La editorial Timun Mas publicó en Enero una aventura ambientada en el universo de Warhammer Fantasy y centrada en los enanos, los barbudos y orgullosos señores de las piedras que residen en moradas subterráneas. Tras disfrutar de su lectura, rápida y amena, os comentamos con detalle nuestra opinión.

 

image1Un enano nunca rompe su palabra.
En las desoladas montañas del Viejo Mundo de Warhammer, la raza de los enanos libra una amarga guerra contra sus ancestrales enemigos. Cuando la fortaleza de Karak Varn es conquistada por los skavens, el Thane enano Uthor hace un juramento imprudente, dado lo enorme de la tarea que se impone.
¿Cómo podrá esta banda de enanos, por muy valientes y fieros que sean, triunfar contra un enemigo que tiene una abrumadora superioridad numérica?

Los responsables de la editorial Timun Mas, fundada en 1957 y que desde 2002 forma parte del grupo Planeta, tomaron decisiones muy acertadas en el pasado de cuyos réditos siguen disfrutando hoy, casi dos décadas más tarde. Hablamos, en concreto, de la elección de licencias y franquicias literarias como Dragonlance, los Reinos Olvidados, La Rueda del Tiempo, Warhammer o Resident Evil que, incorporados a su catálogo desde hace ya muchos años, siguen produciendo material en cantidad y calidad para publicar. Y, más importante aún, siguen dando beneficios económicos a la editorial que apostó por ellos.
La legión de seguidores ávidos de leer más aventuras emocionantes del mago Raistlin, del drow Drizzt Do’Urden o del enano Gotrek Gurnisson y el humano Félix Jaeger son la garantía más fiable de la política editorial de Timun Mas, que desde 1986 cuenta en sus filas con libros de narrativa fantástica como “Dragonlance” o los “Reinos Olvidados” a los que han sumado recientemente los “Warhammer” o “Magic The Gathering”. Así, por las páginas de Timun Mas han pasado algunos de los autores más destacados de la literatura fantástica y la épica juvenil, de la ciencia-ficción y del horror light más reciente ejemplificado en el fenómeno del revival zombie, como Margaret Weis, Tracy Hickman, Dan Abnett, R.A. Salvatore, William King, Nathan Long, Robert Jordan… que han enganchado a numerosos lectores jóvenes (y no tan jóvenes) que llegan desde “Harry Potter” o “Eragon” en busca de fantasía de corte menos infantil. Una apuesta ganadora.

De entre las licencias mencionadas con anterioridad destaca Warhammer, una de las más jóvenes pero también de las más prolíficas. Nacida del universo de fantasía heroica creado por la editorial británica Games Workshop para sus juegos de miniaturas y de rol, Warhammer Fantasy es una ambientación mucho más caótica y violenta que los convencionales mundos de fantasía tradicionales, como la Tierra Media o Faerün, donde la oscuridad es una flor en primavera al lado del siniestro Viejo Mundo, más cercano al Westeros de George R.R. Martin.
En el universo de Warhammer hay algunas razas más interesantes que el resto, como suele suceder en la literatura de fantasía. A veces por su biología singular, o por su sociedad organizada (o desorganizada), o por sus ritos y tradiciones, o por ser distintas a lo que nos suelen explicar de ellas en el resto de novelas de fantasía, como los pieles verdes, los enanos, los hombres-lagarto de las junglas de Lustria o los hombres-rata skavens. Y sobre los segundos, su orgullo, sus Libros de Agravios, sus juramentos y su honor gira la historia de “El Quebrantador de Juramentos”, escrita por Nick Kyme y ambientada en el Viejo Mundo de Warhammer previo a la Era de Sigmar y a la unión de las tribus de los humanos.

Aunque lejos del nivel que exhiben otros escritores del universo Warhammer como King o Long, el británico Nick Kyme se desenvuelve con facilidad en el mundo de Warhammer, donde ha dejado escritas numerosas novelas tanto de Warhammer Fantasy como de su ambientación de ciencia-ficción oscura 40k, como “Tales of Heresy”, “Heroes of the Space Marines”, el primer volumen de la trilogía “The Tome of Fire Trilogy” titulado “Salamander” o “Death and Dishonour” entre otras. Curtido en su paso por la revista White Dwarf y bien empapado de la mitología del mundo de Games Workshop, en “El Quebrantador de Juramentos” Kyme no ahorra con la numerosa jerga enana, que quizás seduce a los conocedores del universo Warhammer, pero que por fortuna no entorpece el desarrollo de la lectura (gobris, comekruti, urks, ufdi, wanaz,…). No sorprende pues que Kyme demuestre su habilidad explicando la compleja sociedad de los enanos, llena de orgullo, afrentas que se transmiten de generación en generación, un concepto de familia y clan duro como el acero de sus hachas y martillos, viejas tradiciones, barbas largas, mucha aspereza y poco espacio para los sentimientos.
Los combates, cortos y épicos, están narrados con agilidad pero, en ocasiones, cuando coinciden numerosos personajes en una misma escena la habilidad del autor queda en entredicho y provoca la confusión del lector. Demuestra poco cariño por sus personajes, por quienes no hay piedad. Dura, cruel, sin concesiones, no admite empatizar con los enanos.
Además, en su contra se puede argumentar que las escenas interiores de Karak Varn, oscuras y claustrofóbicas, recuerdan demasiado a las escenas tolkenianas de las Minas de Moria, la caída del reino enano de Khazad-dûm y la tumba de Balin. Una imagen demasiado fijada al imaginario colectivo como para no caer en la comparación.

La historia de “El Quebrantador de Juramentos” se inicia con el encuentro de varios enanos, de clanes distintos con agravios históricos pendientes entre ellos, en la deshabitada ciudad subterránea de Karak Varn, bajo las montañas del Fin del Mundo, antaño gloriosa sede de poder de Kadrin Melenarroja.
Convocados a una reunión para debatir asuntos de interés para todos los clanes enanos, el silencio y la muerte los reciben. ¿Dónde están los guardias? ¿Porqué las puertas están cerradas? Los roedores de las profundidades, una horda de sucios y malolientes skavens, tienen la respuesta… Y un dragón, que aunque su presencia se intuye desde el prólogo no hace acto de presencia hasta el final, a veinte páginas del epílogo.
La caída de la fortaleza de Karak Varn conlleva un juramento enano inquebrantable para recuperarla de las manos de los asaltantes, goblins y skavens, y el Gran Rey Skorri Morgrimson de Karaz-a-Karak responde a su petición de ayuda ofreciendo sesenta soldados para liberar la ciudad ocupada.
Pero un juramento enano es una carga demasiado pesada para algunos. Nadie debe cargar con el estigma del unbaraki, el peor insulto que se le puede dirigir a un enano, un quebrantador de juramentos. Y el título del libro solamente tiene sentido al final. Una conclusión no cerrada que abre la puerta a una continuación (“Honourkeeper”, publicada ya en inglés, previa a los sucesos conocidos como la Guerra de la Venganza y que se desarrollan en torno a la fortaleza de Karak Ungor).

En la historia hay pocos personajes protagonistas pero numerosos personajes secundarios que asumen, de forma consecutiva y ordenada, papeles principales. Por encima de todos ellos Uthor Algrimson de Karak Kadrin, acompañado por una numerosa escolta de enanos, orgullosos y rudos barbalargas (¡qué sea recordado!), como el enano gris Drimbold Grum de Karak Norn (¿de Narizagria o de Dienteagrio?) que esconde más mentiras que verdades, el matador Azgar en busca de una muerte honorable para expiar la mancha en su honor, el enano-rinn Borri-Emelda, el martillador Gromrund del clan Yelmoalto de Karak Hirn, el custodio del saber Ralkan, Furgil, Ralkan Geltberg, Halgar Mediamano y el señor Lokki Kraggson de Karak Izor cuyo destino funesto no es más que el primero entre muchos otros, Thalgrim, el ingeniero con un parche en el ojo Rorek Ojopedernal de Zhufbar, Rorek, Hakem del clan Honak de las casas mercantes de Barak Varr,… En ocasiones, demasiados. A menudo, tristes ovejas de camino al matadero.
Los antagonistas, por el contrario, aparecen como simples pinceladas. Son meros contrapuntos apenas esbozados de la protagonista principal: la raza de los enanos. Ni skavens, ni goblins. Simple relleno, carne de cañón. Ni siquiera un elemento esencial de la literatura fantástica como el dragón, el némesis más poderoso, merece la atención de Kyme.

“El Quebrantador de Juramentos” es una novela de lectura fácil y rápida, sencilla en su desarrollo, con numerosos personajes poco definidos pero cuya raza, los enanos, se analiza hasta el más mínimo detalle. El entorno es poco elaborado, y la descripción del escenario es un accesorio de la acción y del dialogo, así como de los múltiples aspectos que se mencionan sobre la compleja sociedad de los barbalargas. Recomendable, aunque no imprescindible.

El Quebrantador de Juramentos
Autor: Nick Kyme (
www.nickkyme.com)
Título Original: Oathbreaker
Colección: Warhammer
Fecha Publicación: 13/01/2010
ISBN: 978-84-480-3687-4
Páginas: 287
Cubierta: Rústica con solapas
Precio: 17,00 euros