Cuando Dolmen Editorial comenzó a preparar su proyecto para la Línea Z publicó "Naturaleza Muerta", de Víctor Conde, fuera de la línea al considerarlo un libro distinto a lo que el público esperaba que, seguramente, fuese un nuevo "Apocalipsis Z", una lectura más ligera. "Naturaleza Muerta" es una lectura más adulta, más dura, un libro de zombies… y de terror apocalíptico.
http://www.via-news.es/images/stories/libros/dolmen/zombies/naturaleza-muerta.jpgNATURALEZA MUERTA
Autor: Victor Conde
Novela
15x21cms
Tapa blanda con solapas
312 páginas
Precio: 15.95 €
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{xtypo_quote} Naturaleza muerta" nos presenta un mundo devastado por una catástrofe de proporciones bíblicas. Siete supervivientes en un tren hacia ninguna parte. Siete personas heterogéneas, distintas, asustadas, cada una con su propio secreto inconfesable. Por las calles de todas las ciudades del mundo caminan legiones de muertos vivientes, devorando cada ápice de carne viva que cae en sus manos. Y todos ellos buscan algo. ¿Pero qué? ¿Qué ha causado tal catástrofe? ¿Por qué sólo han sobrevivido siete personas, y a dónde las lleva ese tren? La respuesta a estas preguntas podría ser algo extremo y aterrador, algo para lo que ninguno de ellos está preparado. Una historia macabra de supervivencia, amor y odio en un mundo donde la especie humana encara su extinción. Donde las últimas personas vivas tendrán que enfrentarse no sólo a su futuro, sino a su propio secreto inconfesable, a su propio pasado oscuro." {/xtypo_quote}
Víctor Conde ha querido hacer algo distinto con este libro, algo que se nota ya en su comienzo al darle voz a un personaje desequilibrado, el paciente de un centro siquiátrico que, desde su primera página, sirve para hacernos ver que no estamos ante el típico libro de zombies en los que los supervivientes buscan acabar con los muertos vivientes, encontrar la seguridad, etc. Naturaleza Muerta bucea en las raíces de los siete personajes, en sus propias almas, para mostrarnos sus miedos, pesadillas, deseos y anhelos… aunque, dado el tono del libro… más bien hablamos de sus pesadillas y deseos.

Como indica el resumen, estamos ante un viaje en el que siete supervivientes, algunos con sus oscuros pasados y secretos, acaban uniéndose en un misterioso y escalofriante viaje en un terrorífico tren… Sumergidos en un Apocalipsis de proporciones bíblicas iremos conociendo, poco a poco, a cada uno de los viajeros a través de una serie de flashbacks, como mínimo intrigantes y escalofriantes que, sumados, componen el puzzle que es Naturaleza Muerta y que nos permiten ver las conexiones entre algunos de los personajes.

Que nadie se llame a engaños, como ya hemos comentado este no es un libro de lectura ligera. Es un libro duro,  tanto por el destino que afronta la raza humana, como por las descripciones de la barbarie de los zombies… y de los humanos (especialmente duras resultan algunas narraciones sexuales o la historia relativa a Bastián). El autor parece querer dejarnos claro que absolutamente nadie sale indemne de un Apocalipsis, la lucha por la supervivencia afecta a todos, y más viendo que los muertos se alzan y buscan consumirte. Esto es algo que Víctor Conde ha entendido muy bien y que nos muestra, por no decir “restriega”, a cada página de su libro, la barbarie a la que se ven sometidos los supervivientes les afecta, pero los acontecimientos que se narran en el libro, los que han de afrontar, son los que acaban por llevarles más allá del límite y, en algunos casos, de la propia cordura.

Por cierto, es muy interesante la subtrama de la estación espacial internacional, un as en la manga que oculta una sorpresa envuelta en siglas y que no acaba de resultar del todo convincente como McGuffin.

Mención aparte merece el tema subyacente en todo el libro: el Apocalipsis cristiano, algo que sirve para dotar al libro de mayor entidad y que, personalmente, me ha gustado porque entiendo que aporta un algo más al género, al menos a las novelas que hemos estado leyendo hasta ahora de las cuales tan sólo, quizás, El Alzamiento de Brian Keene se aproxime en algo (y recordemos que, en España, se publicó meses después que Naturaleza Muerta) a este punto de vista. Aún así, y para mi, la novela no indaga tanto como me hubiese gustado en la mitología apocalíptica cristiana, más centrado en los entresijos mentales de los personajes, una lástima, aunque con suerte quizás tendremos una continuación del libro que cierre los cabos sueltos que Víctor nos deja.

En cuanto a la edición, bueno, el libro sigue a rajatabla las mismas circunstancias de los libros de la Línea Z, tanto es así que si en Dolmen dijesen que Naturaleza Muerta está dentro de la Línea Z… nadie se sorprendería. En términos de calidad, es, como en todos los libros de zombies de Dolmen, muy buena, contando incluso con la consabida portada de Alejandro Colucci. Vamos, que quizás en sus comienzos no se dijo que pertenecía a la Línea Z per se, pero ahora se puede afirmar, con orgullo, que el ganador del Premio Minotauro ha publicado una novela zombie para Dolmen.

En definitiva, estamos ante un libro, en cierto modo, rompedor con el género, que va un par de pasos más allá que el resto y que añade elementos del terror psicológico que podrían recordarnos al propio Stephen King. Un buen libro, pero, tened cuidado porque es un libro para paladares que sepan encajar el terror crudo y los retortijones mentales de sus personajes.