A estas alturas decir algo mínimamente original sobre Planetary viene a ser algo así como misión imposible, de qué sirve volver a hablar del excelente trabajo de recreación que Warren Ellis realiza sobre toda una época dorada de la ci-fi y fantasía de las últimas décadas, qué interés tiene hablar del sorprendente lavado de cara que Ellis le da a todos estos temas y de cómo aborda con genialidad la historia de forma que cada capítulo sea una pieza del puzzle que constituye Planetary. 

No tiene demasiado sentido hablar de eso porque la verdad es que cualquiera que lea Planetary sabrá apreciar la genialidad de esta obra sin ayudas. Y ese es precisamente uno de los grandes atractivos de esta obra, cualquier lector, cualquiera, puede acercarse a Planetary y disfrutarla sin necesidad alguna de conocer a los personajes, el universo en el que viven ni nada por el estilo. Planetary es, y eso es más que suficiente.

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Pero tampoco sería justo hablar de Planetary sin citar al otro 50% responsable del éxito de esta serie; John Cassaday, un artistas que ya deslumbró en sus inicios pero al que vemos evolucionar y asentar su estilo hiperrealista en Planetary, el principal defecto de la serie, su aperiodicidad, sirve para ver cómo ha evolucionado un Cassaday que incluso en estos primeros números demuestra que es uno de los pocos autores capaces de interpretar los guiones de Ellis y dotarlos de la solidez necesaria a la par que aportan y mejoran la obra. La química entre ambos autores es innegable y es una verdadera lástima que Planetary tan sólo transcurra a lo largo de 27 números.

Pero, ¿de qué va la serie?, bueno, eso nos lo responden, en parte claro, en el primer número. Planetary es una organización encargada de investigar los extraños sucesos del pasado, y del presente, con un no demasiado claro propósito. O al menos eso piensa Elijah Snow, el último fichaje del grupo de investigación de Planetary que, poco a poco, irá descubriendo todo lo que se oculta sobre esta misteriosa organización que le ha contratado.

El principal incentivo de esta serie está en ver cómo podemos disfrutar cada número independientemente del resto, pero a la vez ver cómo se va tejiendo una tela de araña que nos va a atrapar irremediablemente a los misterios que rodean Planetary.

Sobre la edición de Norma Editorial hay que reconocer que el formato cartoné utilizado para reeditar los números que ya en su día publicó Planeta de Agostini no es ni más ni menos que lo que este título se merece, si a esto le sumamos que el precio viene a estar bastante ajustado, que la edición es muy buena y que se incluye un capítulo inédito hasta la fecha… en fin, es una edición recomendable a más no poder.

Y es que Planetary lo tiene todo; una edición a la altura de la calidad que atesora sus guiones y dibujos, un precio razonable y entretenimiento a raudales.