¿Entretenida? Sí, ¿qué menos? Pero todo suena a ya visto porque el gran problema que tiene ya esta saga es su propio diseño de producción que sigue inamovible e inalterable apostando por hacer caja pero eliminando cualquier atisbo de sorpresa: la comicidad gamberra en torno a Jack Sparrow, unas cuantas escenas tan espectaculares como inverosímiles y un componente fantástico que podría haber dado emoción o intensidad a la trama, pero que sólo le dan exotismo. La ves y la olvidas en el maremágnum que es en sí la propia saga. Una prueba inequívoca de que no termina de funcionar: ¿Alguien se emociona un ápice cuando debería hacerlo?

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Título original: Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tal
País: Estados Unidos
Duración: 129 min.
Género: Comedia, Aventuras, Acción
Reparto: Johnny Depp, Javier Bardem, Brenton Thwaites, Kaya Scodelario, Geoffrey Rush, Kevin McNally, Golshifteh Farahani, Stephen Graham, Orlando Bloom, Martin Klebba, Adam Brown
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures
Productora: Walt Disney Pictures, Jerry Bruckheimer Films
Dirección: Espen Sandberg, Joachim Roenning
Guión: Jeff Nathanson
Producción: Jerry Bruckheimer
Música: Geoff Zanelli
Fotografía: Paul Cameron

 

Gravísimo problema el de la saga “Piratas del Caribe” desde el segundo título, pero está claro que a la Disney y al productor Jerry Bruckheimer (que en su día perpetró, entre otras,  esa carísima y malísima película también con Johnny Depp que es “El llanero solitario”) lo que les interesa es precisamente eso, no arriesgar y asegurar caja, que hasta el momento no les ha ido nada mal y en concreto a Depp le viene de perlas dada su situación financiera en la más completa ruina. La fórmula “mágica” viene repitiéndose título tras título con parecido resultado: argumentos fantásticos con muchos efectos especiales y acción, comedia gamberra y tontorrona siempre en torno a un personaje de Jack Sparrow con el que Depp puede ser tan histriónico como quiera, la fanfarria habitual del tema central sonando a todo trapo  y un argumento en el que importa poco la coherencia, todo está al servicio de la pirotecnia visual (de ninguna otra forma podría verse una escena como la inicial del robo que vemos en esta entrega, por ejemplo).
Esto no habla muy bien de nosotros como público, que vamos al cine en cuanto olisqueamos una producción con dinero detrás y fuegos de artificio delante, ni tampoco  de la capacidad del Hollywwod actual y los grandes estudios para reinventarse o buscar nuevas fórmulas con las que entretenernos y sorprendernos. Más bien todo responde a un negocio de poco riesgo en el que sabes exactamente lo que vas a ver y pagas tu entrada conociendo de antemano que lo más probable es que el argumento no sea muy allá, pero que pasarás las dos horas en el cine relativamente entretenidas y después olvidarás la película en cuanto salgas de la sala. Parafraseando lo que es la fast food, esto sería fast cinema.
En esta ocasión el gancho para nosotros como espectadores españoles es Javier Bardem (¡qué bonito sniff! Después de Penélope le toca a su chico), pero no nos pongamos exquisitos porque actuación actuación más bien poca y su imponente presencia, que eso siempre lo asegura Bardem, queda condicionada por unos efectos especiales que convierten a su Capitán Salazar en un sucedáneo con más bits que gestos. Para mi gusto esto ejemplifica el error de esta saga, el uso excesivo de los efectos visuales, pretendiendo siempre ofrecernos cosas no vistas que no resultan siempre ni emocionantes ni impactantes.
No puedo decir en ningún momento que la película me aburriera, pero le veo un cúmulo reiterativo de desaciertos tal que casi desearía que la saga terminara ya, cosa que me temo que no planean, sino todo lo contrario a juzgar por la aparición de personajes que cobran especial impulso como es el hijo de Will Turner y Elizabeth Swann y Carina Smyth (ideal para  hacer un reboot en el que le veo muchas más posibilidades a ella que a él). Al hilo de esto decir que esta vez el argumento disponía de un par de giros que podrían haberle dado emoción e intensidad a la película y que terminas viendo con la más absoluta indiferencia, lo que demuestra que el relato no funciona porque te sales de él con tanta acción y tanto efecto.
Los recursos de producción están en esta ocasión y como ya pasaba con las últimas entregas, muy por encima de los resultados obtenidos con la narración y pasa lo mismo con una banda sonora épica y envolvente que sobredimensiona unos hechos que realmente no son tan emocionantes ni impactantes como parece subrayar la melodía. Vamos, que saben como filmar la épica, pero no la narran bien y eso te termina provocando una gran indiferencia  como espectador.
Particularmente da un poco de rabia porque cualquiera de los argumento (este también) daba para un mejor relato de piratas como demostró Gore Verbinski con las dos primeras entregas. Había personajes suficientes para atomizar la narración, para darle nuevos enfoques, para contar lo mismo de otro modo o para potenciar más la aventura o incluso un cierto terror, pero ya digo, “Piratas del Caribe” es una saga presa de su diseño de producción y como funciona en taquilla prefieren no arriesgar con ella…..Apuesta segura al pagar tu entrada, pero también divertimento insulso.
Puede que lo más emocionante sea hacer una porra con los amigos a ver quién es el primero que encuentra a Paul McCartney.