Os puede sorprender, pero Los Picapiedra es un cómic magistral, una lección de cómo el mundo del cómic puede ser el vehículo para expresar todo tipo de ideas, en este caso las críticas con nuestra sociedad actual. Una obra maestra de Mark Russell, Steve Pugh y Rick Leonardi.

Los Picapiedra: Integral
Edición original: The Flintstones núms. 1 a 12 USA
Fecha de edición: noviembre de 2018
Guión: Mark Russell
Dibujo: Rick Leonardi, Steve Pugh
Tinta: Scott Hanna
Color: Chris Chuckry
Formato: Libro cartoné, 320 págs. a color.
30,5€

¡YABBA-DABBA DO!

En el pueblo de Piedradura, Pedro y Vilma Picapiedra, su hija Pebbles, sus vecinos los Mármol, y sus amigos, compañeros de trabajo y dinoaparatos protagonizan divertidas aventuras ambientadas en una Edad de Piedra que bien podría ser reflejo de nuestra era, tan confusa y cautivadora como alienante. Esta versión moderna de la icónica serie de animación de Hanna-Barbera es oscuramente hilarante, y dirige su mordaz mirada sobre asuntos como el consumismo, la religión, la política y las relaciones interpersonales.

Recuerdo el día en el que leí la noticia de que DC Comics iba a publicar un sello de cómics de los personajes de Hanna-Barbera, rápidamente los deseche como “cómic infantil” y sin mucha sustancia con el que ir enganchando lectores jóvenes pero que, por lo demás, no tenía interés para mi. La siguiente noticia fue ver que ECC Cómics se lanzaba a publicar, en grapa además, estos tebeos y ahí sí, aplaudí la dedicación de lograr encontrar público infantil nuevo con estas nuevas series que tanto me gustaron en mi infancia. Pero, poco a poco, me iban llegando señales de que había un título especial, una serie que rompía moldes y que iba mucho más allá de lo que cualquiera esperase de estos personajes: Los Picapiedra.

Así que cuando ECC lanzó un integral con los 12 números de la serie realizados por Mark Russell y Steve Pugh me lie la manta a la cabeza y me hice con el integral esperando ver qué tenía de especial esta serie y si realmente era tan buena como esas nominaciones a los premios Eisner, ¡tres nada menos!, parecía indicar.

Lo primero que me llamó la atención fue el magnífico estilo de Steve Pugh, a medio camino entre el cartoon y el realismo con gran expresividad. No era para nada lo que me esperaba de Los Picapiedra y sin embargo la esencia de la antigua serie de televisión estaba en todas y cada una de las viñetas, aunque aderezada con cierta ironía y sarcasmo. Por cierto, Rick Leonardi dibujó el séptimo número de Los Picapiedra y logró estar al magnífico nivel de todos los involucrados en la serie en una de las historias más emotivas y humanas.

Lo siguiente en llamarme la atención fueron los guiones de Mark Russell donde, con una intencionada sutileza, carga contra los principales pilares del capitalismo: el consumismo, la religión, la política, las grandes ciudades… ¡no deja títere con cabeza! Y además lo hace sin traicionar la esencia de unos Picapiedra que lucen tan auténticos como siempre aún cuando están tratando temas realmente sensibles que, en otros tiempos, habrían tenido serios problemas para ser publicados en cualquiera de las dos Majors del cómic.

En una decisión controvertida ECC apostó por su formato reducido para esta serie. Dejadme que os diga que no me cabe duda de que, en algún momento, veremos una edición a mayor tamaño, pero no he tenido problema alguno con este formato aún cuando se “pierdan” 1 ó 2 centímetros comparado con la grapa.

En conjunto Los Picapiedra son una obra maestra, sí, maestra, del siglo XXI, una amena, divertida y profunda reflexión sobre nuestra sociedad contada a través de unos personajes míticos para varias generaciones y que han regresado de la manera más insospechada tras gozar de una ¿o dos? horribles películas que no aportaban nada en comparación con estos cómics.