A finales de los años 80 Katsuhiro Otomo se unió a su amigo y colega Takumi Nagayasu para dar forma a un proyecto que se iba a convertir en una obra maestra del manga: La Leyenda de Madre Sarah.

En 1988 Takumi Nagayasu viajó a los Estados Unidos junto con Katsuhiro Otomo para empezar a planificar La Leyenda de Madre Sarah que inicia su publicación en enero de 1990 en el número 4 de la Revista Shukan Young; el primer tomo recopilatorio apareció en octubre del mismo año, editado por Kodansha.

En España esta obra vio la luz seis años más tarde, de la mano de Norma Editorial, en su conocido formato prestigio. En principio se trataba de una serie limitada de seis números, que correspondían a los tres tomos editados hasta entonces en Japón. La acogida de la obra en nuestro país fue muy positiva, pues el nombre de Otomo había adquirido prestigio y reconocimiento con su aclamado Akira (que catapultó la fiebre del manga en Europa y América) muchos se acercaron a La Leyenda de Madre Sarah empujados por el grato sabor de boca de la historia de Tetsuo y Kaneda en Neo Tokyo.
En 1998 tres nuevos tomos en formato prestigio, numerados del 7 al 10 y correspondientes al cuarto y quinto de Kodansha, fueron publicados en España hasta el verano del mismo año. Y entonces, el silencio. Un largo silencio.
No fue hasta el año 2004 que en Japón se retomó la edición de la obra de Otomo y Nagayasu. Una vez más Kodansha, publicó los esperados tomos 6 y 7 de La Leyenda de Madre Sarah. La larga espera había terminado… en Japón. Hasta el año 2006, y de la mano de Norma Editorial, no se ha continuado con la edición en España. Con el correspondiente formato, y con papel satinado de alta calidad, el tomo número 11 aparecía en el mes de Abril. El 12 y último, en Junio. Ocho largos años después.

Los que han sido pacientes han tenido su recompensa: por fin llega el final de la aclamada obra de Otomo y Nagayasu. Más vale tarde que nunca.

Nagayasu puso el dibujo a uno de los guiones más impresionantes de Otomo, un canto a la maternidad en un entorno postapocalíptico y militarizado. Un homenaje al honor de los héroes frente a la moral corrupta y oscura, la lucha del solitario honesto contra quienes pretenden levantar un nuevo mundo sobre los cimientos inestables de su cuestionable egoísmo.

Una mujer, Sarah, se embarca en un viaje solitario y peligroso a través de un violento mundo devastado para encontrar a sus tres hijos desaparecidos, su vida, su pasado y su futuro. No hay leyes, no hay normas, ¿qué futuro le espera a la humanidad en un lugar como este? El amor de una madre, el coraje necesario para encontrar aquello que la mueve día tras día, el auto sacrificio por salvar la vida de los suyos,… Sarah ha estado buscando a sus desaparecidos hijos Satoko, Tumori y Harato, esperando encontrar en ellos la esperanza de un futuro mejor. Un entorno despiadado (Mad Max mon amour), una ambientación que nos ofrece un mundo yermo y devastado que debe ser reconstruido: sin duda una constante en la obra de Otomo, un argumento un tanto manido, desde la copiada y, tal vez, algo sobrevalorada Akira.
Años después, a medida que otros viajeros desafiaban el árido paisaje y a sus depredadores, yendo de una colonia polvorienta a otra, se dejaban escuchar historias sobre una mujer de gran fuerza, sabiduría y clarividencia. Y las historias se convirtieron en una leyenda…

El dibujo de Nagayasu, limpio y claro, sin muchas estridencias (bien podría ser el mismo Otomo quien dibujara, pues ambos estilos son muy similares) se amolda perfectamente a la historia desgarradora que nos quiere trasmitir Otomo. Un dibujo sin duda excepcional que se evidencia en varias sucesiones de viñetas, sin texto ni dialogo, que tienen una fuerza narrativa arrolladora. Un manga de gran calidad, tanto narrativa como visual.
Los personajes tienen carisma, y sobre todo son creíbles… crudamente creíbles. El mal se manifiesta de forma terriblemente real en los personajes que quieren imponer sus reglas en la reconstrucción del mundo: lascivia, envidia, odio, violencia, degradación,… y la bondad es un reducto de los perdedores y de los supervivientes abocados a la extinción. Sarah se convierte en un icono, un símbolo y en la protagonista principal de la aventura, algo que con Akira no sucedía pues Otomo descargaba el peso de la acción en distintos personajes a lo largo de toda la serie.