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Es tan cierto que Enki Bilal no es un bocado apto para todos los paladares como que es un genio. Y con su primer trabajo como dibujante, “El crucero de los olvidados” con guión de Pierre Christin, ya lo demostró sobradamente. Era solamente el principio. Su estilo, con influencias de Moebius, es único e inimitable. Su uso del color, de lo mejor del BD francobelga.

Corría el año 1980 y el artista yugoslavo afincado en Francia se estrenaba como autor completo con “La feria de los inmortales” (“La foire aux immortels“), primera entrega de la trilogía “Nikopol” con sus secuelas “La mujer trampa” de 1986 y “Frío Ecuador” de 1992, que le consagró como uno de los más importantes autores del panorama europeo y mundial.

La feria de los inmortales” nos trasladaba hasta un futuro distópico del año 2023, oscuro y decadente, al que llega el astronauta Alcide Nikopol tras muchos años vagando por el espacio, al estilo Buck Rogers. Su destino le lleva a la ciudad de Paris, fascista, violenta y corrupta, donde coincidirá con el dios egipcio Horus y su estirpe, viajeros de una nave esacial con forma de pirámide, que buscan un peón para modelar el destino a su antojo.

Existe una adaptación cinematográfica de esta obra del año 2004, dirigida por el propio Enki Bilal, titulada “Immortel, ad vitam” y que combinaba imagen reales con animaciones CGI.

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