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¡Qué bien quedan los dragones en el cine! Espectaculares, imponentes y aterradores, estas criaturas míticas lucen de maravilla en la pantalla grande. Quizás el Smaug de “El Señor de los Anillos” y Drogon, Viserion y Rhaegal  de “Juego de Tronos” los ha puesto de moda en los últimos años, pero su misterio y su magia tienen intrigados a los hombres desde hace siete mil años. Con apariencia de reptil y el cuerpo cubierto de escamas, con afiladas garras, grandes alas y capaces de escupir fuego a través de sus fauces cargadas de dientes afilados, el dragón es una criatura fantástica universal, que ha aparecido en mitologías de todas las culturas del mundo.
Una de las mejores películas con dragones, que no son muchas, es “Dragonheart“. Dirigida por Rob Cohen, y protagonizada por Dennis Quaid, David Thewlis, Pete Postlethwaite, Dina Meyer, Julie Christie, Jason Isaacs y Sean Connery poniendo la voz del dragón (en nuestro país se encargó de ello Paco Rabal), la película nos contaba como el joven y débil príncipe Einol es herido durante una batalla con la que pretendía derrocar a su cruel padre, el rey Freyne. Para poder salvarle de la muerte, su madre, la reina Aislinn lo lleva hasta Draco, un noble dragón que entrega una parte de su corazón al herido muchacho para curarlo. Agradecido con el dragón, el joven protector del príncipe, el caballero Bowen, promete saldar esa deuda en un futuro cercano. Nada más lejos de la realidad: el príncipe Einol resultará ser un rey tan despiadado y cruel como su padre, y el caballero Bowen está convencido que la causa de la maldad de su protegido anida en su corazón, el corazón del dragón.
Dragonheart” es una de las películas que dió el paso del mundo artesanal al mundo digital, sustituyendo los monstruos al estilo Ray Harryhausen por el CGI, siguiendo la senda abierta unos años antes por “Jurassic Park“. Siguiendo el esquema de una ‘buddy movie‘, en la que la pareja de policias tan distintos e incompatibles como efectivos por un caballero andante y un anciano dragón, “Dragonheart” mantiene la frescura y la ingenuidad de las mejores películas de fantasía de los años ochenta, como “Lady Halcón” o “La princesa prometida“, pero se queda un escalón por debajo. O dos. Pese a ello, es entretenida y fue, para su época, un espectáculo de efectos especiales merecedora de una nominación a los Oscar. Los resultados en taquilla fueron bastante buenos: costó unos 57 millones de dólares y recaudó más de 115.
Aunque muchos no lo sepan, “Dragonheart” tuvo dos secuelas: “Dragonheart 2: Un nuevo comienzo” en el año 2000 y “Dragonheart 3: La maldición del brujo” en el año 2015. Diría que ninguna de las dos se llegó a estrenar en cines, y que fueron productos para el mercado doméstico. Os recomendamos que no hagáis el más mínimo esfuerzo por encontrar ninguna de las dos. No merece la pena.
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