El primer cómic ambientado en el universo fantástico de Wakfu creado por los franceses Ankama Games llegó en castellano de la mano de Norma Editorial, con un guión del prolífico Jean-David Morvan y el dibujo de nuestro Adrián Fernández. Nos gustó, mucho, y eso que no nos consideramos grandes aficionados al manga ni al universo de Ankama…

image1Kabrok, un osamodas de reputación legendaria, decide cambiar de profesión y dedicarse al negocio de la compraventa. Por el camino conoce a la bella Miranda, que tiene mucho carácter y le da bastantes quebraderos de cabeza… pero no es su mayor preocupación, ya que su eterno enemigo, el Cuervo Negro, le pisa los talones…

La empresa francesa Ankama Games se fundó en el año 2001, subsistiendo al principio con el diseño de páginas web pero enfocada a la creación de juegos MMORPG, un fenómeno que entonces aún estaba empezando y al que se le vaticinaba poco futuro. Muchos lo definían como una moda pasajera, un lugar donde no era aconsejable invertir esfuerzos ni depositar esperanzas. Ankama era, entonces, una empresa de visionarios sin futuro. Hoy, diez años después, el universo de los videojuegos MMORPG (“Massively multiplayer online role-playing game” o “Videojuego de rol multijugador masivo en línea” en castellano), sean gratuitos, semigratuitos o de pago, ha alcanzado unos resultados en cuanto a éxito, facturación y reconocimiento que ni los más optimistas hubieran aventurado.
Dos años después de su fundación Ankama empezó a trabajar en “Dofus”, un MMORPG desarrollado en flash que se puso en marcha en el año 2004. El juego sitúa a los jugadores en el mundo mágico de Amakna (el nombre de la empresa, Ankama, al revés) donde existen personajes de razas imaginarias que luchan entre ellos mediante hechizos. Nada distinto a lo que ofrecía “World of Warcraft”,… salvo que era un juego libre y gratuíto. Para apuntalar el producto Ankama publicó una serie de cómics ambientados en su nuevo mundo imaginario y dos nuevos juegos paralelos, “Dofus Arena” y “Wakfu” (un nombre que se obtiene de la combinación de los conceptos Wushu y Kungfu, artes marciales de origen chino). El primero era un juego enfocado al PVP (jugador contra jugador) y el segundo era un juego similar a “Dofus”, desarrollado por un equipo independiente de Ankama, pero ambientado mil años después de su antecesor.

En “Wakfu” habían pasado mil años desde la búsqueda de los huevos de dragón Dofus y, en la cima de una altísima montaña por encima de las nubes, el ogro Ogrest contemplaba el mundo envuelto en la tristeza. Ogrest, que era el resultado de un experimento que el alquimista Otomai habría realizado durante la Edad de los Dofus, se enamoró de una muñeca Sadida llamada Dathura. Para seducirla llegó a reunir los seis Dofus primordiales pero, temiendo que el ogro se convirtiera en una amenaza, los Doce Dioses se enfrentaron a él.
Desgraciadamente, el monstruo era demasiado poderoso, ¡incluso para los dioses! Y al término de una batalla apocalíptica en la que Dathura cayó en los abismos del tiempo, los Doce tuvieron que aceptar la derrota y retirarse. Ogrest, ebrio del combate y de pena, se retiró a las más altas cimas del mundo y comenzó a llorar. Lloró y lloró, y sus lágrimas eran tan abundantes que no tardaron en inundar el Mundo de los Doce. El diluvio había comenzado.
Al extender el caos, Ogrest no sólo remodeló las tierras, ¡también dividió a las comunidades! La sucesión de cataclismos no tardó en quebrantar la fe de quienes tuvieron la suerte de sobrevivir al diluvio. Y como los dioses ya no daban el menor signo de vida, al final cada cual se inventaba una explicación para tratar de comprender lo que estaba sucediendo. Pero entonces, ¿en qué creer?

El éxito de “Wakfu”, igual o incluso superior al de su precedente “Dofus”, propició que se convirtiera en una franquicia de productos de ocio y a su alrededor apareciesen cómics, una serie de animación que se emite en el canal de televisión Boing, e incluso hoy en día ya se está hablando de un largometraje.
En concreto el anime de “Wakfu” nos cuenta las aventuras de Yugo, un niño con poderes muy especiales que decide ir en busca de su verdadera familia en el mágico mundo de Amakna. Acompañado de peculiares compañeros como Nox, Tristepin y Evangelyne, Yugo se enfrentará a todo tipo de seres, héroes y villanos por igual.
Y en un episodio reciente, ya emitido, Yugo se midió con el terrible Cuervo Negro, un hábil luchador que escondía un curioso secreto relacionado con Kabrok, un mercader con las mejores armas de todo el reino. ¿Quizás alguien se quedó con las ganas de conocer el pasado de Kabrok, y cuál es su relación exacta con el Cuervo Negro? Pues en “El Cuervo Negro” de Tot, Jean-David Morvan y Adrián Fernández, el cómic que publicó Norma Editorial como debut de la colección “Wakfu Héroes”, se desvelan las respuestas a estas preguntas.

En “El Cuervo negro” (“Le Corbeau Noir” en su edición original en francés) el protagonista es Kabrok, un viejo Osamodas (una clase del universo Wakfu especializada en la invocación de criaturas) que hace mucho tiempo que enterró su espada, dejó atrás la vida de aventurero y, con ella, las leyendas que le convirtieron en un mito. Ahora es un simple mercader que revende los objetos que acumuló durante su brillante carrera como aventurero y que arrebató a los villanos a los que venció, pero la nostalgia le invade y cualquier chispa imprevista amenaza con hacerle regresar a su existencia anterior.
Esa chispa es una bella Zurkarak (una raza gatuna del universo Wakfu) llamada Miranda, que le dará muchos quebraderos de cabeza con su propuesta de acompañarla hasta la encrucijada de mercaderes de Kelba, y su eterno antagonista, el Cuervo Negro, que le sigue la pista con una oferta irrechazable: librar la batalla definitiva.

“El Cuervo Negro” es el primer cómic de Adrián Fernández Delgado publicado en España, un dibujante granadino que, como tantos otros, se ha tenido que labrar su camino en la Tierra Prometida del cómic al otro lado de los Pirineos. Su talento, enorme, ha encontrado en este cómic el apoyo de un guión inteligente, divertido, y con final sorpresa, de uno de los guionistas más prolíficos del mundo del cómic contemporaneo. Estamos hablando de Jean-David Morvan (Reims, 1969), formado en las escuelas belgas y responsable de docenas de cómics entre los que destacan “Nomad” con Sylvain Savoia, “HK” con Trantkat y Herault, “Reality Show” con el granadino Francis Porcel o “Las aventuras de Spirou y Fantasio” y “Merlín” con el murciano José Luis Munuera. El resultado de este cruce, como no podría ser de otra manera, es fabuloso. La historia, pese a acercarse al género del manga y ambientarse en el infantil mundo imaginario de los videojuego de “Dofus”, trasciende ambos aspectos y nos sumerge en una historia de rivalidades eternas, de dos viejos antagonistas que necesitan recuperar sensaciones olvidadas y que nos recuerda, mucho, a ese enfrentamiento final entre el Rijo y Bragon de “El Maestro” de LeTendre y Loisel. Todo gran héroe necesita cerrar su vida con un épico final, y todo villano necesita terminar su periplo de maldad con una lucha definitiva contra su némesis, una derrota de leyenda que de sentido a su papel como reverso oscuro del protagonista. Eso es “El Cuervo Negro”, donde tanto el mundo de Wakfu como el humor ingénuo que salpica las páginas, así como algunos secundarios prescindibles, están dispuestos al servicio del final épico que nos tienen reservado los dos protagonistas de la historia, Kabrok y el Cuervo Negro, así como el brillante epílogo final que cierra este cómic con una sorpresa.
Un final sorpresa que es, a su vez, un nuevo principio.

El Cuervo Negro.
Guión: Tot y Morvan (www.jdmorvan.com)
Dibujo y color: Adrián (http://tortugamarina.wordpress.com)
Color adicional: Maz
Traducción: María Ferrer
Colección Wakfu Héroes num.1
Editorial: Norma Editorial
ISBN: 978-84-6790-495-6
Formato: 19,5×28,5cm. Cartoné. Color.
Páginas: 88
Precio: 13,90 euros