Cuando una novela llega a las tiendas con el pretencioso mensaje promocional de “El mejor debut de fantasía de 2011” y el editor lo compara con “El Nombre del Viento“, sin matices ni modestia, hay tres posibilidades: hay una campaña promocional muy estudiada detrás del lanzamiento, estamos ante una gran obra,… o alguien se ha pasado de listo. “Bajo la hiedra” tiene un poco de las tres cosas: un buen márketing, detalles propios de una obra maestra y mucho de fraude.
El Velo que separa los mundos se está rasgando y los habitantes del Reino Oculto amenazan con invadir el reino de la luz. El joven Gair, que aún no sabe controlar su poder, tendrá un papel inesperado en el enfrentamiento que se avecina.
Gair ha sido condenado a muerte. Escucha música, música poderosa, y en la ciudad santa eso sólo puede significar una cosa: es un brujo, y ha de morir en la hoguera. Aunque consiga escapar, los caballeros de la Iglesia y su cazabrujos le perseguirán sin tregua, mientras su incipiente poder amenaza con destrozarlo por dentro.
No hay esperanza… ninguna, salvo una hermética orden, que también ha sufrido la persecución hasta ser prácticamente aniquilada. Si Gair consigue escapar, si consigue dominar sus peligrosas capacidades mágicas, si consigue encontrar a los guardianes del Velo, entonces quizá esté a salvo.
O puede que descubra que su lucha no ha hecho más que comenzar.
“Bajo la hiedra” es la opera prima de la escritora inglesa Elspeth Cooper (Newcastle, 1968), una traducción muy libre al castellano de Ediciones Minotauro del original en inglés de la editorial Gollancz “Songs of the Earth” (“Cantos de la Tierra” o “Canciones de la Tierra”), y primer volumen de la trilogía “The Wild Hunt Book” que tendrá continuidad con “Trinity Moon” (previsto para el lejano mes de Abril de 2012) y “The Dragon House”. La edición española se publicó apenas una semana después que apareció en Estados Unidos y Gran Bretaña, mientras que a Alemania y Francia no llegará hasta el otoño. Un debut aplaudido, con cifras de ventas aceptables y críticas que combinan en equilibrio el elogio y la crítica, y promocionado a bombo y platillo pero que, en nuestra humilde opinión, se han excedido.
Al principio de la reseña hemos comentado que, según nuestro parecer, “Bajo la Hiedra” llegaba a las librerías de nuestro país acompañada por un coro de aplausos y elogios desmedidos, incluso presuntuosos. ¿Comparable a “El Nombre del Viento” de Patrick Rothfuss, que además es un libro de otra editorial? ¿Mejor debut de fantasía de 2011,… entre todos los poco libros de este género editados en nuestro país o los publicados en todo el mundo? Un hype en toda regla. Desde esta tribuna pedimos medida a los editores que publican operas primas comparando el trabajo de los escritores noveles con el de los maestros consagrados y con los prestigiosos autores de docenas de novelas de éxito a sus espaldas. El listón queda tan alto que la lectura del libro puede saldarse con una decepción. Hay que presentar las obras con prudencia, y es preferible quedarse corto que pasarse de largo.
¡Ojo! Y también nosotros deberemos ser precavidos con la crítica sobre este primer trabajo de Elspeth Cooper, pues a menudo tenemos tendencia a escribir reseñas demasiado objetivas, con apreciaciones condescendientes (y blandas) al valorar los defectos, pero no podemos caer en el extremo opuesto cuando nos encontramos con un libro que no ha alcanzado el listón que nos habían prometido. ¿Es culpa del escritor o de quienes venden su trabajo como lo que no es? Es evidente que “Bajo la Hiedra” no es una obra cumbre de la literatura fantástica, ni mucho menos, pero tampoco es un insoportable montón de páginas que sólo sirven como pisapapeles. “Bajo la Hiedra” está muy bien escrito, con corrección académica, rico en gramática y en léxico, una trama compleja, personajes carismáticos, villanos seductores, bien estructurado, con un ritmo correcto,… pero es poco original y carece de pasión.
En “Bajo la Hiedra” el protagonista absoluto de la historia es el joven Gair, acusado de brujería por la orden religiosa a la que pertenece tras haber demostrado un inusual talento para la magia, el Canto, en una sociedad que la rechaza por considerarla herética. Salvado de la hoguera en un juicio justo, perseguido por quienes le consideran una amenaza, es acogido por el misterioso Alderan. Un guía hacia la libertad y una oportunidad única para alcanzar una nueva vida donde su capacidad inigualable con el Canto sean un regalo de la Diosa y no una maldición. Déjà vu. ¿No es esta una sinopsis que nos recuerda otras muchas anteriores? Recapitulemos: un joven huérfano (Luke Skywalker, Harry Potter,,… Gair en “Bajo la hiedra”) tiene una monótona vida gris (junto a sus tíos Owen y Beru en “Star Wars”, junto a sus malvados tíos adoptivos en “Harry Potter”,… en el monasterio de la fe suvaeana de la ciudad santa de Dremen en “Bajo la Hiedra”). Es infeliz, siente que en su triste vida le falta algo y que está predestinado para algo más grande. En su interior se esconde un gran poder (la Fuerza, la Magia,… el Canto en “Bajo la Hiedra”) que un bondadoso maestro descubrirá y canalizará (Obi Wan Kenobi, Angus Dumbeldore,… Alderan en “Bajo la hiedra”) en la escuela donde se lo llevará para forjar su incipiente talento (el planeta pantanoso de Dagobah del maestro Yoda, Hogwarts,… la casa capitular de la orden de los Guardianes del Velo de Penglas en “Bajo la Hiedra”). Pero hay fuerzas hostiles que lo acosan y persiguen (Darth Vader y el Emperador Palpatine, Voldemort y los mortífagos,… Goran y el cazabrujos Pieter en la novela de Elspeth Cooper), pues temen que ese gran poder que esconde el muchacho pueda ser una grave amenaza para sus malvados planes de conquista. ¿Se percibe la coincidencia en los elementos principales?
La originalidad de “Bajo la hiedra” no es, definitivamente, una de sus bazas principales para apropiarse de todos los méritos que se le otorgan pero, ¿quién es original tras más de sesenta años de literatura fantástica post-Tolkien? Ni siquiera la elogiadísima novela “El Nombre del Viento” con la que comparan la obra de Cooper se podría salvar del esquema anteriormente mencionado: el héroe (Kvothe), el maestro (Abenthy), el talento (la magia), la escuela (la Universidad) y los antagonistas (los Chandrian). Ni la ciencia-ficción de “El Juego de Ender” de Orson Scott Card o la reciente “El Extraño” de Col Buchanan (también publicada por Ediciones Minotauro) se salvan de repetir el esquema, pero estamos hablando de títulos que han marcado un antes y un después, obras cumbre del género, y que aportan muchísimo más que su sinopsis, cosa que no puede decirse de “Bajo la hiedra”.
La novela empieza con un desorientado novicio Gair esperando sentencia, postrado ante el tribunal de la iglesia de la Diosa depositaria de los preceptos del Libro de Eador a la que pertenece. Acusado de brujería por haber usado el Canto (que es como se denomina a la magia en “Bajo la hiedra”), torturado por un crimen que ni él mismo entiende, el preceptor Ansel muestra una clemencia inesperada con Gair y lo libera de la hoguera en el último instante, en contra de la opinión generalizada de los otros miembros destacados de la orden religiosa. Pero Gair es un brujo, un muchacho que ha demostrado que tiene la capacidad de manipular los poderes mágicos propios de los seguidores del Innombrable, y por eso es expulsado de la ciudad santa de Dremen y se le impone una marca al fuego en una de sus manos, para que se le reconozca por el crimen que ha cometido. Y por si eso no fuera suficiente, los descontentos con la sentencia de Ansel le persiguen para ajusticiarle en secreto.
Malherido, es recogido por un misterioso anciano llamado Alderan que también tiene el poder para acceder al Canto. Juntos emprenden la huída de Dremen, con destino a una escuela de magia en las Islas Occidentales dedicada a entrenar a nuevos usuarios del Canto, los ‘gaeden’. Alderan es la única opción de Gair para salvar el pellejo y para dejar atrás a sus hostiles perseguidores, así que acepta su ayuda. Una nueva vida se abre ante Gair, cuyo don para acceder al Canto como ningún ‘gaeden’ antes que él le convierte en un Elegido, en un Mesías, en esa figura habitual de la literatura fantástica sobre cuyos hombros recae la responsabilidad de salvar el mundo ante el avance irresistible de las fuerzas del mal.
La autora, la inglesa Elspeth Cooper, merece un capítulo a parte. Enferma de esclerosis, una dolencia severa que se asocia con el científico Stephen Hawking postrado en su silla de ruedas, la escritora se tomó su tiempo e invirtió en su obra varios años de paciente trabajo. En estos tiempos tan acelerados, Elspeth le dedicó a “Bajo la hiedra” el tiempo que ya casi nadie tiene (o no quiere tener) y que es esencial para cocinar una buena novela. Una autora primeriza, nativa de las frías y húmedas tierras del norte de Inglaterra, que mientras se trataba para su enfermedad degenerativa y con una paciencia propia de quien tiene una larga vida por delante, escribe su primera obra. ¡Una historia como ésta casi merecería una novela lacrimógena con final feliz! Sea como sea, y pese a nuestra crítica feroz, Elspeth Cooper es una escritora novel con talento y mucho potencial, que estamos convencidos que desarrollará en sus futuras obras.
El libro mezcla muchos elementos, hilos argumentales secundarios que se entretejen en el camino de Gair hasta la casa capitular en Penglas, que abren nuevos frentes que deberán desarrollarse en las dos siguientes novelas de la saga. Por ejemplo, el Velo mágico que separa el mundo real del mundo de las sombras se está rasgando y los demonios y las criaturas oscuras del otro lado están cruzando sin control. O el máximo responsable de la Iglesia de la Diosa, el preceptor Ansel, que debe hacer frente a los intentos de sus opositores para arrebatarle el puesto que ostenta, superar la enfermedad que lo atormenta y descubrir los secretos que se esconden en el pasado. O el cazabrujos contratado para encontrar a Gair, vivo o muerto. Y la organización secreta de los Guardianes del Velo, con sus responsabilidades reales, más allá de la escuela de magia, apenas esbozadas para lo que parece ser los encargados de proteger la integridad física de la frontera mágica que separa los dos mundos a ambos lados del Velo. Y algunos más que nos dejamos en el tintero.
La trama de “Bajo la hiedra” está bien hilvanada, y desgrana la historia poco a poco, de forma totalmente natural, sin forzar ninguna situación. Con poca acción y mucha atención a los detalles, la autora se toma su tiempo para presentarnos tanto el mundo en el que transcurre la acción, los protagonistas, los lugares donde acontecerán los hechos más trascendentes de la historia (principalmente Dremen y la Casa Capitular de Penglas), así como las propiedades del Canto, un poder que reside en la misma tierra, a la que se accede y con la que se puede tener control sobre los elementos. Los personajes están bien definidos, son profundos, complejos y con los defectos y las virtudes propias de las personas reales en lugar de esos protagonistas y héroes bidimensionales que nos suelen ofrecer los libros de fantasía.
En conclusión: “Bajo la hiedra” es un hype fallido, una buena novela lastrada por sus altas expectativas. La comparación, desafortunada, es una losa demasiado pesada. No tiene nada que ver con “El Nombre del Viento” de Patrick Rothfuss, y no es la mejor novela de fantasía del año. Sin ir más lejos, la misma editorial ha publicado en 2011 “Los Cien Mil Reinos” de N.K. Jemisin, galardonada con el Premio Locus a la Mejor Primera Novela de ciencia ficción y fantasía del año, y que sin ser una obra maestra en los EE.UU. se la considera un peldaño, o dos, por encima de “Bajo la hiedra”. Pero está bien escrita, con algunos tramos brillantes, dispone de una traducción magnífica al castellano que ha sabido dar una correcta (y notablemente culta) salida a su léxico rico y elaborado, está dirigida a lectores adultos, con algo de sexo explícito sin sonrojarse (magnífica la metáfora “la encrucijada de sus muslos” para definir la ubicación de los genitales femeninos en una escena de sexo),… pero la historia, como hemos ido comentando sin tapujos a lo largo de esta reseña, se desinfla a medio libro cuando no alcanza el listón que el lector mal aconsejado se había establecido.
Bajo la hiedra.
Autora: Elspeth Cooper (www.elspethcooper.com)
Título Original: Songs of the Earth
Editorial: Minotauro
Colección: Fantasía
Fecha Publicación: Junio de 2011
ISBN: 978-84-450-7815-0
Páginas: 424
Formato: 14×22,5cm. Rústica con solapas
Precio: 19,50 euros
¡Un episodio genial! Y me pareció un acierto el casting. Tawny Newsome como Beckett Mariner y Jack Quaid como Brad…