Elric ha regresado. La espera ha sido larga, pero ha llegado a su fin. De hecho cualquier espera superior a los tres días se me habría antojado demasiado larga, así que mi juicio puede ser poco objetivo. Pero, por fortuna, la espera ha merecido la pena y las manos de Julien Blondel, Jean-Luc Cano, Robin Recht y Julien Telo nos han vuelto a regalar una obra maestra.

Un año después de haber abandonado el trono de rubí, de estar vagando por los Reinos Jóvenes, Elric ya no es conocido como el emperador de Melniboné, sino con el sobrenombre de El Lobo Blanco, el mercenario más sanguinario de la tierra.

Han pasado tres largos años desde la publicación de “Elric: Tormentosa“, la segunda entrega de la mejor adaptación al cómic de la saga de Elric de Melniboné, la obra maestra de Michael Moorcock. Un año desde que Elric abandonó Melniboné con la espada maldita Tormentosa, para aventurarse en los Reinos Jóvenes en busca de su funesto destino. Un año desde que dejó el Trono de Cristal en manos de su pérfido y traicionero primo Yyrkoon, y se alejó de su amor Cymoril. Tres largos años desde que los lectores pudimos disfrutar por última vez del magnífico trabajo de los franceses Julien Blondel, Jean-Luc Cano, Robin Recht y Julien Telo, guionistas y dibujantes a ocho manos de una de las obras más destacadas de la década.

Elric, el último emperador de Melniboné, conocido como el Lobo Blanco, el Campeón de Arioch, el Albino o Asesino de Mujeres, es una de las encarnaciones más conocidas del Campeón Eterno, como también lo son Corum Jhaelen Irsei, Dorian Hawkmoon, Erekosë, Jherek Carnelian o el conde Urlik Skarsol. Un héroe condenado con múltiples aspectos y en diferentes realidades. Emperador, guerrero y hechicero de la decadente Isla del Dragón, este personaje es el antihéroe protagonista de una saga esencial en la historia de la literatura fantástica escrita por el británico Michael Moorcock.
Con una primera aparición fechada en 1961, en el relato “The Dreaming City” publicado en la revista “Science Fantasy“, Elric es el personaje protagonista de una serie cerrada de ocho libros (“Elric de Melniboné”, “La Fortaleza de la Perla”, “Marinero de los mares del destino”, “El misterio del lobo blanco”, “La torre evanescente”, “La venganza de la Rosa”, “La maldición de la Espada Negra”, y “Portadora de Tormentas”), emperador a su pesar, guerrero y hechicero de la decadente nación de Melniboné, albino y de naturaleza débil, portador de las espadas Tormentosa y Enlutada, inevitablemente solitario, maldito, títere de fuerzas superiores, sin control sobre su destino y condenado a servir como peón para preservar el eterno equilibrio entre el Orden y el Caos.

Maestro de maestros, Moorcock es uno de los más prolíficos autores de fantasía épica, creador de la saga del Campeón Eterno cuya obra ha obtenido los premios más prestigiosos del género, incluyendo Nebula, August Derleth, British Fantasy, World Fantasy, Campbell Memorial o Guardian Fiction. Sí, en la lista falta el Hugo, pero su influencia en el género y su relevancia como punta de lanza del movimiento regenerador de la fantasía occidental más clásica (la llamada ‘New Wave‘) es tan grande que nadie le negará su lugar en el Olimpo, entre los más importantes autores de la literatura fantástica.

Elric: El Lobo Blanco” de Julien Blondel, Jean-Luc Cano, Robin Recht y Julien Telo (aunque los créditos también mencionan a Jean Bastide), es la tercera entrega de una nueva adaptación al noveno arte de las funestas aventuras de Elric de Melniboné, que inauguró “Elric: El Trono de Rubí” y siguió con “Elric: Tormentosa”, que publica en castellano Yermo Ediciones.
Antes de estos tres álbums, las aventuras del Emperador de Melniboné han visto numerosas adaptaciones previas al cómic, realizadas por autores tan reconocidos como Francesco Biagini y Chris Roberson (“Elric: El equilibrio perdido” publicada en castellano por Panini Comics, en el año 2012), Roy Thomas y Barry Windsor-Smith (publicadas por Yermo Ediciones en dos volúmenes de la “Biblioteca Michael Moorcock”), P. Craig Russell y Neil Gaiman (“Elric: Portadora de Tormentas” publicada en castellano por Planeta DeAgostini), Walter Simonson (“Elric: La forja de un hechicero” también de la mano de Planeta DeAgostini, en el año 2007), Michael T. Gilber, Howard Chaykin, Mike ‘Hellboy’ Mignola, el ilustrador y portadista Brom, George Freeman, Jan Durseema o el pionero Jan Cawthorn, entre muchos otros, pero el mismo Michael Moorcock ha señalado, como se podía leer en el prólogo del primer álbum, que esta versión es la que más se ajusta a la visión que él tiene de su personaje. Y si en la segunda entrega el prólogo era de Alan Moore, el mejor guionista de cómics del mundo, el tercer prólogo es para Neil Gaiman, el maestro de Porchester, quién se rinde a Michael Moorcock, a las novelas de Elric, y nos recuerda la deuda impagable que tiene con ellas.

En “Elric: El Lobo Blanco” acompañaremos al Lobo Blanco en su vagabundeo por los Reinos Jóvenes, una vez ha bajado de un emblemático bajel. Sí, para los menos conocedores de la obra de Moorcock, esta historia empieza justo tras los hechos narrados en “Marinero de los mares del destino” (“The sailor on the seas of fate“), el tercer título de la saga de Elric de Melniboné publicado en 1976, que nos narraba como Elric se unía a la tripulación de un misterioso barco dirigido por un sombrio capitán ciego que viajaba a través de los mares del Multiverso y se enfrentaría junto a grandes guerreros de otros reinos y mundos, a otras encarnaciones del Campeón Eterno, contra dos brujos de gran poder. De hecho, en la segunda y tercera viñeta de la primera página podremos apreciar a Corum, Erekosë, Hawkmoon y el capitán.
El albino ha dejado atrás su reino y su trono, pero los hombres ya empiezan a temer su apodo y su pelo cano, y por encima del todo tiemblan ante el poder de su espada encantada, que arranca el alma de sus víctimas. Será su fama lo que le llevará, junto a su nuevo acompañante Smiorgan, hasta el reino de Jharkor, a la ciudad de Dhakos, dónde la heredera de los príncipes mercaderes solicitará ayuda al Lobo Blanco para rescatar a su amado. No, Elric no viaja por los Reinos Jóvenes en busca de princesas ricas a las que salvar del tedio, pero tras la petición de Vassliss hay la maldición de un antiguo rey hechicero de Melniboné… exiliado por amor, como él mismo. Es un motivo más que suficiente para embarcarse en un viaje cargado de peligros, engaños, traiciones y amor. Sí, amor. Recordando la cita de Gary Oldman en la joya del séptimo arte de Francis Ford CoppolaDrácula“: “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte…“.

El primer volumen ya lo apuntaba, el segundo lo afirmaba, pero este tercer volumen confirma que la adaptación que han llevado a cabo por los guionistas Julien Blondel y Jean-Luc Cano, y el dúo de dibujantes formada por Robin Recht y Julien Telo (Didier Poli, que había formado parte del equipo artístico en las dos primeras entregas se ha bajado del caballo en esta tercera) originalmente para Glénat con el título en francés “Elric: Le Loup blanc“, es brillante. Cuarenta y ocho páginas espléndidas, que se hacen cortas, repletas de aventuras, brujería, traición, épica y una espada negra.
Como ya afirmamos en “Elric: El Trono de Rubí” y “Elric: El Lobo Blanco“, el extenso equipo artístico encabezado Telo y Recht han conseguido llegar hasta el alma de los libros de Moorcock, y los lápices precisos y el entintado enérgico de los dos dibujantes, los diseños de Jean Bastide y Ronan Toulhoat y el color aguado de Bastide y su colaborador Luc Perdriset consiguen transmitir las sensaciones adecuadas, recogen todo lo que Moorcock quería transmitir en sus novelas, tras un largo proceso de concepción y de diseño (como se puede apreciar en los extras del álbum), demostrando que esta obra, de autores franceses y edición francesa, tiene mayor margen de desarrollo, más recorrido y más libertad creativa que las versiones anteriores de las aventuras de Elric de Melniboné, casi todas anglosajonas.
Y como siempre, la edición de Yermo Ediciones está a la altura de las expectativas, con un papel de calidad y algunos extras para dar lustre al álbum. Nada que poner en duda, salvo la curiosidad que nace al poner las tres entregas de la saga una junto a otra: un logo en dorado y dos en blanco, y el baile de los nombres de los autores acreditados.

No, Elric es no el protagonista de la saga, aunque lo parezca. Este desgraciado personaje que gobernaba con desgana una nación que había regido el mundo durante diez mil años y que ahora es un vagabundo en los Reinos Jóvenes es un simple títere al servicio de poderes mucho mayores, una cáscara de nuez a la deriva en los mares del destino, una pieza en el tablero de la guerra eterna entre el Orden y el Caos, y las novelas de Moorcock en realidad nos estan hablando de Stormbringer y de Mournblade. Sí, la saga de Elric de Melniboné es en realidad la historia de dos espadas con consciencia y voluntad propia, la Tormentosa y la Enlutada, de cómo fueron descubiertas y del papel que desempeñaron en el destino del mundo.

Ésta es la historia de Melniboné, la Isla del Dragón. Es una historia de tragedias, de monstruosas emociones y de elevadas ambiciones. Una historia de traiciones y altos ideales, de agonías y grandes placeres, de amores amargos y de dulces odios. Ésta es la historia de Elric de Melniboné, gran parte de la cual sólo recordaría el propio Elric en sus pesadillas. (de “Crónica de la Espada Negra“)

Elric: El Lobo Blanco
Guión: Julien Blondel y Jean-Luc Cano
Dibujo: Robin Recht y Julien Telo
Fecha Publicación: Abril de 2018
ISBN: 978-84-17085-40-7
Formato: 22,3×31,2cm. Cartoné. Color
Precio: 16,00 euros