Si la comedia romántica tiene un nombre no es ni Julia Roberts, ni Meg Ryan, ni Hugh Grant, ni Nora Ephron, sinó Richard Curtis, guionista de “Notting Hill“, “Love Actually“, “El diario de Bridget Jones” y “Cuatro bodas y un funeral“. Dicen que durante los noventa se estrenaron más de un centenar de comedias románticas, género que estuvo muy de moda en aquella década, y que casi todas resultaron rentables porqué eran económicas y el público las adoraba.
En 1994 la comedia romántica descubrió a su príncipe azul preferido (hasta que una prostituta, una felación y el asiento trasero de un coche echaron su imagen por los suelos), un adorable Hugh Grant que se coronó como el yerno favorito de las madres de todo el mundo, la estrella más glamurosa del cine británico, con una comedia románica de factura inglesa que se convirtió en la más querida y recordada de la década. Incluso llegó a ser nominada al Oscar a mejor película y mejor guion original, un logro poco frecuente para el género, y otorgó a Hugh Grant un Globo de Oro como mejor actor.
Dirigida por Mike Newell y protagonizada por Hugh Grant, Andie MacDowell, Kristin Scott Thomas, James Fleet, Simon Callow, Rowan Atkinson, John Hannah, David Bower y Charlotte Coleman, entre otros, “Cuatro bodas y un funeral” (“Four weddings and a funeral“) nos contaba como Charles y sus amigos, todos ellos solteros y sin compromiso, llegaban a una edad en la que casi todos sus conocidos se han casado. En una de las bodas, a la que el grupo ha sido invitado, Charles conoce a Carrie, una bella y misteriosa americana de la que se enamora a primera vista. Esa noche la pasan juntos, pero no vuelven a verse hasta la siguiente boda, en la que Carrie le presenta a su prometido. Ambos coincidirán en otras bodas, incluso en las suyas propias, ya que su indecisión les lleva a cometer acciones de las que luego se arrepienten.
Esta película simpática y divertida, sencilla y sin muchas pretensiones, que contaba con un presupuesto más bien escaso (cuentan que para la escena de la boda escocesa los extras se tuvieron que traer su propio vestuario de casa), se convirtió en un inesperado taquillazo (multiplicó su presupuesto de 6 millones hasta los 240 de recaudación) y dio la salida a un boom del género que mejor se identifica con los años noventa cinematográficos: la comedia romántica.
Curioso porque justo ahora ando enganchado a la trilogía de los Arquitectos... y en cuanto acabe con ella iré a…