Se me hace muy difícil entender por qué La Factoría de Ideas no apostó por publicar “Codex Alera” en España habida cuenta de la calidad que atesora “Las Furias de Alera“, el primer libro de la saga. Gracias a esta indecisión la Colección de Literatura de Fantástica de RBA se ha hecho con una joyita que os recomiendo efusivamente, y donde Jim Butcher demuestra que no sólo de Harry Dresden vive el hombre.

Las Furias de Alera
Autor: Jim Butcher
Formato: 14,0 x 21,3 cm
Tapa: Rústica con solapa
Nº páginas: 608
Precio: 21 €

En el mundo de Carna, el reino de Alera es el estado más poderoso y todos sus habitantes tienen cierto dominio sobre las fuerzas elementales (agua, tierra, madera, fuego, aire y metal) a las que llaman furias. Todos, excepto Tavi, que vive en una propiedad rural y es incapaz de desarrollar sus habilidades, quedando por eso relegado a tareas secundarias y a ser objeto de burla por parte de todos.

La azarosa búsqueda de una oveja perdida, lanza a Tavi de cabeza hacia los acontecimientos que están poniendo en peligro la paz entre los reinos y la misma supervivencia de Alera. Sin habilidad para controlar las fuerzas elementales, tendrá que confiar en su valor e inteligencia para salvar a sus amigos y liberar al reino de la peor amenaza de su historia.

No quiero avanzar demasiados detalles sobre el argumento del libro porque no quiero chafarle a nadie nada del libro, de hecho os invito a que NO leáis los títulos de los siguientes libros porque os encontraréis con un par de spoilers que dejan claro lo que Jim Butcher insinúa en Las Furias de Alera (¿por qué no se tradujo como correspondía? ¿”Las Furias de Calderon”? si os pica la curiosidad al final de la reseña tenéis la explicación que dieron en el blog de la colección), hacedme caso, es mucho más agradable que Butcher os vaya descubriendo poco a poco el pastel a que lo estropeéis al buscar información para hacer la reseña del libro, snif.

Así que, obviando hablar del argumento en sí, vamos a hablar de por qué tenéis que leer Las Furias de Alera. ¡¡Porque lo digo yo, y punto!! 😉 Bueno, vale, tenéis que hacerlo porque Jim Butcher es un genio que nos ha regalado a Harry Dresden, uno de los personajes de fantasía urbana más destacables, sino el más importante. Porque sabe cómo jugar con los elementos clásicos de la fantasía (y bien que los retuerce y enrevesa el maldito). Porque sabe cómo sorprendernos, porque sabe lo que esperamos encontrar en un libro de fantasía y cómo negarnóslo, sabe qué caminos deben transitar sus personajes y qué caminos no esperamos verles transitar. De hecho el libro comienza apostando fuerte, con un giro argumental que no nos esperábamos y dejando, bien a las claras, que Jim Butcher está construyendo una historia de la que enamorarse. Una historia de fantasía de las clásicas, y a la vez de las modernas.

Como no podía ser de otra forma Jim Butcher nos regala unos personajes muy interesantes, aunque el más interesante es, sin duda, Taví, que pueden dar mucho jugo en los próximos libros (y seguro que habrá nuevos personajes que también nos encandilen), pero quisiera destacar la creación de tres personajes enemigos de Taví que, por su carisma, se acaban convirtiendo en esos malos a los que esperas ver cambiar de bando. Jim Butcher los crea y en tan sólo un libro consigue que el “efecto Darth Vader” nos haga suplicar por su reconversión, tiene mérito, mucho mérito.

A eso hay que sumarle el hecho de que Tavi no tenga magia alguna en sus venas (TODO el mundo en Alera posee magia, más o menos débil, menos Tavi) y que aún así sea un personaje que destaque sobre el resto a base de ingenio e inteligencia (a veces veo ramalazos de Harry Dresden en él por su manía de hacer lo correcto). Y tampoco conviene olvidarse de una prometedora civilización, la alerana, que tiene muy buena pinta y que nos promete unos próximos libros ciertamente interesantes. No sabéis lo que he disfrutado con Las Furias de Alera.

En cuanto a la edición de RBA, debo ser honesto, es el primer libro que compro de la Colección Literatura Fantástica y me ha sorprendido su calidad, su acabado y, en líneas generales, todo. De forma positiva, por supuesto. Pero hay dos detalles con los que se les debería llamar la atención; el primero es que apenas se nombra a Harry Dresden como corresponde (en la solapa se habla de él como si fuese un detective y reducirlo a sólo eso… Harry es mucho, mucho más interesante que un detective, por mucho que beba de los clásicos como Chandler) ni a la Factoría de Ideas (aunque esto sea más entendible) cuando yo hubiese puesto en portada un slogan del tipo “del creador de Harry Dresden”, que se vea, que atraiga lectores. El segundo punto es el acabado metalizado que inicialmente tanto me gustó y que acaba rayado y sucio tras la lectura del libro (y soy un lector muy cuidadoso), era una gran idea, pero si el acabado sufre tanto quizás habría que replanteárselo. Luce muy bien al adquirir el libro pero tras la lectura… Por cierto, un tercer punto: las ilustraciones de Alejandro Colucci deberían ser mucho más grandes, ¡que se luzcan! (si, soy fan de Alejandro).

Que estos tres puntitos negativos no sirvan para evitar que disfrutéis con esta maravilla de libro, son sólo quejas de un lector veterano que sólo ha sabido encontrar estos puntitos negativos (¡como si contar con una portada de Colucci fuese algo malo!), Las Furias de Alera es, para mi, uno de los libros del año, como os demostraré cuando haga el top 10 de libros de este año.

El porqué del cambio del título de Las Furias de Calderon a Las Furias de Alera

“Al parecer, el “Calderon” del original (“Furies of Calderon”) no tiene ningún significado en inglés y sirve para darle nombre al valle en el que transcurre buena parte de la novela. Para evitar confusiones con el “calderón” castellano, que en ninguna de sus acepciones tiene relación con un accidente geográfico, se ha respetado el “calderon” de la novela original, sin tilde. En la portada, sin embargo, la primera impresión que se llevaría el lector al leer “Las Furias de Calderon” sería la de encontrarse ante una falta de ortografía (la falta de tilde) y eso parecía poco aceptable, por lo que se optó por elegir un término más amplio y elegir el nombre del país: Alera. Tratándose del primer volumen, en el que se presenta el mundo fantástico en el que se ambienta la saga, “Las Furias de Alera” parecía una opción acertada.”