“Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” (Jack Sholder, 1985)

La primera aparición de Freddy Krueger en las pantallas de cine se remonta al año 1984, en “Pesadilla en Elm Street“, la película de terror dirigida por Wes Craven en la que el villano de la función era un asesino que aterrorizaba la ciudad de Springwood, en Ohio, y acechaba a sus víctimas, jóvenes adolescentes e hijos de sus verdugos, mientras dormían. El éxito de la propuesta convirtió a Freddy Krueger en un icono del cine de terror slasher y a las películas de “Pesadilla en Elm Street” en una de las series más populares del cine terrorífico de los años ochenta. Y como suele suceder en estos casos, la primera entrega de la saga es la mejor de todas las películas, pues las secuelas se limitaron a explotar la fórmula, desdibujando la imaginativa propuesta inicial en busca de productos industrializados. Al final nuestro querido villano de la cara desfigurada, que viste jersey a rayas, sombrero y guantes con afiladas cuchillas, se hundió en la miseria fagocitado por su propio éxito, agotando progresivamente las estimulantes premisas en que se basaba el film original de Wes Craven.

Pese a todo lo dicho anteriormente respecto a las secuelas de la película seminal de Wes Craven, “Pesadilla en Elm Street 2: La venganza de Freddy” (“A Nightmare on Elm Street 2: Freddy’s Revenge“), es una bastante entretenida, aunque es cierto que se limita a repetir la fórmula. Dirigida por Jack Sholder, un director especializado en este género cinematográfico aunque sin ningún título destacado en su curriculum, y protagonizada por Robert Englund, Clu Gulager, Hope Lange, Kim Myers, Mark Patton y Robert Rusler, esta secuela nos contó como, cinco años después de los sucesos narrados en el primer film, la familia Walsh se traslada a vivir a la casa de Nancy Thompson, la heroína que consiguió derrotar al malvado Freddy Krueger. Jesse Walsh, un joven de diecisiete años, comienza a tener pesadillas y cree que la casa posee un espiritu maligno. Con la ayuda de su novia descubre que el personaje de sus sueños se llama Freddy y que fue un parricida quemado vivo por la gente de la ciudad hace diez años.

El actor Robert Englund es y siempre será Freddy Krueger, al que interpretó en todas las películas… salvo una. La única excepción es el remake del año 2009 que dirigió Samuel Bayer y que fracasó, con Jackie Earle Haley asumiendo el papel del villano. Hasta cierto punto el relevo era algo lógico pues Robert Englund ya era entonces un venerable anciano camino del retiro. Por si acaso, él mismo ya había avisado que no contaran con él (“No creo que vuelva a ponerme el maquillaje de Freddy nunca más. Soy un poco mayor para eso“) e incluso propueso a un sucesor: “Escuché un rumor que dice que Kevin Bacon es candidato al papel de Freddy Krueger, y me gusta“.