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Película de superación y autorrealización muy todos los públicos, con unas “gotitas” de drama y comedia, de tono amable y familiar, con alguna reivindicación racial (sin ahondar en ello), centrada en los Williams, con las tenistas norteamericanas Venus y Serena como secundarias, pero con el foco puesto en su padre, Richard Williams, un tipo metódico, enemigo del desaliento, cabezón y obstinado, dispuesto a todo para encumbrar a sus hijas en el mundo del tenis. La actuación de Will Smith, incluso más que el propio tenis y sus hijas, lo llena todo y es el gran aliciente dejando al margen la narración basada en hechos reales. Con ella el actor ganó (a mi juicio merecidamente) un óscar al que ya había hechos guiños con “Ali” (2001) y “En busca de la felidad” (2006). La película es más o menos convencional, pero una de esas que se ve con agrado, quizás resulta un poquito larga, pero explica perfectamente lo que pretende enganchándote aunque no te guste este deporte porque te hace entender lo que se cuece más allá de la pista e incluso dentro de ella. Consiguió a parte de la a mejor actor, 5 nominaciones más en los Óscars (mejor película, actriz de reparto, guión original, montaje y canción).