Octavo volumen de la colección Marvel Gold de Panini Cómics en la que se recupera el material de El Asombroso Spiderman. Bajo el subtítulo de Escaramuza bajo las calles se nos presenta la etapa de Len Wein y Ross Andru en un único volumen realmente recomendable.
El Asombroso Spiderman 8: Escaramuza bajo las calles (Marvel Gold)
Edición original: The Amazing Spider-Man 151-181, Annual 10 y 11 y Nova 12 USA
Guión: Len Wein
Dibujo: Ross Andru, varios artistas
Color: A color
Formato: Libro cartoné, 696 págs. a color.
39,95€
La etapa completa de Len Wein como guionista de El Asombroso Spiderman. La resurrección del Doctor Octopus y Cabeza de Martillo, la vuelta del Spider-Móvil, el nacimiento de un nuevo Duende Verde, y mucho más, en una etapa a reivindicar.
Me reencuentro, años después, con los Marvel Gold de Panini Cómics destinados a recopilar y recuperar todos los números de El Asombroso Spiderman (algún día me pondré al día, sólo me faltan 6 tomos…) y me reincorporo a la serie justo cuando comienza la etapa de Len Wein que, irónicamente, se inicia poniendo punto y final a la historia del clon… o al menos eso pensó Wein que consideró que incinerar el cadáver le daría una solución definitiva al tema… a pesar de que aprovechó la ocasión de alargar la historia con fotos de Spiderman con el cuerpo del clon logrando, seguramente, que así la historia permaneciese más en la memoria de los lectores.
Naturalmente eso fue debido a que explotó a Jonnah J. Jameson en su versión de archienemigo de Spiderman mientras, entre otras cosas, iba preparando el regreso del Duende Verde que coincide con la reaparición de Harry Osborn, que inicia un idilio con Liz Allen mientras Peter consolida su relación con Mary Jane (su único y verdadero amor por mucho que a Joe Quesada y demás mandamases no les guste) a pesar de que la retraten un poco… “inconstante”, por no llamarla directamente chalada.
El regreso de Harry y del Duende Verde no fue la única apuesta por el pasado de Len Wein en El Asombroso Spiderman y es que también recuperó al Doctor Octopus en una medida reaparición que se fue dosificando poco a poco (y que fue homenajeada en el regreso del clon décadas después, consciente o inconcientemente), la del coche arácnido (spidercoche), mientras por la serie desfilaban conocidos como el Hombre Ígneo, el Castigador, Cabeza martillo, el Lagarto, Kingpin, Conmocionador… la verdad es que Wein tiró de la galería de villanos más clásicos de Spiderman y lo hizo con un gran acierto… el que no tuvo cuando intentó incorporar a nuevos villanos como La Mosca, Corredor cohete (al que le tengo mucho cariño porque es la primera historia de Spiderman a color que recuerdo haber leído y tenido pero que como personaje es un poco… ridículo), Stregon, Fuego fatuo… don nadies que quedaron en el pasado del Trepamuros.
En conjunto hay que reconocer que la etapa de Len Wein fue muy dulce, manteniendo el delicado equilibrio entre el conflicto de la vida personal de Peter Parker, con una tía May a la que sinceramente deberían encerrar en un centro psiquiátrico por lo visto en este volumen (parece que le cogió gusto a sacudir a la policía con pancartas, motivo por el que será detenida, para diversión de Peter y, supuestamente del lector, que tiene que ver como la pobre May chochea en exceso) y con una Mary Jane que oscila entre novia celosa y, con perdón, la peor novia del mundo, demostrando que el recuerdo de Gwen Stacy fuerza a los guionistas a no tomarse demasiado en serio a la pelirroja, el verdadero amor de Peter.
A esto se le suma que la vida de Spiderman no está siendo demasiado fácil, con pocas victorias de las que enorgullecerse y que lucha día a día por mejorar mientras se crea más enemigos que interfieren en su vida personal de mil y una maneras. Vamos, la fórmula del éxito de Spiderman.
Para dibujar prácticamente toda la etapa de Lein Wein tenemos a un Ross Andru que nunca ha sido muy bien valorado y que, después de disfrutar de toda esta etapa, debo reconocer que se merece un mayor reconocimiento. No sólo por convertirse en un fiel representante de la ciudad de Nueva York (gracias a sus dibujos la ciudad no parecería tan extraña a todo aquel lector de El Asombroso Spiderman que la visitase en la época), sino también por la composición de las páginas, la agilidad y movilidad que desprenden sus personajes, la expresividad y narrativa, y su capacidad de dibujar CUALQUIER cosa con realismo. Sinceramente, le da sopas con honda a cualquier estrellita de dibujante de medio pelo de los que vemos hoy en día que apenas son capaces de entregar de 8 a 9 tebeos al año.
Por cierto, me encanta la edición de El Asombroso Spiderman que ha hecho Panini Cómics, repleta de artículos y textos introductorios, con un papel de calidad que, sorprendentemente no es tan pesado como debería, y con una extensa galería de portadas. Impecable recuperación de material clásico.
En definitiva, El Asombroso Spiderman: Escamuza en las calles es una delicia para los fans de Spiderman que gozó de una más que digna etapa de la mano de dos grandes como son Len Wein y Ross Andru.
Pues yo la disfruté, no me pareció tan absurda porque, bueno, ya se veía que algo raro iba a pasar.…