Después de doce años desde la edición anterior, aparece de la mano de Roca Editorial el primer libro que escribió Alan Moore, en 1996. La pluma genial de este escritor de cómics y novelas gráficas se encuentra en las páginas de La voz del Fuego, sugerente título para una apasionante lectura.

La voz del fuego
Autor: Alan Moore
Tapa blanda: 320 páginas
Editor: Roca Editorial
Colección: Novela
Precio: 19,90

En esta historia llena de lujuria, locura y éxtasis, habitan doce personajes distintivos que vivieron en la misma región del centro de Inglaterra durante un período de seis mil años. Sus narraciones se entrelazan a través de acontecimientos recurrentes, extrañas tradiciones y visiones misteriosas. El primero es un niño en una cueva, quien ha perdido a su madre y que se enamorará y aprenderá una lección mortal. Le sigue un extraordinario elenco de personajes: una asesina que personifica a su víctima, un pescador que cree haberse convertido en una especie diferente, un emisario romano que se da cuenta de la amarga verdad sobre el Imperio, una monja discapacitada que es curada milagrosamente por una perturbadora aparición, un viejo cruzado cuya fe es destruida por el testimonio de la reliquia final, dos brujas, amantes, que queman en la hoguera… Cada cuento interconectado traza un camino en un viaje de descubrimiento de los secretos de la tierra.

Alan Moore no necesita presentación, pues en el mundillo si no es el número 1, cerca anda. Me atrevería a decir que no tiene historia mala. Todo lo que toca es oro tanto para el aficionado como para la editorial que acoge su trabajo. He perdido la cuenta de cuántas ediciones lleva en nuestro país su obra maestra Watchmen. O V de Vendetta. O La Cosa del Pantano. Hasta sus obras menores reciben reediciones puntuales. Solo escasos trabajos suyos no han visto la luz en nuestro país, por ejemplo, el cómic en seis partes 1963 (con Rich Veitch y Stephen Bissette, 1993). Conseguir los derechos para la publicación en España no debe ser fácil.

Algunos de sus relatos tampoco han asomado por aquí, aunque hace años se publicó El Lagarto Hipotético (A Hypothetical Lizard, 1990) de la mano de Planeta, una breve historia de carácter fantástico que personalmente no me dijo mucho. Una larga lista de relatos en prosa o textos completan su biografía escrita. Pero como a Alan Moore le picaba el gusanillo, su primera novela no tardó en alumbrarse.

La voz del fuego (Voice of the Fire) fue editada por Orion Books en 1996. Ya en 2003, Top Shelf productions, una pequeña editorial americana fundada en 1997 y que publicó obras de Moore como Lost Girls o The League of Extraordinary Gentlemen: Century, nos trae en 2003 una nueva edición con sobrecubierta, introducción de Neil Gaiman y 30 ilustraciones a color de José Villarrubia. En 2009 aparece la novela en tapa blanda, que es en la que se basa la publicación española de Editorial Roca. Anteriormente, fue Planeta en 2006 y en tapa dura quién editó este libro.

Tal como cuenta el texto en la solapa, la narración de Moore sigue la tradición de la obra de Kipling Puck en la Colina de Pook, Las Vidas Imaginarias de Schwob o Historia Universal de la Infamia de Borges. La ambientación transcurre en la ciudad en la que vive el propio autor, Northampton y relata las vivencias de doce personajes que vivieron en esa región durante el transcurso de seis mil años. Son como relatos de misterio e incluso terroríficos, independientes, cada uno completa un capítulo de título propio, y ambientado en una época diferente. Las narraciones se entrelazan a través de acontecimientos recurrentes, extrañas tradiciones y visiones misteriosas.

El primer capítulo transcurre en el año 4000 a. C. Lo protagoniza un niño que tras perder a su madre encuentra a alguien que guarda un misterio fatal. Este es el capítulo más experimental, y para la traductora Eugenia Vázquez debió ser un infierno. Cuesta leer y hace que meterse en la novela sea arduo al principio. Una vez te acostumbras al lenguaje (recuerden Crossed +100, un cómic de quitarse el sombrero, pero también con un lenguaje muy peculiar), te metes en la historia y sufres con el protagonista. Todas las historias están narradas en primera persona, ya sea por seres vivos o muertos. En el capítulo dos damos un salto hasta el año 2500 a. C. y así, capítulo tras capítulo llegamos a la actualidad (del escritor).

Ciertamente es desde el capítulo segundo hasta el octavo (la lengua de los ángeles) cuando más disfruté de la lectura. Las abigarradas y maravillosas descripciones, el misterio creciente, los detalles, sobre todo los detalles que se repetían de una historia a otra, sucedidas en la misma localidad, me provocó un ansia de seguir leyendo para ver si toda esta locura tenía una explicación lógica o una finalidad. Finalmente, esa no era la finalidad de este libro, sino todo lo contrario. Consigue sumergirnos y transportarnos a esas épocas en un remolino de incertidumbre y pasión por la lectura. Ya en el último capítulo descubrimos á través de la voz de su escritor, cuál era su intención al escribir este libro. Un recorrido por las calles de la ciudad que nos recuerda al trayecto en calesa de su cómic From Hell. El fuego une estos sobrecogedores relatos, pero también los perros, o las cabezas y muchísimos otros detalles que quizás se escapen en una primera lectura. La voz del Fuego es una absoluta obra maestra, otra más, de Alan Moore.