Panini Cómics ha publicado el quinto volumen que recopila, en formato Marvel Gold, la serie regular del Capitán América y el Halcón, y este integral es especialmente interesante ya que aquí tiene lugar La Saga del Imperio Secreto, que vive en estos momentos un revival en los USA y que llegará aquí en septiembre.

Capitán América y El Halcón 5 La saga del Imperio Secreto (Marvel Gold)
Edición original: Captain America 169-192 y FOOM 8 USA
Guión: Steve Englehart
Dibujo: Sal Buscema, Frank Robbins
Color: A color
Formato: Libro cartoné, 512 págs. a color
39,95€

¡Quizás la más trascendental aventura en la historia del Centinela de la Libertad, en el Omnigold con el que se completa la aclamada etapa de Steve Englehart! El Imperio Secreto ha corrompido los más insospechados ámbitos de poder dentro de Estados Unidos. Y cuando el Capitán América luche contra ellos, todo cambiará en la vida de Steve Rogers.

Como seguramente sabréis el Capitán América es la figura en torno a la que pivota todo el cross-over de Marvel Cómics de este verano, bajo el epígrafe de Imperio Secreto vemos como un corrompido Capitán América (cosillas del cubo de Rubik cósmico, del cubo cósmico), que está convencido de haber sido un fiel servidor de Hydra y que ahora intenta alcanzar el poder de la organización terrorista más conocida de Marvel. Todo este evento parte, precisamente, de las ideas de Nick Spencer, actual guionista de la serie Steve Rogers Capitán América y Sam Wilson: Capitán América, protagonizadas por Steve Rogers y Sam Wilson respectivamente. Todo este cross-over se inspira, precisamente, en la Saga del Imperio Secreto que se publicó a comienzos de los años 70 y que, creada por Steve Englehart y dibujada por Sal Buscema, nos narraba la pérdida de fe de Steve Rogers en América y en su papel como Capitán América.

El germen de La Saga del Imperio Secreto se encuentra en el Escándalo Watergate , una investigación periodística, y luego judicial, que conllevó la caída del Presidente Richard Nixon cuando se descubrió que la propia Casa Blanca se encontraba detrás de escuchas en la sede del Partido Demócrata, Nixón era Republicano. En vez de asumir que lo habían pillado in fraganti (Nixon tenía incluso conversaciones grabadas que lo incriminaban) Nixon intentó ejercer ilegalmente su poder para amedrentar y tapar el escándalo, pero fue imparable y, finalmente, en 1974 se vio forzado a dimitir. Cuando fue declarado culpable el Presidente republicando Gerald Ford le concedió el perdón presidencial… Os podéis imaginar que la sociedad estadounidense estaba enfadada y desencantada, y eso es lo que Steve Englehart plasmó en La Saga del Imperio Secreto, donde vemos al Capitán América perseguir al nuevo Imperio Secreto hasta llegar a su misterioso y secreto número 1, y líder, que se suicidaba ante los ojos de Steve Rogers en el propio Despacho Oval. Era Richard Nixon y, junto él, se perdía la inocencia e ingenuidad del Capitán América que acababa por renunciar al nombre y uniforme para adoptar posteriormente la identidad del Nómada… y a exhibir una actitud realmente airada incluso cuando, números después, recuperase la identidad del Capitán América y se reafirmase en su compromiso por la libertad, la Democracia, el pastel de manzana y todo eso.

Sin alargarnos en exceso os diré que La Saga del Imperio Secreto, y su desarrollo posterior, fueron un auténtico éxito de ventas que devolvió al Capitán América a una posición que no ocupaba desde la II Guerra Mundial. Englehart realizó una disección del Capitán América y lo rehízo a través de la catarsis de La Saga del Imperio Secreto adaptándolo a los descreídos tiempos de los años 70 y lo propio hizo con Sam Wilson, el Halcón, a quien puso al frente de la serie durante los números del Capi… aunque posteriormente, y tras desvelar que era un agente inconsciente de Cráneo Rojo, le añado con una capa extra: su auténtico yo era el de Snap Wilson, un criminal de poca monta al que Cráneo Rojo, con la ayuda del Cubo Cósmico, lavó el cerebro para hacerle creer que era Sam Wilson, un educador social. ¿Os suena ahora? Sí, Nick Spencer está tomando muchas de sus ideas para su saga del Imperio Secreto de la original y del posterior desarrollo que Englehart le dio, y es que se podría decir que la saga y sus consecuencias se prolongaron durante muchos meses en la serie del Capitán América y el Halcón.

Naturalmente La Saga del Imperio Secreto es hija de su tiempo, ya que fue inspirada por la política de entonces, algo que también notamos en el tratamiento de los personajes femeninos, esas Sharon y Peggy Carter, o peor, la novia de el Halcón, Leila, a la que no se pude calificar de otra manera que odiosa en todas y cada una de sus apariciones. Y eso por no hablar de lo cobardemente que Steve Rogers se comporta al ocultarle a Peggy Carter, su novia de la II Guerra Mundial, que está saliendo con su hermana pequeña: Sharon. Como decía, es inevitable que estas cosas, más que aceptables en aquellos años 70, ahora nos hagan rechinar los dientes, pero eso no debería quitar mérito a la etapa de un innovador y atrevido Steve Englehart que firmaría una etapa mítica de la que, por desgracia, se bajó su compañero al dibujo, Sal Buscema.

El dibujante neoyorkino Sal Buscema era el hombre perfecto para dibujar La Saga del Imperio Secreto, sobre todo viendo lo que vino después, y no sólo dotó de vida los sentimientos del Capitán América, sino que nos regaló viñetas absolutamente magistrales que quedarían, para siempre, en el colectivo de los fans. La página final de La Saga del Imperio Secreto o la presentación del Nómada, caída al pisar la capa incluida, son muestra de lo que pudo haber sido la etapa de Englehart y Buscema, pero el neoyorkino sentía que el título se había politizado demasiado y que ya ni siquiera dibujaba al Capitán América, sino a un nuevo héroe. Buscema abandonó el título y la tragedia no quedó ahí, ya que en Marvel optaron por encargar el dibujo a Frank Robbins, un genio al que escogieron erróneamente, del trazo limpio de Buscema pasamos a un dibujante que rompe la fisonomía humana, que logra impactar al lector con las imposibles composiciones físicas de sus personajes (Vamos, que deberían haberse roto cuatro o cinco huesos en cada viñeta) y que, paradójicamente, consigue una potente expresividad… tanta que, en ocasiones, Steve Rogers luce como un auténtico loco. Que nadie se engañe, Frank Robbins es una gran dibujante… pero no era el adecuado para el Capitán América (desde mi punto de vista), algo que notamos por los contados regreso de Sal Buscema al título, a mitad del trabajo de Robbins, que reavivan el interés de todo el cómic en sí.

En cuanto a la edición de Panini os diré que estoy encantado con un Marvel Gol tan bueno, totalmente documentado, repleto de información generada por la redacción de Panini y que pone el listón altísimo a la hora de realizar reediciones de material clásico.

En definitiva, La Saga del Imperio Secreto es un momento imprescindible de Marvel Cómics y, bueno, ya sabéis, a partir de septiembre querréis conocer las posibles pistas ocultas de Imperio Secreto y para eso lo mejor es conocer el original.