Bibliópolis ha publicado un nuevo volumen de su colección de novela histórica, "El Señor de la Guerra" de Henry Treece, título que os reseñamos a continuación. {mosimage}Antes de comenzar la reseña de "El Señor de la Guerra" tengo que explicar que lo que a mi me atrae del mito arturico es la simbología, la mitología y la magia que lo conforman, por este motivo quizás mi acercamiento a la novela de Henry Treece no haya sido el más adecuado precisamente.

La propia publicidad que Bibliópolis hace de este título ya habla de que el autor ha buscado ir a la esencia más realista posible del mito arturico, dejando de lado esos elementos que tanto me impresionaron e impactaron de niño (y que han continuado presentes en mi adolescencia y juventud actual) y, por lo tanto, mis expectativas ante este título ya comenzaban con mal pie: la novela no iba a darme lo que yo ansíaba.

Queda claro pues que "El Señor de la Guerra" no es un libro fantástico y que busca la total "realidad" y firmeza histórica (al menos dentro de lo posible teniendo en cuenta los convulsos tiempos que refleja). De todas formas, "El Señor de la Guerra" no me ha gustado, pero no por culpa de su escenario realista (aunque esto sin duda ha pesado bastante) sino porque Treece no logra en ningún momento que te sientas cercano a la figura de "Artos el Oso", supuesto espejo en el que posteriores escritores se basaron para crear a Arturo. De hecho lo convierte en un personaje bastante poco atractivo para el lector, corto de entendederas y, en fin, no es que le traicionen por bueno, es que le traicionan, según Treece, por tonto.

Creo que el autor comete el error de intentar humanizar en exceso a Arturo, tanto que se le va la mano y se va al otro extremo. Este personaje no es precisamente uno tan admirable como para que su figura perdure durante los siglos, no hay apenas épica, sus luchas y victorias no encandilan al lector y las traiciones que sufre… en fin, son tan previsibles y tontas que… ni sorprenden ni nada.

Otro problema es que la acción va excesivamente salteada, pasamos de una dedicación morbosa que pretende situarnos en el contexto de la Inglaterra ocupada para luego ver cómo el autor salta de un momento a otro según sus apetencias y gustos, ni siquiera los momentos "clave" están convenientemente tratados. El autor parece que se centra en algunos momentos bastante prescindibles o de poco interés, obviando otros mucho más interesantes o pasando por encima con apenas dedicación. Para colmo los saltos temporales son tan grandes que el lector pierde el contacto con Artos y su mundo.

Así que, en realidad, "El Señor de la Guerra" no deja de ser un libro que parece más abocetado que otra cosa, con ciertos momentos, tramas e ideas que podrían ser de más interés, pero que se quedan en eso, esbozos de lo que pudo ser. Es una lástima, porque la idea podría haber funcionado, pero no lo hace.

Sobre la edición de Bibliópolis poco más habría que decir, salvo que es excelente. Una pena que el contenido no acompañe.