Esta película de Mark Pellington no estaría en ninguna lista de películas destacadas del año 1999, ni de los thrillers más interesantes de la historia del cine si no fuese por su final, sorprendente e inesperado, que deja con la boca abierta al espectador incauto. El guión de Ehren Kruger es, de largo, lo mejor de esta película protagonizada por Jeff Bridges, Tim Robbins y Joan Cusack.