El monstruo en mi” de José Ignacio Becerril Polo, editado por Saco de Huesos Ediciones, es una colección de cuentos, siempre en el terreno del terror, en su versión más truculenta. Sin ninguna conexión entre cada narración, salvo el incomodante uso de la primera persona y la intensidad de la narración, decidido como está el autor a no dejarnos ni un momento de calma.

El monstruo en mí
José Ignacio Becerril Polo
A Sangre
Páginas: 206
ISBN: 978-84-939421-7-5
14,00€

El Monstruo en mí es un compendio de relatos que indagan en la existencia de lo monstruoso en nuestro entorno en registros que van desde el realismo más terrible a la ciencia ficción más ambiciosa pasando por la más absoluta fantasía.

La antología incluye las siguientes obras:

  • La ciudad inhabitada
  • No habrá descanso en la muerte
  • Ocho esferas plateadas
  • Todo está hecho
  • Casa ocupada
  • Tumbas en la ciudad
  • Ni el infierno querrá tu alma
  • De sueños y monstruos
  • El hombre que soñaba con mariposas

“El monstruo en mi” es una colección de cuentos, siempre en el terreno del terror, en su versión más truculenta. Sin ninguna conexión entre cada narración, salvo el incomodante uso de la primera persona y la intensidad de la narración, decidido como está el autor a no dejarnos ni un momento de calma.

Resulta difícil hacer un resumen del los siete cuentos que componen la colección, porque el giro argumental, la sorpresa epatante es siempre el principal recurso del autor. Haremos lo que podamos:

La ciudad inhabitada es un relato algo más largo, que ofrece un cambio de foco a un tema ya visitado por escritores de muchos géneros, desde el maravilloso cuento breve de Fredric Brown, La Llamada, al Soy Leyenda de Richard Matheson, pasando por 28 Días Después o el capítulo inicial de Walking Dead: el enfrentamiento del último ser humano vivo a los restos de lo que la sociedad ha dejado tras de si y al horror que puede haberle seguido a este escenario de soledad.

En el brevísimo De Sueños y Monstruos se explora la locura, la deformación de la realidad y el peligro de una obsesión religiosa, pero también la abnegación y el amor sin ambages de una madre.

En Todo está hecho somos llevados de la mano al interior de una mente de maldad pura y asistimos quizá al capítulo perdido de Seven… en el que conociéramos lo que pasaba por la cabeza del asesino.

Tumbas en la ciudad es el más débil de los relatos. En parte porque se ve la tramoya, la cremallera en el traje del monstruo, por así decirlo y seguramente por no estar a la altura de un concepto tan interesante como el de “vivos murientes”

Casa ocupada es una historia de “casa encantada” contada desde dentro y en la que se invierte el leit motiv del libro: Hay un Monstruo en Mi, pero ¿Hay un Yo en el Monstruo? , que a mi me recuerda Monster House, aunque imagino que bebe de las mismas fuentes, de las que me confeso ignorante.

El que mejor funciona como relato corto es No habrá descanso en la muerte, seguramente el más claramente real y que pide el cierre de una voz en off al estilo de los Creepshow o En los Límites de la Realidad. Corta quedaría una colección cuentos de terror sin referencia al vudú.

Con Ocho esferas plateadas el autor se enfrenta no por última vez a uno de sus miedos y nos cuenta a través de un grupo de campistas perdidos como estos miedos crecen en nuestro interior hasta convertimos en aquello que tememos.

En Ni el infierno querrá tú alma encontramos los mejores fragmentos del libro en una historia de culpabilidad y obsesión en la persecución de un asesino múltiple por parte del policía encargado del caso.

El hombre que soñaba con mariposas invierte el sentido habitual de la senda de la creación literaria en que el autor se convierte en el personaje que describe para que el personaje se crea autor del relato. Si bien el tono es diferente y pertenece más a la ciencia ficción que al terror, comparte con el resto el análisis de la genesis de obsesiones, miedos, monstruos, en definitiva

Nachob nos hace pasar por las mentes de víctima y verdugo, de asesino a cadáver o de monstruo a héroe en una lectura vertiginosa e incómoda, no apta, os lo puedo asegurar para casas vacías y camas desiertas; leerlo como se.debe leer un buen libro de miedo: de noche, sólo y bajo una luz lo mortecina que permita la prudencia oftalmológica, pero aseguraos de tener a quién despertar “accidentalmente”…

En el debe, que los relatos son irregulares y en algunos se nota demasiado que proceden de uno de esos ejercicios o retos literarios que tanto gustan al autor y en otros casos se echa de menos una mayor profundizacion en la trama, quizá en forma de una novela que ¿veremos más adelante?.