Aunque no es una gran película tiene la virtud de pasarse en un suspiro gracias a un desarrollo inquietante en todo momento en el que el espectador no puede evitar esperar la siguiente escena con interés. Podríamos decir que consigue a la perfección mantenerte en vilo y tensión en todo momento y como película de entretenimiento no se le puede pedir más.
 
 
***
Título original: The maze runner.
País: EEUU.
Género: Ciencia-ficción, suspense.
Reparto: Dylan O’Brien (Thomas), Thomas Brodie-Sangster (Newt), Kaya Scodelario (Teresa), Will Poulter (Gally), Aml Ameen (Alby), Blake Cooper (Chuck), Ki Hong Lee (Minho), Patricia Clarkson (ministra Ava Paige).
Guión: Noah Oppenheim, Grant Pierce Myers y T.S. Nowlin; basado en la novela de James Dashner.
Producción: Ellen Goldsmith-Vein, Lee Stollman, Wyck Godfrey y Marty Bowen. Música: John Paesano.
Fotografía: Enrique Chediak.
Montaje: Dan Zimmerman.
Diseño de producción: Marc Fisichella.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Estreno en España: 19 Septiembre 2014.
 
Recomendable para los chavales que quieran pasar un rato de evasión y para los amantes de la ciencia-ficción y la acción sin prejuicios de edad. Que la película esté pensada para un público mayoritariamente joven no excluye a nadie necesariamente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
Me sorprendió mucho esta película, la verdad. Arranca ya con una escena que te mantiene en vilo….un ascensor que sube, un chaval “acojonado” revolviéndose en esa “jaula” que conforma el mismo y arriba una puerta que se abre…..es así desde el minuto uno al último, siempre descolocado ante lo que está a punto de pasar. La película te mantiene en tensión, no dispones de información suficiente así que conforme avanza van surgiendo preguntas y la inquietud de no saber qué les va a pasar a los protagonistas. Ese suspense y la acción propiamente dicha la convierten en uno de los títulos más entretenidos y refrescantes del año (no lo esperaba en absoluto).
 
Está dirigida claramente para un público adolescente y juvenil, que a fin de cuentas es el que hace hoy en día que triunfen en taquilla ciertas sagas (sí, ésta también es una saga) y no voy a dar nombres para que nadie identifique esta película con ellas y cometa el error de prejuzgarla; pero la puede ver cualquiera con un mínimo de interés por el fantástico y la ciencia-ficción (también hay algo de suspense y terror). Eso sí, no sé si las continuaciones estarán a la altura, eso ya veremos. Me parece importante que siga su director, Wes Ball (creo que en la siguiente entrega seguro) porque ya tenemos de él buenas referencias con sus cortos “Ruin” (2012) y “A work in progress” (2002) y la forma en que resuelve las escenas es muy prometedora (muy bien ayudado por la banda sonora de John Paesano, todo hay que decirlo.
 
 
A mi juicio lo que hace muy recomendable este título es que logra lo que pretende que es entretenerte, sin más. No se anda con virguerías visuales, va al grano…suspense y acción y logra que el desarrollo se te pase en un suspiro.
 
Lógicamente se podría haber contado con mejores actores (a mi el prota no me termina de convencer y el que hace de malote que salía en “Las crónicas de Narnia” tampoco y no son los únicos), pero quizás es que mis expectativas eran tan reducidas que no pedía ya de entrada nada especialmente brillante a nivel interpretativo, así que me valen. Sí hecho de menos que ciertos momentos “dramáticos” me impactaran más, al menos pienso que deberían hacerlo, pero el buen rato que me hace pasar la película me hace dar por bueno no echar la lagrimilla o no emocionarme más….seguramente me arrepienta.
 
 
Me da la sensación mientras escribo la reseña que quizás mis impresiones están muy mediatizadas por el hecho de que no esperaba gran cosa. Asumiéndolo creo en cambio que quien se disponga a ver “El corredor del laberinto” como una simple película de evasión y entretenimiento no saldrá defraudado porque trepidante es un rato. Eso sí, supongo que para los chavales es muchísimo más apasionante y espero, por aquello de pasar otro buen rato, que la continuación no se pierda en un argumento inconsistente porque las puertas que van abriendo son arriesgadas.