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Antes del “¡Que empiecen los Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre!” del primer volumen de la trilogía de “Los juegos del hambre” de la escritora norteamericana Suzanne Collins, pero después del ‘¡Sólo puede quedar uno!‘ de la película “Los Inmortales” de Russell Mulcahy del año 1986, las literatura japonesa, esa gran desconocida, nos ofreció un relato tan sórdido y cruel como “Battle Royale” de Koushun Takami. Polémica, controvertida y premiada, la novela de Koushun Takami es un clásico de la literatura contemporánea, una novela de culto de un escritor que debutaba con esta obra. Con su publicación en Japón, en el año 1999 por la editorial Ohta Publishing, se convirtió inmediatamente en un bestseller (ha vendido más de 30 millones de ejemplares) y en todo un fenómeno: se adaptó al cómic en un manga de quince volúmenes por Masayuki Taguchi y se convirtió en película el año 2000 de la mano de Kinji Fukasaku, prolífico director al que se le ha considerado el Sam Peckinpah nipón y renovador del cine de yakuzas.

La película “Battle Royale“, protagonizada por Tatsuya Fujiwara, Aki Maeda, Taro Yamamoto, Masanobu Ando, Kou Shibasaki y el carismático Takeshi ‘Beat’ Kitano, nos trasladaba hasta un futuro distópico, un Japón al borde del colapso, con altísimos índices de paro y violencia en la calle y los colegios. Ante esta situación el gobierno toma medidas severas para combatir esos problemas. Una de ellas consiste en escoger por sorteo a una clase de una escuela cualquiera, conducirla a una isla desierta y someterla a un cruel juego de supervivencia: durante tres días van a enfrentarse entre ellos. Y solo puede sobrevivir uno.

El juego es sencillo: todos los jugadores reciben una mochila que contiene víveres, una brújula, un mapa y un arma al azar (un cuchillo, una pistola, una ametralladora,… o un simple tenedor), y deberán asesinarse entre ellos en tres días, porque sólo uno podrá sobrevivir y retomar su vida. Para garantizar su participación en el juego todos llevan en el cuello un collar explosivo.

Desde su primera edición, “Battle Royale” ha sido una novela polémica, pues estuvo prohibida en los EE.UU. durante un tiempo y fue rechazada por la organización del galardón Japan Grand Prix Horror Novel a causa de su controvertido contenido. Es violenta, cierto, sangrienta y cruel, también es cierto, pero es tan entretenida como un episodio de “Humor Amarillo“, de lectura rápida y ágil, y aunque pueda considerarse hasta morboso, tiene un punto de humor negro y de diversión propia de, por ejemplo, el cine de Quentin Tarantino o las novelas de Chuck Palahniuk.

La película de Kinji Fukasaku consigue ser fiel al perverso juego ideado por Koushun Takami, aunque deja bastante al margen las disquisiciones filosóficas sobre los límites entre el bien y el mal y la legitimidad de la desobediencia civil como método de protesta contra los abusos del poder, o análisis políticos sobre los sistemas de gobierno más eficientes, las limitaciones morales de las dictaduras o los políticos que engañan al pueblo… y nos deja directamente en el terreno de juego mortal, para centrar su atención en la violencia pura y visceral, la de los videojuegos, el manga y el anime, que los 42 estudiantes del instituto Shiroiwa van a vivir en su propia piel.

Sí, no os dejéis engañar: “Battle Royale” es todo lo que le gustaría haber sido a “Los Juegos del Hambre“, que es una copia mala.

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