****

Esta película británica fue la gran triunfadora de los Óscars de 2010 obteniendo los premios de Mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor actor protagonista tras doce nominaciones que se completaban con mejor actor de reparto, actriz de reparto, montaje, fotografía, banda sonora, diseño de producción, vestuario y sonido. Así planteado resulta casi inevitable una vez vista preguntarse cómo pudo conseguirlo porque no es una de esas películas que provocan entusiasmos unánimes entre todos los espectadores, pero hay varios datos a tener en cuenta: uno es la competencia que tenía y otro su capacidad para irte conquistando poco a poco, su carácter de película todos los públicos, de tono amable, centrada en una historia de superación con la que todo el mundo puede empatizar, elegante, bien construida en todo lo formal y también en los narrativo y con una acertadísima mezcla entre comedia y drama político. En cualquier caso por lo que es recordada es por el brillante duelo interpretativo entre dos actores en estado de gracia: Colin Firth y Geoffrey Rush, aunque no hay que olvidar que el elenco es destacadísimo. Tampoco está nada mal la recreación de época, que nos sitúa en la Inglaterra en 1936, tras la muerte del rey Jorge V y la escandalosa abdicación de su sucesor, Eduardo VIII para casarse con una divorciada. Con la Segunda Guerra Mundial en el horizonte asciende al trono Jorge VI, que debe asumir el liderazgo del país en un momento muy delicado y sufre problemas de tartamudez, por lo que es imprescindible un logopeda de métodos poco ortodoxos.