The Karate Kid es una película, trilogía eventualmente (con un par de reboots de dudosa calidad) que sacudió a los jóvenes de los años 80 y que tuvo un grandísimo impacto en la sociedad, tanto estadounidense como internacional, y que convirtió a sus protagonistas, Pat Morita, William Zabka y Ralph Macchio, en grandes estrellas, especialmente el segundo, durante cierto tiempo. Pero el paso del tiempo fue desgastando a la franquicia y el reboot a cargo de Hilary Swank y Pat Morita no funcionó como se esperaba y mejor no vamos a hablar del enésimo intento de Will Smith de colocar a uno de sus hijos en películas que, cómo no, luego se hunden. Cobra Kai es la continuación de aquellas películas, 34 años después y con una gran predisposición al fan service (del bueno, no os podéis imaginar la cantidad de referencias que hay a las películas) y un desarrollo de los personajes que echa por tierra las típicas películas nostálgicas.
Pero todo eso estaba a punto de cambiar, una grupo de locos, Jon Hurwitz, Hayden Schlossberg y Josh Heald estuvo durante años intentando sacar adelante una continuación de The Karate Kid (a pesar de las 3 películas oficiales y de la secuela de Swank) en la que explorar mejor la rivalidad entre Daniel LaRusso y Johnny Lawrence, hasta que finalmente convencieron a los propietarios de los derechos, y decidieron que sería mucho mejor hacerlo en formato serie de TV. Convencieron a Youtube que dos años después tiró la toalla y dejó huérfana la producción.
Netflix estrenó hace unas pocas semanas las dos primeras temporadas de Cobra Kai que gracias a la plataforma de streaming ha logrado un éxito que no consiguió en Youtube desde 2018 (y es que Youtube es un cajón de sastre en el que cuesta demasiado encontrar los vídeos que buscas y su apuesta por las series de TV no acabó de gozar de una apuesta decidida y destacada en la plataforma de vídeos) y ha generado una gran expectación por el estreno de la 3ª temporada, y es que el final de las temporadas se las trae, con unos cliffhangers apasionantes.
Además Cobra Kai logra algo más allá de conseguir que nos sintamos identificados con Larusso y Lawrence (e incluso nos planteemos cambiar nuestras simpatías, y es que Zabka está magistral y su versión de la historia es realmente interesante), sino que cambia la visión maniquea de las películas de las 80 y se decanta claramente por una visión más actual y moderna: la vida en escala de grises. Hay pocas personas que sean absolutamente malos (aunque al final de la primera temporada veremos el regreso de uno de esos personajes) y la mayoría se mueven en escala de grises, con sus propios problemas, personajes completos, incluso los secundarios, y con unas motivaciones y problemas que les llevará a enfrentamientos. Cobra Kai no va sólo sobre la rivalidad, aún mantenida, entre sus dos protagonistas principales, va mucho más allá.
La nueva generación. Cobra Kai y Miyagi-do
Cobra Kai logra, además, algo que las películas anteriores no consiguieron: pasar el testigo a una nueva generación de jóvenes héroes en los que, francamente, no estaba interesado para nada, pero que te acaban conquistando y que te acaban mareando tanto, y tan bien, que realmente no sabes por quién decantarte, no sólo desde el lado romántico sino que cuesta mucho ver qué dojo tiene razón, qué shensei conquistará nuestra simpatía y… ¿sabéis qué? Olvidadlo, la respuesta es Zabka, el personaje más interesante y, por extensión, Miguel Diaz, que tiene un camino vital mucho más interesante que el de Robby Keene o la sosica Samantha LaRusso. ¿No estáis de acuerdo?
Pero lo bueno de Cobra Kai es que cada uno puede tener sus personajes favoritos, sus propias opiniones sobre cuál es el camino a seguir y, desde luego, sus propias apuestas sobre lo que sucederá en la tercera temporada, y es que el final de la segunda es realmente impactante y, como a mi, os dejará deseando que Netflix estrene la tercera temporada.
https://www.youtube.com/watch?v=qhlA2xP7sFE
Yo me quedé a falta de 2 libros, creo, así que en algún momento tendré que ponerme al día. No…