar al elenco de actores que están sencillamente impresionantes y que en su mayoría tuvieron que engordar y adelagazar en varias fases del rodaje, lo que constituyó no sólo un esfuerzo interpretativo en el que se salen todos, sino también físico. En ambos sentidos creo que tanto Antonio de la Torre como Leticia Herrero están fabulosos.

Al margen de aciertos del director y de los intérpretes o de lo interesante desde un punto de vista argumental y temático que puede ser esta película lo básico que me gustaría trasmitir es que es muy entretenida y se ve muy fácil, disfrutando de principio a fin. Quizás haya también mucha imagen explícita, eso es cierto, pero es una película que habla de la obesidad pero también de las relaciones de pareja, de los tabúes y de los complejos, me parece un acierto que con esta película se quieran también quitar complejos a ese nivel. El sexo que se ve en pantalla no es obsceno ni desagradable, sino que forma parte de la vida de los personajes y se trata con naturalidad.

En definitiva, una película muy recomendable, con desparpajo, divertida pero como mucho trasfondo. Es decir, una comedia de las buenas, de esas que encierran varios dramas y en las que los personajes nos hacen reír y pensar.