Siento devoción por Neil Gaiman, un autor que me tiene robado el corazón con ese universo tan particular, inclasificable e inimitable, que está habitado por gente común, casi siempre niños inocentes, pero que se encuentra a un solo paso de un mundo paralelo oscuro y terrible, al que se llega a través de un umbral mágico y escondido. Ese es el Gaiman que me seduce, el de “Stardust”, “El libro del cementerio”, “Coraline” o “El océano al final del camino“, y de algunos de los relatos de estos “Objetos Frágiles“.
image1No, no pretendemos descubrir a Neil Gaiman. Tampoco lo hemos hecho en reseñas anteriores del escritor británico, porque creo que nunca seremos capaces de desgranar con justicia su amplio curriculum, su brillante carrera, los numerosos premios que lucen en la repisa sobre la chimenea de su casa victoriana en Wisconsin, las adaptaciones cinematográficas de varios de sus relatos, su capacidad creativa, sus brillantes textos para cómics, obras teatrales, ensayos, novelas de ciencia-ficción y fantasía, o su inmenso y galardonado trabajo en el cómic “The Sandman“. Y si fuese necesario desvelar en esta reseña toda la carrera literaria del escritor de Portchester,… recomendaríamos al lector que, en lugar de seguir leyendo, se acercase hasta la Wikipedia o Google para abarcar la dimensión real de un creador en mayúsculas, injustamente desconocido por el gran público.
De todas formas, para quienes no conocen aún la obra de Neil Gaiman, esta antología titulada “Objetos Frágiles” es una buena forma de comenzar. Un cajón de sastre que recoge relatos breves e historias cortas, cuentos y poesías, pequeñas bromas y homenajes, dedicatorias y secuelas, publicado originalmente en el año 2006 (y reeditado en formato bolsillo, en castellano, por Roca Editorial en el año 2009), que puede servir para seducir a los reticentes y a convencer a los menos habituales. Para quienes ya mostrábamos adoración sin límites por el escritor británico esta recopliación nos sirve para afirmar que Gaiman es uno de los grandes maestros de la ficción especulativa moderna, un escritor que sabe perfectamente cuando debe ahorrarse un adjetivo y un adverbio, para acelerar el ritmo de la lectura en paralelo a la velocidad de los acontecimientos que nos narra, y que demuestra como con cuatro palabras bien ubicadas puede describir con detalle, por ejemplo, un pequeño apartamento en el 221B de la calle Baker Street.
Objetos Frágiles” nos presenta treinta y una historias diferentes publicadas en otras antologías, varios de ellas merecedoras de prestigiosos premios internacionales como los Hugo o los Locus, que incluyen una fiesta de adolescentes con unas chicas muy extrañas, devoradores de carne humana, oscuros recuerdos infantiles, lecciones de sabiduría de un cuervo, amores imposibles, un encuentro de los meses del año que intercambian historias en su reunión anual, un regalo de cumpleaños, algo de muertos vivientes, una degustación incomparable del exclusivo Club Epicúreo de gastrónomos, un misterioso circo que hace desaparecer a sus espectadores, las mil y una noches de Sherezade, unos toques de ciencia-ficción para “The Matrix“, un manual de supervivencia, y un regreso al mundo de “American Gods” de la mano del triste Sombra. Un buffet libre para dar satisfacción a todos los paladares.
Treinta y un relatos en los que Gaiman nos regala un nuevo punto de vista sobre el mundo, sobre su mundo, ese lugar aterrador pero tierno, hecho a medida de los adultos aunque los protagonistas sean, casi siempre, niños inocentes. Un universo cargado de miedos infantiles, nostálgico, extraño pero, a la vez, cotidiano, fantástico y rural, cargado de un oscuro sentido del humor y, sobre todo, de una imaginación desbordante y fuera de lo común con la que Gaiman rinde homenaje a su arte, la narración, y a sus herramientas de trabajo con su estilo peculiar y particular, ese inconfundible sello del autor repleto de un imaginario característico a medio camino entre el romanticismo inglés (entendido como referencia al movimiento artístico de Byron, Shelley, Keats y compañía) y la novela gótica.
Son “Estudio en esmeralda”, “La danza de las hadas”, “La presidencia de Octubre”, “La habitación Oculta”, “Las esposas prohibidas de los siervos sin rostro de la secreta morada de la noche”, “Por la senda del recuerdo”, “Hora de cierre”, “Renacer Salvaje”, “Amargo despertar”, “Los otros”, “Recuerdos de familia y otros tesoros”, “Los niños buenos mereces favores”, “La verdad sobre el caso de la desaparición de la señorita Finch”, “Niñas extrañas”, “Corazón de Arlequín”, “Rizos”, “El problema de Susan”, “Instrucciones”, “¿Cómo crees que me siento?”, “Mi vida”, “Quince cartas de un tarot vampírico”, “Alimentadores y alimentados”, “Crup del hipocondríaco”, “Al final de los tiempos”, “Goliat”, “Fragmentos de un diario encontrado en una caja de zapatos olvidada en un autobús de línea en algún punto entre Tulsa, Oklahoma y Louisville, Kentucky”, “Cómo hablar con las chicas en las fiestas”, “El día de los platillos volantes”, “El pájaro del Sol”, “Inventando a Aladino” y “El monarca de la cañada”.
El resultado de “Objetos Frágiles” es desigual, desequilibrado, como suele suceder con antologías de relatos compuestos a partir de retazos recogidos a lo largo del tiempo y el espacio, descontextualizados y sin ningún hilo conductor salvo el autor que las firma, pero todos ellos son diferentes y sorprendentes. Todos y cada uno de los treinta y un relatos de “Objetos Frágiles” son un regalo de Neil Gaiman para sus lectores, y si tengo que destacar alguno de los textos que brille con más intensidad en medio del conjunto, aquel que merece la pena destacar es el “Estudio en esmeralda“, galardonado con un premio Hugo en el año 2004, donde Gaiman cruza con habilidad y naturalidad al detective más famoso de todos los tiempos, el Sherlock Holmes del escritor escocés sir Arthur Conan Doyle, con el horror cósmico de “Los Mitos de Cthulhu” del escritor H.P. Lovcraft y convierte a la mismísima Reina de Inglaterra en un primigenio.
Y, aunque pueda parecer extraño, es imprescindible degustar la introducción en la que el mismo Gaiman nos explica cómo, cuándo y dónde surgió la inspiración para dar forma a todas las fantasías de Gaiman de la antología. Mi recomendación: una primera lectura antes de empezar la novela, y otra al finalizar.
Sí, “Objetos Frágiles” es puro Gaiman pero, a la vez, es muy poco Gaiman. Es evidente que cada relato, a su manera, demuestra que es la obra de un maestro cuentacuentos, el mejor en el arte de contar historias evocativas y conmovedoras, de lectura amena y rápida que saben llegar hasta esos rincones de la memoria que los adultos solemos esconder bien adentro, al fondo y en un rincón, y que activan la nostalgia que nos hace sonreir y llorar. Por ese motivo “Objetos Frágiles” es puro Gaiman. Pero también es cierto que hay algunos relatos que no dejan el sabor en el paladar al que el maestro de Portchester nos tiene acostumbrados, sin magia ni misterio, sin niños ni monstruos caseros, sin sueños ni miedos, con ese barniz oscuro que solamente Gaiman sabe aplicar. Por ese motivo “Objetos Frágiles” es muy poco Gaiman.
Objetos Frágiles.
Autor: Neil Gaiman
Editorial: Roca Editorial
Traducción: Mónica Faerna
Fecha de publicación: Enero de 2009
ISBN: 9788496940482
Formato: Rústica
Páginas: 446
Precio: 9,95 euros