“The Fearless Vampire Killers” es el título original en inglés de la hilarante película de terror del año 1967 del director Roman Polanski, persona non grata desde marzo de 1977 hasta hoy a causa de la violación a una menor de edad y su posterior fuga de los EE.UU. mientras estaba en libertad bajo fianza, a donde no ha regresado jamás. Dicho esto, y haciendo un esfuerzo por separar al hombre y su obra, es inevitable destacar su talento y su prolífica y excelente filmografía, y dedicar un recuerdo a la divertidísima “El baile de los vampiros” y a su bella protagonista, Sharon Tate.
“El baile de los vampiros” fue la primera película de Roman Polanski en color y su primera película para la industria de Hollywood tras una fructifera y galardonada carrera en Europa, con obras como “El cuchillo en el agua“, “Repulsión” o “Callejón sin salida“, y antes de su salto definitivo al estrellato que se consumaría poco después con “La semilla del diablo” o “Chinatown“. La película nos contaba como los vampiros se reunían para un baile de disfraces en el castillo de Transilvania del conde Von Krolock. A quien no se esperaba en el baile era al profesor Abronsius y Alfred, un experto en vampirismo al estilo de Van Helsing y su joven ayudante, torpe e ingenuo, que habían viajado hasta a Transilvania para confirmar las teorías del primero sobre la existencia de los vampiros y que se colaban en el castillo para intentar rescatar a Sara, la bella hija de un posadero de la que Alfred se había enamorado.
Protagonizada por Jack MacGowran, el mismo Roman Polanski, Alfie Bass, Jessie Robins y Sharon Tate, futura esposa del director que moriría trágicamente asesinada un par de años después por Charles Manson y su banda, “El baile de los vampiros” aprovechó la moda de las películas de vampiros que la legendaria productora de cine de terror Hammer Productions había popularizado a mediados de los años sesenta para ofrecer su propia versión, más humorística que terrorífica pero tan sensual como las de la productora británica. De hecho el baño de espuma de Sharon Tate en una tina es una de las imágenes más sensuales de la historia del cine y la convirtió de forma automática en una sex-symbol. Tan seductora estaba ella que, aunque no contaba con escenas explícitas, “El baile de los vampiros” sufrió más de veinte minutos de recorte por parte de la censura estadounidense. ¿El resultado? Fracasó en los Estados Unidos y fue todo un éxito en Europa.
Con gags memorables, mucho humor slapstick, diálogos desternillantes, una escenografía fantástica, personajes bien construidos y caracterizados, y una bellísima protagonista con destino trágico, este homenaje al género se ha convertido, con el paso del tiempo, en un clásico y una película de culto… pese a que Roman Polanski tenga una mancha negra en su alma que nunca podrá borrar.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…