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No queríamos aterrizar aquí. No teníamos opción. ¿Cómo podemos irnos si tenéis nuestra nave?. No suponemos una amenaza. Sólo queremos irnos a casa.

A medio camino entre el falso documental y la gran superproducción de Hollywood, “District 9” es una película de ciencia-ficción producida por Peter Jackson, y dirigida por el debutante sudafricano Neill Blomkamp a partir de un guión del mismo Blomkamp y Terri Tatchell que, a su vez, estaba basado en uno de sus primeros cortometrajes: “Alive in Joburg”. Los acontecimientos narrados en la película, y en el corto, se inspiraban en unos hechos del año 1966, durante el Aparheid, cuando el Distrito 6 de Ciudad del Cabo fue declarado zona exclusiva de raza blanca y durante las décadas que siguieron más de sesenta mil personas fueron expulsadas del lugar y reubicadas.
Neill Blomkamp era un maestro de los efectos especiales (“Smallville” o “Stargate” constan en su extenso curriculum como diseñador digital de efectos visuales) y reconocido autor de cortometrajes (“Tetra Vaal“, “Tempbot” y “Yellow“) y anuncios (para Gatorade, Nike y Citroen) que llamó la atención de Hollywood, y de Peter Jackson en concreto.
Esta película, que contaba con un reparto de actores poco conocidos como Sharlto Copley, Jason Cope, David James, Mandla Gaduka, William Allen Young, Vanessa Haywood, Kenneth Nkosi y Devlin Brown, estaba ambientada en un ghetto extraterrestre con su particular estilo documental, un ‘mockumentary‘ cámara en mano, ‘cinéma vérité‘, hibridación de formatos y una clara influencia del 3D, nos contaba la coexistencia forzada de humanos y alienígenas en un mismo planeta Tierra, la difícil convivencia y la segregación de los segundos a barrios marginales, argumento parecido a “Alien Nación” que les surgió a Jackson y Blomkamp mientras buscaban ideas e inspiración para su fallida adaptación cinematográfica del videojuego “Halo“.
District 9” consiguió cuatro nominaciones a los Oscar del año 2010 (mejor película, mejores efectos visuales, mejor montaje y mejor guión adaptado) y recaudó más de 200 millones de dólares con un presupuestro de 30. Su mensaje es obvio (una crítica al apartheid de Sudáfrica), aunque Blomkamp va un poco más allá y también señala la xenofobia de los propios sudafricanos hacia los inmigrantes de países vecinos como Zimbawe, Lesotho o Mozambique.

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