Género: Drama, aventuras
Reparto: Jason Clarke, Josh Brolin, Keira Knightley, John Hawkes, Jake Gyllenhaal, Sam Worthington, Martin Henderson, Emily Watson, Michael Kelly, Thomas M. Wright
Música: Dario Marianelli.


Poco subjetivo voy a ser con esta película porque el alpinismo y la aventura son dos temas que me fascinan, así que poco hace falta para que un argumento que habla sobre un drama en el Everest me entretenga y me interese. Probablemente para afinar con vuestros gustos (si no os apasiona este tema) debáis restar una estrellita a la valoración para haceros una idea más aproximada de qué esperar.
Lo que nos cuentan en este caso es una dramática y peligrosa ascensión que tuvo lugar a mediados de los años 90’s en la que una gran tormenta puso en peligro la vida de varias expediciones comerciales. Sí, comerciales, uno de los aspectos más interesantes de esta película es que demuestra como la idealista y romántica pretensión (por la escasez de medios con los que ascendían en el siglo pasado) de ascender al pico más alto del mundo ha terminado convirtiéndose en una afición de aventureros con bolsillo (hoy los medios son muchos y bastante mejores) y ha perdido parte de su espíritu original para convertirse en muchos casos en un capricho caro para los que pagan y un negocio rentable para los que les conducen, con todo lo que ello conlleva. Me parece importante que se explique como, a pesar del peligro, el Everest se ha convertido en algo así como un parque de atracciones para aventureros de todo pelaje.


“Everest” lo que sí creo es que desaprovecha en cierto modo algunas de sus bazas dramáticas. El tramo final, en torno a cuarenta minutos, son intensos y vibrantes (la banda sonora de Dario Marinelli ayuda mucho a ello), pero me da la sensación de que daba todavía más juego y únicamente con que hubieran explicado mejor el ascenso y descenso (a veces un poco farragosos) y hubieran utilizado mejor a los actores lo habrían conseguido (concretamente que Jake Gyllenhall salga tan poco me hace sospechar que ha habido tijera en la sala de montaje y si la ha habido es muy probable que la emoción haya perdido músculo en el proceso). También creo que han incorporado un reparto de relumbrón con muchos personajes y esa coralidad no la han sabido llevar bien del todo perdiendo parte del interés que tenían cada uno de los protagonistas por su lado.


Ya digo que “Everest” me entretuvo y mucho, incluso salí contento del cine; pero no puedo evitar pensar en los peros, en que está misma película podría ser mucho mejor porque había un buenísimo material para ello. Podríamos decir que está por debajo de sí misma y en gran parte es porque las posibilidades dramáticas eran infinitas (obsérvese por ejemplo como no aprovechan suficientemente ciertas muertes y cuando se producen te quedas un tanto frío e indiferente, nunca mejor dicho, cuando no debería ser así). De nuevo lo mejor vuelve a ser lo esencialmente técnico, la factura visual, el soundtrack (incluyendo sonidos, no sólo música).
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