Pongamos que eres un productor de televisión que descubre un cómic realmente interesante y un poco herético, pero con calidad suficiente como para conquistar a la audiencia. Comienzas a preparar la adaptación del cómic a la televisión y en un momento decides que lo más interesante es cambiar por completo toda la historia de manera que se pierda prácticamente toda la esencia del cómic, edulcorar una serie de televisión cuyo protagonista es… Lucifer. Sin ir más lejos es lo que sucede con la serie de televisión de Lucifer que se convierte en un pastiche que sonroja y que nada se parece a la maravillosa serie creada por Mike Carey y Peter Gross. Es difícil convertir a un personaje Lucifer en un bufón pero es lo que hace esta serie de televisión, y tampoco es que los secundarios salgan mejor parados…

No hay un solo personaje reconocible en toda la serie todos se vuelven sensibleros sentimentalista, graciosillos… incluso los personajes de nuevo cuño no interesan realmente por ser cáscaras vacías y sin gracia alguna que se “tragan” que Lucifer ES Lucifer, pero sin creerlo realmente. Y eso por no hablar de los “poderes” de Lucifer, otro aspecto que…

Dejando todo aparte la serie se puede ver como su producto que jamás alcanzará las cotas de calidad de la serie original de Lucifer.

Lo único positivo que todo esto es que la serie de televisión ha permitido que se diese a conocer el cómic y que ECC se decidiese a reeditar la etapa de Carey y Gross en una edición muy recomendable en tres volúmenes, mi verdadera recomendación es que os hagáis con el cómic, conozcáis lo que dio origen a esta serie de TV y luego vamos todos juntos a quemar los estudios de TV donde se perpetra esta bazofia.

La serie de televisión se puede considerar un subplacer culpable, no llega a más, y eso siendo muy generosos.

Lo máximo que hacen son estos juegos gráficos con las alas de Lucifer