A comienzos de año la editorial Blackie Books logró llamarme la atención sobre la saga Blackwater gracias a la promoción realizada a través de la web dedicada a versarnos las virtudes de una serie que alcanza su segunda entrega con El Dique, demostrando que en ocasiones las segundas partes son mejores que el original… y que es un crimen que hayan tenido que pasar 25 años para conocer la obra de Michael McDowell.

"Blackwater 2. El Dique" (Michael McDowell, Editorial Blackie Books)El Dique / Blackwater 2
Michael McDowell
ISBN: 9788419654915
262 páginas
Tapa blanda
Ed. Blackie Books
9.90 €

Descubre el segundo volumen de la saga Blackwater.

Una saga matriarcal. Mujeres poderosas que luchan por el dominio durante generaciones. Una atmosfera única para una lectura adictiva. Un retrato realista con toques sobrenaturales. Escritura magistral y visual en un ambicioso proyecto entre el pulp y HBO.

A pesar de la grandísima impresión que me causó La Riada he procurado dejar pasar unos (pocos) días antes de comenzar la lectura de El Dique porque era consciente de que, dada mi velocidad de lectura, era mejor tomarme con calma el primer (de muchos) disfrute de la lectura de Blackwater y es que con tan sólo una novela McDowell ya me tenía absolutamente conquistado.

Después de mostrarnos una sociedad matriarcal, con dos mujeres de carácter como son Mary-Love, la matriarca de los Carkey, y su nuera, Elinor, McDowell nos sorprende desvelando la cortina que ocultaba a Sister Caskey y demostrando que en Blackwater las mujeres son las que mueven los hilos y hacen orbitar la trama mientras los hombres, bueno, andan por ahí, procurando no meter la pata demasiado.

Es complicado hablar de El Dique sin destrozar la trama, así que vamos a centrarnos en esa sociedad matriarcal que tan bien funciona y tanto sentido tiene para una sociedad como la de Alabama a comienzos del siglo XIX, donde la mujer podía estar casi a la altura de la gente de color (es muy relevante el disgusto que logra en el lector el trato hacia las personas de color que refleja aquí McDowell y que logra, sencillamente, exponiendo los hechos) pero no las mujeres nobles, las cabezas de familia de esas grandes fortunas familiares del sur de Estados Unidos. Y es que, además de ofrecernos una historia sobre el desarrollo de un pueblo como Perdido McDowell teje un relato sobre la familia, el racismo, el machismo y tantos otros temas sociales que tan en boga estaban en 1983, cuando se publicó La Riada, y que tan en boga siguen en pleno 2024, cuando Blackwater por fin ha llegado a nuestras librerías.

Es realmente inquietante cómo McDowell es capaz de crear una sociedad tan estructurada, tan lógica y con un orden fundamental y cómo va logrando que sus personajes atenten contra ese orden social, unas veces para alivio del lector, otras para su “enojo” pero es más interesante aún que entremezcle todo eso con una temática sobrenatural que, francamente, da muy mal rollo y es que hay momentos de ternura y pocas páginas después McDowell nos atiza con una escena de una crueldad infinita por parte de un personaje al que humaniza a pesar de su monstruosa naturaleza.

El Dique es, posiblemente, el mejor libro de McDowell que he leído, lo cual no es difícil porque es el segundo libro que leo del escrito de Alabama, pero deja clara constancia de un autor que es prácticamente un desconocido para el lector español y que, desde hace unos meses, se ha convertido en un boom literario en países europeos como Italia y Francia donde ha vendido millones de ejemplares… 25 años después de su temprana muerte. Os recomiendo leer este artículo donde conoceréis muchísimo mejor la vida y obra de McDowell y donde, seguro, se os despertarán las ganas de leer Blackwater y también cualquier otro libro escrito por él.

Felicito de nuevo a editorial Blackie Books por apostar por una edición tan cómoda y manejable, un formato que viene heredado de los propios deseos de McDowell y es que era un enamorado del formato folletinesco y económico.

En definitiva, El Dique eleva aún más las expectativas que me despertó La Riada y también me incita a buscar nuevas obras firmadas por McDowell con la fundada esperanza de que Blackwater no sea lo único que leamos de este prodigioso escritor.