Soy un enamorado de Guillem March desde hace muchos años. Recuerdo las portadas para la revista “Dolmen” y ese “Sofía, Ana y Victoria” que publicó hace casi veinte años Diábolo Ediciones. El mallorquín ha dibujado y escrito para algunas de las editoriales más reconocidas de la industria y del mainstream americano, y también ha trabajado en numerosos proyectos personales con mucha libertad. Su versatilidad como autor completo no es ninguna novedad, y su “Batman: Pigmalión” es una demostración de su gran talento en todas las facetas creativas que tiene un cómic.

Malherido y amnésico, Batman termina en el humilde piso de una madre soltera que vive con su hija. Las dos son admiradoras del héroe de Gotham City, pero este no recuerda nada en absoluto sobre su identidad ni sobre la aventura que lo ha dejado en esta situación. A medida que Bruce vuelve a ponerse en forma, la intervención de la policía local le reserva una buena sorpresa que le complicará aún más la vida.

Batman: Pigmalión” de Guillem March, publicada originalmente en los números 6 a 8 de “Batman: The Brave and the Bold” por DC Comics, es una nueva incursión del artista mallorquín en el universo del Caballero Oscuro. Una historia compleja, que es mucho más de lo que parece y que guarda una sorpresa, inesperada y que deja al lector descolocado, en su tramo final. Pero es que, claro, Batman y la ciudad de Gotham City no esconden ningún secreto para Guillem tras su paso por las colecciones de “Musas de Gotham“, “Joker”, “Red Robin”, “Batman y Robin”, “Garra” o “Catwoman”, entre otros muchos títulos. A estas alturas conoce cada esquina y cada callejón de la ciudad gótica y los secretos y debilidades de sus habitantes, de manera que su historia acerca de un Bruce Wayne (?) amnésico que termina acogido por una madre soltera y su hija. Es la pequeña Auror la que se encargará de que, aunque el hombre disfrazado de murciélago que llegó herido al balcón de su casa no tenga memoria, el héroe no renuncie a su pasado y recupere su lugar como defensor de Gotham City. Observado desde lejos por Catwoman, el protagonista va recuperando poco a poco la memoria, aunque sus recuerdos como Bruce Wayne son confusos y no terminan de encajar, hasta que un encuentro con el comisario James Gordon desvelará la inesperada verdad.

Tras finalizar la lectura de la excelente “Batman: Pigmalión” de Guillem March, de lo mejor que he leído del Hombre Murciélago en los últimos años, he querido indagar un poco sobre el título escogido por el autor para esta miniserie, pues el concepto ‘Pigmalión‘ da para varias interpretaciones diferentes.

La versión más clásica es la que aparece en “Las metamorfosis” de Ovidio, donde nos presenta al rey Pigmalión de Chipre que se enamora de la escultura que él mismo había esculpido, y a la que la diosa Afrodita dio vida. En este caso el ‘Pigmalión‘ se refiere al artista enamorado de su propia obra. A principios del siglo XX tenemos la obra de teatro “Pigmalion” de George Bernard Shaw, en la que la humilde vendedora de flores Eliza Doolittle es adiestrada por un profesor de fonética, Henry Higgins, quien le enseña a perfeccionar su acento y a comportarse en sociedad como una dama. Hay numerosas adaptaciones cinematográficas de esta obra de teatro, y seguramente “My Fair Lady” es la más popular de todas ellas. En este caso, el ‘Pigmalión‘ es el tutor, el maestro que da forma a una alumna. Y finalmente, en el mundo de la psicología, se ha identificado el llamado efecto Pigmalión, según el cual las expectativas que los demás tengan hacia nosotros puede condicionar nuestro éxito o fracaso, independientemente de nuestra capacidad para alcanzar nuestros objetivos. Este fenómeno, que ha tenido aplicaciones prácticas en muchos ámbitos, demuestra que cuando alguien nos alienta, nos motiva y cree en nosotros, damos más del 100% de nuestras posibilidades.

¿Y a cuál de estos Pigmalión se refiere Guillem March en su obra? Pues seguramente a los tres, aunque no hemos tenido ocasión de hablar con su autor ni de leer ningún artículo donde profundice en el sentido de su propuesta. En nuestra opinión, en “Batman: Pigmalión” tenemos a un hombre amnésico que es mejor persona asumiendo la identidad del vigilante nocturno enmascarado de Gotham City. A un tipo que, siguiendo los consejos de una niña que adora a Batman y le tutela, se descubre a sí mismo como el héroe que necesita la ciudad. A un hombre que se convierte en el símbolo, aunque ni siquiera recuerda su pasado.

En definitiva, “Batman: Pigmalión” es, sobretodo, una historia con un anzuelo que el autor le cuela al lector desde la primera página y que éste, ignorante, sigue a pies juntillas hasta que pica y cae en la trampa. Una jugada genial de Guillem March a la que me niego a llamar tramposa sinó una genialidad, pues fluye con naturalidad y es el lector quien, en su ingenuidad, rellena los huecos con lo que piensa que corresponde. El dibujo, por supuesto, está a la altura del guión. No debería sorprender a los seguidores habituales de este artista autodidacta que ha demostrado versatilidad, capacidad de adaptación y un estilo muy reconocible independientemente del género en el que ande metido.

El tomo también incluye un relato breve de relleno, “Young Monsters in Love“, protagonizada por Deadman durante un día de San Valentín, que dibuja Guillem March pero está escrito por Paul Dini.

Batman: Pigmalión
Autor: Guillem March
Edición original: “Batman: The Brave and the Bold #6-8” y “Young Monsters in Love”
Fecha de publicación: Julio de 2024
ISBN: 978-84-10203-61-7
Formato: Cartoné. Color.
Páginas: 80
Precio: 16,50 euros