ECC Cómics recopila todo el material de “Divine Right: Las aventuras de Max Faraday” en un volumen integral que capturará a los amantes de la WildStorm de los años 90 y del arte de Jim Lee.

Divine Right: Las aventuras de Max Faraday
Edición original: Divine Right núms. 1/2-12 USA, Divine Intervention/Wildcats núm. 1 USA (one-shot), Divine Intervention/Gen13 núm. 1 USA (one-shot)
Fecha de edición: febrero de 2018
Guión: Scott Lobdell, Jim Lee, Andy Hartnell, Dominik Cabalo
Dibujo: Jim Lee, Carlos D´Anda, Richard Bennett
Tinta: Scott Williams
Color: David Baron, Wildstorm FX
Formato: 48 págs.
35,5€

Se mire por donde se mire, la vida de Max Faraday es bastante aburrida. El único rayo de luz en la monótona existencia del esforzado estudiante y repartidor de pizza a tiempo parcial es su novia Susanna Chaste… y eso que solo la conoce a través de internet. Pero el destino está a punto de cambiarlo todo. Un archivo descargado desde un ordenador hackeado del gobierno ha resultado ser algo más importante de lo que Max o sus irresponsables amigos podrían haber imaginado… y un grupo de personas muy peligrosas está dispuesto a matar para recuperarlo.

Por suerte para Max, su exposición a la llamada Ecuación de Creación le ha concedido poderes sobrehumanos casi ilimitados. Por desgracia, Max también ha enviado la Ecuación a una desprevenida Susanna, dibujándole, sin saberlo, una diana gigante en la espalda.

Ahora Max y un sorprendente grupo de aliados (incluidos John Lynch, Christie Blaze y Caitlin Fairchild) deberá descubrir los secretos que esconden sus asombrosos nuevos poderes a tiempo para salvar a Susanna. Pero aunque lo consigan… ¿serán capaces de salvarse a sí mismos (y a toda la realidad) de las corrosivas tentaciones del poder ilimitado?

Divine Right: Las aventuras de Max Faraday reúne en un solo volumen los 12 números de esta épica saga creada por el aclamado autor de cómics Jim Lee. Un completo y espectacular tomo que también contiene los especiales Divine Intervention: Gen13 y Divine Intervention: WildC.A.T.S, los prólogos Divine Right Preview y Divine Right 1/2, y una sección especial con diseños preliminares y bocetos de Lee.

Aún recuerdo, años atrás, leer declaraciones de Jim Lee en las que hablaba de cómo pretendía llevar la fantasía al universo de WildStorm, de cómo me emocioné al pensar que el dibujante más importante del momento iba a publicar Divine Right: Las aventuras de Max Faraday y de cómo todo ello iba a suponer una apuesta por un género que ya entonces me volvía loco: la fantasía. Así de inocentes éramos en los 90.

Porque a la hora de la verdad Divine Right: Las aventuras de Max Faraday resultó ser más una historia de ciencia-ficción mágica que una historia de fantasía. Teníamos a Operaciones Internacionales metiendo las narices por todas partes, a Gen 13, a las Coda y a un sinfín de personajes del Universo Wildstorm asomando por ahí. Pero el problema estaba en Max y compañía, para empezar la historia prescinde de cualquier ornamento, Max es contagiado con la Ecuación de la Vida mientras navega por Internet (normal, era cuestión de tiempo que pillásemos enfermedades de tanto usar el ordenador en los años 90) y aunque se supone que le otorgará poderes primero deben debutar los tipos “guais”, los que van a protegerlo de la fuerzas del Mal, con M mayúscula, que andan detrás de la Ecuación, eso sí, una vez presentados y demostradas sus habilidades toca ver a Max usando sus poderes aún sin entrenamiento. Y al número siguiente toca verle completamente chiflado asumiendo su papel de Mesías (sin explicación alguna) siendo adorado por decenas de seres que prácticamente han aparecido de la nada.

Por si eso no fuese poco Lee hizo que la historia de Divine Right: Las aventuras de Max Faraday fuese tan complicada, tan entrelazada con su mundo de WildStorm que es bastante complicado leerla y disfrutarla sin saber quién es Lynch, Caitlin, las Coda, O.I., etc, y eso es mucho que explicar para un tío que, sinceramente, no sabe escribir. El esqueleto argumental de Divine Right: Las aventuras de Max Faraday podría haber dado para mucho más, pero Lee no sabe cómo añadirle sustancia a la historia, de hecho no sabe ni siquiera cómo hacer un diálogo sin que este nos suene a cliché (cada diálogo típico que encontréis tomaos un chupito) o sin sonar como un absoluto machista. Max Faraday tiene más de 100 leyes que él se ha inventado, pero ninguna de ellas es para pedirle a su amigo del alma, Dev, que deje de faltarle al respeto a la hermana de Max, Jenn, que no sólo soporta la actitud de éste energúmeno, sino que estamos ante un guión tan mal escrita que acaba cayendo rendida a los pies de un bueno-para-nada-machista-salido (de verdad, es sonrojante).

Dejando el nulo desarrollo de personajes nos encontramos con el amor de Max: Susanna Chaste, aquí se repiten (bueno, se cometieron primero) los errores de Ready Player One (si habéis leído el libro o visto la película sabéis de qué hablo) y la verdad es que mejor no entrar en la creación del personaje porque nuevamente volveríamos al machismo demostrado por Lee así que hablemos de la historia que no hay por dónde cogerla y que si bien comienza con los pies en la tierra, con O.I. de por medio, se acaba complicando cosa mala y al final ni siquiera el propio dibujante-guionista sería capaz de resumirla. Es un horror que demuestra por qué la mayoría de dibujantes no deberían intentar guionizar, no todo el mundo es Alan Davis.

Gráficamente sí, aquí tenemos al Jim Lee que tanto molaba, aquí está la verdadera razón de la publicación de Divine Right: Las aventuras de Max Faraday, y es que ver al dibujante coreano en su salsa, con la tinta de Scott Williams y el color digital que tanto anima sus ilustraciones. Por desgracia hasta el propio Lee acabó harto de Divine Right: Las aventuras de Max Faraday y su trabajo tuvieron que acabarlo Carlos D´Anda y Richard Bennett, que no llegan al nivel de Lee, ni siquiera cuando éste está tan desganado como aquí.

ECC Cómics ha publicado todo el material existente, incluido un par de cruces con los Wildcats y Gen13, así como el número 0.5 (otro sueño de Max), y una buena cantidad de material extra.

En definitiva, Divine Right: Las aventuras de Max Faraday pudo haber sido una historia mucho más amena e interesante de lo que es, de haber contado con un guionista, si hubiese sido un buen guionista seguramente hubiésemos vuelto a saber de Max Faraday. No ha sido así, por algo será.